RAGE
Las primeras tres horas.
La estructura del juego estructura, en cambio, sí define la experiencia. Como decía, la trama avanza aquí a golpe de encargo: los suministros que nos solicita Dan nos permiten acceder al siguiente asentamiento, llegamos a Wellspring (el primer pueblo más o menos grande) solo después de entregar al mecánico las piezas que le faltan para poder arrancar el buggy y participamos ese macabro Mutant Bash TV que ya vimos en iPhone en busca de un patrocinador para nuestra carrera como piloto. Hay mucho ir y venir en RAGE, sí, pero los trayectos son más bien cortos y para nada pesados. Y aunque es verdad que un desarrollo tan lineal puede llegar a ser extraño cuando el protagonista -mudo, por cierto- no tiene una motivación clara, hay que tener en cuenta que seguía estando en la introducción y que decidí, por eso de ir justo de tiempo, apostar poco por la exploración.
En ese contexto, lo de crear un mundo con gancho, creíble y efectivo, es poco menos que vital. De eso se encargan unos personajes secundarios mucho menos artificiales de lo que me esperaba -a pesar de las extremidades robóticas que gastan algunos- y el nivel de detalle extremo de cada localización. Con variedad y matices, atrapándote en una mezcla de Tatooine y salvaje oeste, el juego sabe encontrar su personalidad más allás del típico páramo. Sería absurdo negar ciertas similitudes con Fallout 3, pero eso es una constante en el género, no una particularidad del otro título Bethesda.
Ayudan, claro que sí, las megatexturas y demás virguerías con las que id se pone al día tecnológicamente hablando. RAGE es espectacular como pocos a todos los niveles; hay material gráfico de sobras como para que no tenga que alargarme con esta parte. Efectivamente, todo eso corresponde a la versión para PC, claramente superior incluso con algunas opciones avanzadas todavía desactivadas en esta build. Tanto en PS3 como en Xbox 360 se hacen sacrificios con el antialiasing y la definición de algunas texturas -sobre todo a cierta distancia-, que además no siempre se cargan a tiempo en la consola de Sony. Por suerte, y lo prefiero de este modo, la suavidad no parece haberse resentido.
Tras tres horas y poco de partida, dejé las oficinas de Bethesda en Londres pensando que RAGE era justo lo que esperaba: un FPS que se vale de lo nuevo -en tecnología y en diseño- para dar más fuerza a un corazón clásico. Habrá que ver si eso le llega a traicionar en algún momento, como casi hace con un primer enemigo final demasiado simple, pero no hay duda de que esto es un juego de hoy hecho por la id Software de siempre. Ya tocaba.