Análisis de Rayman Legends
El tercero en discordia.
Este jueves Ubisoft pondrá a la venta en nuestro país la versión para consolas de nueva generación de Rayman Legends, uno de los mejores y más divertidos juegos del año pasado.
Hemos probado exhaustivamente la versión para PlayStation 4 del plataformas desarrollado por el equipo que dirige Michel Ancel y los cambios son mínimos: las texturas de los modelos 3D no tienen compresión (lo cual a efectos prácticos no se nota, la verdad), los tiempos de carga son un poquito más cortos, hay compatibilidad completa con el Remote Play de PS Vita y se añaden algunos personajes extra y un par de funciones para el panel táctil del DualShock 4 - rascar los boletos de la suerte y zoom de la cámara al hacer capturas.
El resto del juego sigue siendo exactamente igual que el que ya pudimos disfrutar a finales de agosto de 2013, así que el análisis original, que podéis leer a continuación, sigue manteniendo totalmente su vigencia.
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ANÁLISIS DE RAYMAN LEGENDS (publicado originalmente el 26 de agosto de 2013):
Todo género tiene sus ineludibles exponentes. Si piensas en aventuras gráficas es poco menos que imposible no recordar en algún momento The Secret of Monkey Island o Day of the Tentacle. Si discutes con alguien sobre shooters en primera persona con toda probabilidad aparecerán tarde o temprano Doom y Call of Duty en la conversación. Y si hablamos de plataformas los Mario y los Sonic serán seguramente lo primero que te vendrá a la cabeza.
En este último caso quizás sea injusto que Rayman quede siempre relegado a un papel secundario en comparación con las mascotas de Nintendo y Sega, porque el carismático personaje ideado por Michel Ancel ha protagonizado algunos de los mejores ejemplos del género a lo largo de los últimos dieciocho años. En 1995 nacía con un juego que no sólo era bonito, sino que poseía una rebosante y desenfadada personalidad. En 1999 protagonizó un salto a las tres dimensiones tan preciso como el que antes había dado Mario en su estreno para Nintendo 64. Y hace un par de años volvió a sus raíces con un Rayman Origins que en plena vorágine poligonal se atrevía a recuperar esa elaborada estética cartoon que hasta la Disney parece considerar como algo propio del pasado.
Ahora, tomando como base los cimientos técnicos y jugables de Origins, Ubisoft Montepellier reclama un merecidísimo lugar dentro del Olimpo del género con un nuevo Rayman que depura la fórmula en un ejercicio de perfeccionismo que recuerda - en cierto modo - a ese tour de force que se marcó Nintendo EAD Tokyo con Super Mario Galaxy 2. Legends se siente como un viejo conocido, pero no tiene reparos en introducir nuevos ingredientes y agitar continuamente la coctelera para sorprender al jugador y ofrecer algo diferente cada pocos minutos.
Puede que los fundamentos primordiales sigan siendo los mismos que estableció Shigeru Miyamoto en Super Mario Bros, pero los saltos y las plataformas de Rayman tienen un ritmo y una cadencia muy personal. Legends es exigente, con unas mecánicas que conminan precisión y atención por parte del jugador, pero siempre justo y también bastante magnánimo: no pide demasiado esfuerzo para desbloquear los primeros mundos y resulta lo suficientemente intuitivo y amigable como para invitar a cualquiera a que coja el mando - sea hábil o no - y se sume a la partida en modo cooperativo.
La demostración palpable de la maestría alcanzada por el equipo de Ancel la podemos encontrar sin demasiados problemas en los niveles musicales, donde la acción se sincroniza de una forma tan perfecta como transparente con las canciones que suenan de fondo. Echad un vistazo a los vídeos con las covers de Black Betty, de Ram Jam, de Woo Hoo, de las 5.6.7.8's o de Eye of the Tiger, el mítico tema de Survivor que popularizó Rocky III, y decidme si no son impresionantes.
La otra gran novedad es que en esta ocasión Murfy no tiene un papel anecdótico como narrador de la puntuación e interviene de forma directa en el desarrollo de la partida, como asistente para la realización de diversas acciones (ver el recuadro adjunto). Si bien no puede decirse que sean cambios radicales respecto a lo visto en Origins, ese no parece ser tampoco su objetivo: Legends añade pequeñas gotitas de genialidad a una fórmula probada y contrastada, la adereza con un soberbio diseño de niveles y produce una mezcla que funciona con la precisión de un reloj suizo. A veces, y esto es algo que los desarrolladores han entendido muy bien, no es necesaria demasiada innovación o una completa revolución cuando lo que se busca es perfeccionar algo que desde el principio ya apuntaba maneras siguiendo el camino correcto. En ese caso sólo necesitas mimo, mucho mimo... y Rayman Legends lo tiene a espuertas.
También es un juego mejor estructurado, sustituyendo el incómodo mapa de Origins por habitaciones con cuadros, que permiten al jugador saltar a la pantalla deseada mucho más rápido. Ese símil con pinturas resulta apropiado a muchos niveles, de hecho: la alocada galería de arte aglutina niveles y extras de forma intuitiva, pero el propio juego se erige como una obra maestra a nivel estético con su excelso uso del motor UbiArt, la mágica herramienta que permite que por la pantalla fluyan espectaculares escenarios y animaciones bidimensionales, cargadas de esa peculiar sensibilidad propia y única en los artistas franceses.
No es tampoco un juego del que te vayas a cansar en pocos días: la aventura principal es razonablemente larga, pero además te anima de forma inconsciente a recoger el máximo número de Lums en cada pantalla para así desbloquear objetos, personajes secundarios o incluso niveles clásicos de Rayman Origins. Por si todo esto no fuese suficiente tienes también retos diarios y semanales con sus propias tablas de puntuación online o un disparatado minijuego de fútbol - Kung Foot - que puede convertirse en una auténtica sensación si juntas a cuatro amigos y unas cuantas cervezas bien fresquitas.
Rayman Legends es, en definitiva, un título imprescindible para cualquier fan de los juegos de plataformas. Es divertido a rabiar, ofrece horas y horas de contenido, rebosa carisma por los cuatro costados y sería un pecado no calificar como preciosa su presentación audiovisual. Es justo aplaudir, además, la fe que ha tenido Ubisoft en Michel Ancel: Rayman Origins nació como un experimento episódico y descargable (reconvertido después, para disgusto de muchos jugadores, en un título retail) y no vendió especialmente bien, pero aún así le dieron no sólo la oportunidad de crear una secuela en condiciones, sino de hacerla totalmente a su manera. El resultado de dicha apuesta es poco menos que redondo, ahora sólo falta que esta vez el público responda en consecuencia de forma masiva.