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Raskulls

Calaveras cachondas.

A lo largo de la aventura podemos controlar a cuatro personajes. Realmente no tienen nada especial que los diferencie, no hay habilidades especiales y se controlan exactamente igual, pero todos tienen ese punto cachondo que los hace divertidos.

El apartado artístico e incluso la música recuerda bastante al excelente Castle Crasher, ya no sólo por sus gráficos coloristas, sino por decisiones como la de encasquetarle una cabeza tremenda a cada Raskull. Sea como sea, estos gráficos le sientan perfectamente a un juego tan desenfadado como éste. Las melodías son pegadizas y, cómo no, alegres. Lo cierto es que añaden ese puntito de tensión cuando se aceleran y no desafinan en absoluto (vaya juego de palabras, ¿eh? Habéis flipado seguro).

Si tuviera que sacarle algo negativo probablemente sería que a más de uno se le puede acabar haciendo repetitivo y su escasa dificultad. Es cierto que los objetivos para completar las fases van cambiando, lo malo es que no hay mucha variedad y cuando no es una carrera es un crono o algo parecido. En cuanto a la dificultad, lo malo no es que sea fácil, sino más bien que no hay niveles de dificultad, lo cual es un poco incomprensible. Esto, unido a su no excesivamente larga duración, es una combinación que puede llegar a disgustar.

Los modos de juego tampoco son muy variados y se limitan a carrera libre, modo historia y online. El juego online es básicamente lo mismo, pero añadiéndole el atractivo de poder competir con 4 jugadores humanos. Esto solventa en cierta medida el problema de la falta de dificultad, aunque me esperaba algo más alocado, con más gente. A pesar de ello, las partidas en las que he jugado han ido muy bien, sin lag, y ha sido muy divertido. Aquí los ítems cobran una importancia mucho mayor que en el modo historia y se convierten en preciados recursos. Con ellos podremos no sólo avanzar más rápido, sino impedir la progresión de los demás. Cosas como estar a punto de perder y utilizar el empujón para quedar primero, o inmovilizar a tus enemigos justo antes de que crucen la meta, hacen que tus victorias sean mucho más dulces.

Realmente no hay mucho más que decir de un juego tan simple como éste, salvo que su sencillez no debe echaros para atrás a la hora de adquirirlo. No esperéis puzzles tan elaborados como los de Braid ni una acción tan frenética como la de Castle Crasher, pero sí que os aseguro que pasaréis un muy buen rato con los disparates de Raskulls.

8 / 10

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