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No lo conoces, pero RaceRoom es un juego de carreras a tener muy en cuenta

El simulador free-to-play nacido de las cenizas de Simbin.

Ese sonido, si alguna vez lo has escuchado, es suficiente como para hacer que salgas corriendo. El atronador tamborileo que acompaña al SLS AMG GT parece sacado de los infernales cielos de la segunda guerra mundial, aunque si ignoras ese instinto de supervivencia lo siguiente que notarás es una sonrisa en tu cara. Las carreras de coches - cuando el metal, la goma y cristal pasan a toda velocidad por delante tuyo - son sobre todo vista, olor y, quizás por encima de todo, sonido.

La emulación del gutural latido del motor V8 de 6.2 libros que esconde en su interior el SLS AMG GT de RaceRoom, el proyecto para PC que inició Simbin hace un par de años, te recuerda que el estudio sueco siempre supo captar eso, desde GTR a GTR2 pasando por el excelente Race Pro: el martilleo de los pistones, el chirrido de la transmisión y la violencia de la cabina. Todos esos eran elementos vitales en las simulaciones de Simbin.

En RaceRoom, que ha superado su banal nombre y problemático lanzamiento para convertirse en uno de los mejores simuladores disponibles en PC, hay destellos de lo mejor de Simbin. La accesibilidad, por ejemplo, y la forma en que resulta tan satisfactorio jugarlo en un pad barato o en un caro volante con pedales, con un excelente manejo en ambos. Y menudo manejo, que abarca diferentes tipos de coches: desde DTM hasta sus primos WTCC, que tienen el entusiasmo de los karts.

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También están los coches GT - las verdaderas estrellas de la función - que son tan divertidos de conducir como sus equivalentes en GTR. La licencia ADAC GT Masters ha ayudado mucho en ello - está toda su variedad, excepto Lamborghinis y Porsches por restricciones y exclusividades - cada uno con su particular carácter. Tienes el peso y rugido del SLS AMG GT, el resbaladizo Audi R8 con su motor V10 o la salvaje pureza del Ford GT.

Es en gran parte un regreso a GTR 3 excepto en el nombre, la verdad, una vuelta a los orígenes de lo que Simbin hacía mejor y por qué GTR y sus precuelas siguen siendo reverenciadas después de todos estos años por los fans. Pero hay un detalle a tener en cuenta: Simbin ya no existe, porque el estudio cerró sus puertas a principios de este verano. ¿Qué pasó exactamente con uno de los nombres más importantes dentro del desarrollo de juegos de carreras?

"Bueno, entró en bancarrota", explica con honestidad Christopher Speed, un veterano de Bizarre Creations nacido en Liverpool que trabajaba en el estudio sueco. "Es todo cuanto puedo decir".

Hay mucho más que eso, obviamente. Tras el lanzamiento de Race Pro en 2009, Simbin perdió el rumbo, lanzándose a realizar proyectos free-to-play sin demasiado éxito. RaceRoom era la mayor apuesta del estudio, un gran hub central para diferentes disciplinas del motor enlazadas con servicios de comunidad. El único problema fue que, en el lanzamiento y los meses posteriores, no era demasiado bueno.

"Fracasó principalmente por sus características", explica Speed. "Probablemente lo publicamos doce meses demasiado pronto, y eso fue un error, desde luego. Como estudio de desarrollo siempre estamos al límite con nosotros mismos. Y eso es duro cuando tienes un producto ya en el mercado. Cuando lanzas algo, las características estándar están ahí - tienes el modo individual y el multijugador - y eso falló el primer día. Puedes apuntar con el dedo a eso, al lanzamiento del juego en ese momento".

Hace doce meses RaceRoom era un juego extraño. La interfaz era un desastre, ocultando contenido que estaba ahí, y cuando estabas en el circuito era aún más raro. Grandes y coloristas marcas flotaban sobre la pista, y los coches no tenían una respuesta palpable. Bajo todo eso había una buena simulación, pero en su búsqueda por la accesibilidad Simbin había destrozado su propio trabajo.

"Queríamos apelar al mercado masivo, pero fracasamos miserablemente", explica Speed. "Nos olvidamos de lo que era importante para Simbin, que es su comunidad de jugadores hardcore de juegos de carreras".

Las cosas han mejorado, pero con un gran coste. Simbin cerró y de sus cenizas nació Sector3, un equipo de trece personas liderado por Speed que ha sacado RaceRoom adelante, y que actualmente se está trasladando de la provincial Lidköping a una ciudad más grande, Skövde. El progreso que han hecho hasta ahora con RaceRoom ha sido fantástico - han eliminado las marcas en las curvas, ha vuelto el force feedback y, por fin, el juego está a la altura de su potencial.

"Lo que ves en Sector3 ahora mismo es lo que esperábamos ver en Simbin", nos cuenta Speed. "El juego en este momento, funciona muy bien para Sector 3, las ventas son realmente buenas y los socios ahora desean invertir dinero. Buena parte de eso es gracias al duro trabajo que se hizo en Simbin. En Sector3 simplemente hemos recogido el testigo y nos hemos reestructurado y reorganizado".

Hay mucho más en camino, además. La experiencia DTM que debutó el año pasado se está actualizando con los coches y el calendario de 2014, y ahora que se han arreglado tantas cosas en RaceRoom podemos estar ante el juego con licencia que hemos deseado durante tanto tiempo, desde la muerte de la saga TOCA de Codemasters. Los coches y circuitos ADAC han llegado hace poco, y son un prólogo para la GT Masters Experience que llegará inminentemente junto con un campeonato individual que lo une todo.

Lo cual nos lleva, por supuesto, a GTR 3, aquel proyecto que dejó entrever Simbin en 2011 antes de que reinara el silencio más absoluto. ¿Qué posibilidades hay de volver al juego que ayudó a forjar la reputación del estudio? "Legalmente no puedo decir demasiado", explica decepcionado Speed. "Todo lo que diré es que queremos que haya un GTR 3, igual que vosotros. Tomamos la decisión de hacerlo multiplataforma, y tomamos la decisión de asociarnos a otro estudio británico para conseguirlo, pero no cumplieron".

Los detalles sobre lo que ocurrió con GTR 3 siguen cerrados a cal y canto, y es una pena que el proyecto aparentemente esté muerto, igual que es una pena que ya no exista Simbin, aunque al menos hay una consecuencia positiva de todo ello. En la robusta conducción de RaceRoom y en su meticulosa autenticidad y atención al detalle sobrevive el espíritu de GTR y SimBin, y Sector 3 está determinada a que florezca de una forma que parecía imposible en los últimos años.

"Esta compañía tiene buena parte de la filosofía de Simbin", dice Speed. "Somos gente que nos sentamos con simuladores durante ocho horas al día, con nuestro casco o nuestros guantes. Es inspirador: esta gente está comprometida al 110% con este género. Nunca he visto algo como esto, y con un equipo así creo que vamos a conseguirlo. Sector 3 está construyéndose con el legado de Simbin, y vamos a llevarlo un paso más allá, de eso no tengáis ninguna duda".

Traducción por Josep Maria Sempere.

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