Red Faction: Armageddon
Una nueva vuelta de tuerca.
Aunque su aparición es esporádica y no demasiado extensa, el uso de vehículos es uno de los puntos álgidos del juego. Aunque lo primero que podremos controlar es un exoesqueleto robot parecido al que usaba Ellen Ripley en Aliens, lo más divertido es la Mantis y el andador marauder, una especie de arañas robóticas con armas increíblemente destructivas que arrasan con todo lo que encuentran a su paso y que cuentan con una visión térmica bastante útil. Incluso hay una fase en la que se controla una pequeña nave espacial, una secuencia que recuerda irremediablemente al mítico Descent de PC.
Técnicamente la estrella de la función es el motor de físicas y el modelo de destrucción, y eso teniendo en cuenta que el trabajo de Volition a nivel gráfico es notable. Armageddon tiene un sistema de iluminación muy logrado y algunos efectos bastante espectaculares (como las explosiones o los diferentes poderes de la nanoforja), pero evidentemente lo más realista y conseguido es el comportamiento de los objetos al destruirse y la forma en que se derrumban los edificios y estructuras. Lo que tiene mérito, además, es que hay que tener muchas cosas destrozándose a la vez (insisto, muchas) para que el motor sufra y se ralentice, lo cual da una idea de la excelente labor realizada por los programadores. Del sonido, tan solo debemos mencionar un pequeño detalle: las voces están sin doblar pero todo está subtitulado en castellano... excepto las grabaciones repartidas por el escenario, lo cual puede resultar molesto para muchos jugadores que no tengan buen nivel de inglés. Luego se pueden leer en el apartado Extras del menú principal, pero es un defecto a tener en consideración.
La campaña no es excesivamente larga y en unas seis o siete horas puede completarse sin demasiados problemas, pero eso solo es el principio porque podemos hacer una segunda ronda en el modo Partida Plus. En él se conservan todas las armas, ampliaciones de poderes (es la ocasión perfecta para completar al 100% las distintas ruedas de habilidades, porque en la primera pasada probablemente no conseguiremos desbloquearlo todo) y chatarra recogida, dando una nueva dimensión a los niveles. Y como regalo obtenemos un arma ciertamente peculiar: Mr. Toots (un unicornio que dispara flatulencias con forma de arcoiris que desintegran todo objeto a su paso). Puede que os pille desprevenidos, pero si jugásteis a Guerrilla recordaréis que allí Volition también se permitió la (divertidísima) licencia de incluir el martillo avestruz.
El Modo Ruina (desbloqueable con un código que incluye el juego a modo de pase online) es donde Armageddon acaba de desmelenarse por completo. En cinco mapas (no muy grandes, todo sea dicho de paso) y con un contador de tiempo no superior a los dos minutos, nos propone crear el mayor caos posible destruyendo estructuras, torres y edificios. Al final se hace recuento de daños y si alcanzamos cierta cifra se desbloquea el siguiente escenario, aunque también se puede jugar en modalidad libre, sin límite de tiempo, para investigar las posibilidades de cada mapa y optimizar la elección de las armas (que aquí cuentan con munición ilimitada). El reto de hacer la máxima puntuación posible en un cortísimo periodo de tiempo es bastante adictivo, pero Ruina sabe a poco porque los cinco mapas son insuficientes y algo limitados. En mi opinión, es carne de DLC: no me extrañaría nada ver packs de mapas dentro de poco en el bazar de Xbox Live y en la PlayStation Store.
Finalmente está el multijugador, que en Armageddon se limita al Modo Epidemia. Es una revisión del modo Horda de Gears of War con ocho mapas y hasta cuatro jugadores (podemos jugarlo en solitario, también), en el que debemos sobrevivir a treinta oleadas de enemigos mientras cumplimos otros objetivos como la reparación de determinados objetos. Aunque no es especialmente destacable, está bien pensado y sigue esa tónica de destrucción descerebrada que inunda todo el juego, así que en el peor de los casos nos servirá para alargar la vida de Armageddon unas horas más y en el mejor a tener una alternativa viable a los títulos habituales en Xbox Live y PlayStation Network.
Red Faction: Armageddon es uno de esos tapados que llegan sin hacer demasiado ruido entre superproducción y superproducción, pero que se ganan una pequeña legión de fieles seguidores gracias a sus buenas ideas e impecable ejecución. Sólido, meticulosamente pensado y plagado de momentos genuinamente divertidos (a la par que destructivos), es un perfecto ejemplo del buen hacer del estudio Volition; un título que no pasará a la historia pero que, mientras dura, es capaz de sacar a relucir nuestro lado más cafre.