Rayman Origins
Manos libres.
Rayman Origins no es old school en su diseño como juego solo porque sea un título con scroll horizontal 2D basado en una antigua mascota de Ubisoft. Es old school porque es difícil. No difícil como Demon's Souls, quizás, pero prefiere matarte antes que darte una pista para seguir adelante o una segunda oportunidad como hacía Prince of Persia. Morirás en Rayman Origins, y morirás unas cuantas veces. Pero seguirás adelante, porque el juego es preciso y adorablemente complicado.
Dejando atrás a los Rabbids, Rayman vuelve al territorio de las plataformas puras, ayudado por compañeros durante el cooperativo en una aventura con aspecto de dibujo animado que funciona bajo el nuevo framework UbiArt. Es un conjunto de herramientas que permite a los diseñadores crear videojuegos sin la mayoría de complicaciones normalmente asociadas a la tarea, y que ahora han aprovechado los diseñadores de Ubisoft Montpelier.
Los gráficos de Rayman Origins son bastante chulos, aunque el estilo es -por llamarlo de alguna forma- raro. La acción se desarrolla en un mundo inhóspito donde merodean pequeños monstruos pegajosos y horribles plantas con gigantes napias se cruzan por nuestro camino. En movimiento, recuerda ligeramente a los peculiares Ren y Stimpy.
La historia no tiene mucho misterio. El Consejo de Hadas necesita la ayuda de un heroe para devolver la normalidad al Bosque de los Sueños... suena familiar ¿verdad?. Aunque parezca totalmente inverosímil, es tan solo la perfecta excusa para sumergirnos en los sesenta niveles estructurados en doce mundos maravillosamente ambientados.
Ubisoft ha jugado continuamente con la ambientación, como si de un Mario Galaxy en 2D se tratase. Los escenarios cambiarán continuamente, transportándonos por junglas y desfiladeros que rezuman creatividad por cada una de las tres dimensiones. La batalla contra uno de los jefes resulta espectacular, al ser perseguidos por un monstruo de dientes enormes a través de una cueva subterránea llena de lava.