Análisis de Rare Replay
Celebración.
Treinta años no se cumplen todos los días. Puede que los últimos tiempos no hayan sido especialmente brillantes en Rare, el estudio fundado en Twycross por los hermanos Chris y Tim Stamper en 1985, pero uno no puede negar que su trigésimo aniversario merecía una fiesta por todo lo alto. Al fin y al cabo, es una de esas empresas que han dejado una marca indeleble en el imaginario colectivo, capturando a varias generaciones de jugadores con juegos que prácticamente se convirtieron en obras de culto desde el mismo momento de su lanzamiento. Merecían una fiesta, sí, y esa fiesta es Rare Replay, un paquete que incluye treinta de sus producciones más recordadas y un montón de material adicional que ayuda a entender la filosofía y el trabajo de todos estos años.
Todos los juegos incluidos en Rare Replay representan con notable acierto la longeva historia del estudio británico, desde sus inicios a mediados de los ochenta, cuando eran conocidos como Ultimate Play the Game, hasta sus últimos títulos publicados bajo el amparo de Microsoft. Así, encontramos auténticos clásicos de Spectrum como Jetpac, Atic Atac, Lunar Jetman, Sabre Wulf, Underwurlde, Knight Lore y Gunfright, pequeñas joyas de NES como Slalom, R.C. Pro-Am, Battletoads, R.C. Pro-Am II, Cobra Triangle, Snake Rattle N Roll, Digger T. Rock y Solar Jetman, los días de gloria en Nintendo 64 con Blast Corps, Banjo-Kazooie, Killer Instinct Gold, Banjo Tooie, Perfect Dark, Jet Force Gemini y Conker's Bad Fur Day y, finalmente, su trabajo para dos generaciones de consolas Xbox con Grabbed by the Ghoulies, Perfect Dark Zero, Kameo: Elements of Power, Viva Piñata, Jetpac Refuelled, Viva Piñata: Trouble in Paradise y Banjo-Kazooie: Nuts and Bolts.
No es una selección perfecta, porque los conflictos de derechos evitan la inclusión de algunas obras trascendentales dentro de la historia de Rare, como Donkey Kong Country, GoldenEye 007, Donkey Kong 64 o Alien 8, pero sí una que ilustra de forma excepcional no solo la evolución de la compañía, sino también del propio videojuego como medio. Rare Replay permite rememorar el virtuosismo e imaginación con el que se suplían las carencias técnicas del vetusto ZX Spectrum de Sinclair, la desquiciante dificultad propia de los juegos de consola de ocho bits, el boom de los sprites prerenderizados, el salto a las 3D y la llegada de tecnologías gráficas que empezaron a acercarnos al fotorrealismo. Es poco menos que una divertida lección de tres décadas de historia lúdica, en cierto modo.
Una lección que, dicho sea de paso, destila cariño por los cuatro costados. Microsoft podría haberse limitado a empaquetar unos cuantos juegos sin poner mucho esmero, pero afortunadamente ha optado por hacer todo lo contrario, produciendo uno de los recopilatorios más trabajados que hemos visto nunca. El vídeo de introducción, un fabuloso número musical que os arrancará una enorme sonrisa, ya es indicativo de que estás ante algo especial, pero una vez pulsas el botón A te encuentras con una cuidada interfaz plagada de guiños y artworks repasando la historia de Rare, una excelente emulación de los diferentes juegos (lo único que nos ha chirriado un poco es el control en Jet Force Gemini) y una soberbia batería de extras (desbloqueables, eso sí) con documentales, making-ofs, vídeos de proyectos cancelados, canciones descartadas y muchas cosas más.
Rare Replay es un pedacito de historia que nadie debería perderse, un merecido homenaje para uno de los estudios europeos más influyentes y queridos por el público.
Hay incluso varios detallitos que para un servidor son la guinda de un pastel que no podría ser más apetitoso. El primero de ellos son las características avanzadas para determinados juegos, con marcos especiales para adaptar la imagen 4:3 a las pantallas actuales, un filtro CRT que imita los televisores de tubo de antaño y la opción de rebobinar la partida usando el gatillo izquierdo (ideal, por ejemplo, si nos estrellamos en una curva de R.C. Pro-Am). Otro son las instantáneas, pequeños retos al más puro estilo NES Remix en los que se nos exige cumplir determinados objetivos en un corto espacio de tiempo. Y finalmente están los sellos que se otorgan al conseguir logros y completar misiones, los cuales animan a jugar más y a superar puntuaciones al usarse como moneda de cambio para el desbloqueo de los extras.
Rare Replay es un pedacito de historia que nadie debería perderse, un merecido y trabajado homenaje para uno de los estudios europeos más influyentes y queridos por el público. Si a eso le sumamos su ajustado precio (treinta euros, incluso menos si aprovechamos alguna oferta puntual), una cuidadísima presentación y un puñado de extras que encandilarán no solo a los amantes de lo retro, sino también a cualquiera con un mínimo interés por el medio interactivo, no nos queda otra que recomendarlo encarecidamente, hayas crecido viviendo con los juegos de Rare o descubriéndolos ahora por primera vez.