Resident Evil Revelations
Entre el pasado y el presente.
Por otro lado tampoco acata con determinación las señas de identidad del survival clásico. En principio parece querer jugar, al igual que hacía el primer episodio de la saga, en un único escenario y su planteamiento inicial es, de hecho, idéntico al de 1996: rescatar a un grupo de compañeros con los que se ha perdido el contacto, con la salvedad de que ahora tu punto de destino no es una escalofriante mansión, sino un buque a la deriva en medio del océano. Sin embargo Revelations nunca termina de profundizar en sus propias raíces mucho más allá de este propósito inicial:
Los combates resultan divertidos y el sistema de control con un único stick solvente, pero el juego jamás racanea munición, por lo que desaparece la necesidad de contabilizar cada bala, de seguir con precisión los movimientos entre el debe de tu pistola y el haber de un cráneo infectado, esfumándose así cualquier atisbo de tensión. Los momentos más logrados son, de hecho, aquellos que permanecen más apegados al presente, cuando el juego se quita el corsé de encima, los enemigos invaden el escenario y la pantalla de 3DS se convierte en un delicioso caos de emboscadas, regates y pólvora.
La exploración de escenarios y el uso de ítems ganan peso con relación a las últimas entregas, pero los puzles no pasan de la obtención de llaves para acceder a zonas en principio bloqueadas. Olvídate, por tanto, de buscar pistas en el entorno, sumar dos más dos o combinar objetos. El único que te motivará a consultar tu inventario será un mapa horroroso y, por supuesto, en 3D.
Revelations peca, por tanto, de cierta indefinición. Ni apuesta de manera decidida y abierta por la acción frenética ni posee la implacable impronta de un juego de terror. Consciente de ello decide emprender una huida hacia adelante y acumula mecánicas con objeto de maquillar su propia indecisión. Algunas de ellas suman, pero otras resultan hasta cierto punto intrascendentes:
Ruptura de la unidad de escenario: amparándose en su formato episódico el juego pronto te saca del Queen Zenobia para que visites otros lugares e, incluso, controles a otros protagonistas. Este cambio de alter ego no es nuevo en la serie y no va más allá de la simple anécdota argumental, ya que jugablemente no existe ninguna diferencia entre manejar a un personaje o a otro. Por desgracia Revelations no tiene inconveniente en reciclar entornos y plantea fases escénicamente idénticas entre sí, en las la única novedad viene dada por el elenco de actores. Esta circunstancia hace que, pese a cierta variedad paisajística y jugable, fases acuáticas incluidas, la sensación de juego corto y estirado artificialmente se mastique en determinados momentos.
Dispones de un escáner que te permite rastrear el entorno para detectar objetos ocultos. Se trata de una mecánica apta, en principio, para establecer una jugabilidad más centrada en la exploración de escenarios y la resolución de acertijos, pero que no termina de aprovecharse debidamente en ese sentido y queda relegada a la obtención de plantas o munición extra.
Vuelven los clásicos baúles, que ahora no sólo sirven como fondo de armario, sino que en ellos también podrás potenciar tu arsenal, incorporándole mejoras de quita y pon que encontrarás a medida que progreses en el juego. Un microscópico toque de RPG tan fascinante como divertido.
Su deseo de integrar en un único cartucho el pasado y el presente de la franquicia le destierra al peligroso ámbito de la indefinición.
Conclusiones
Revelations quizás sea, con la salvedad lógica de Deadly Silence, el mejor Resident Evil comprimido en una consola portátil y, en este sentido, constituye un título competente, sólido y técnicamente irreprochable, pero al mismo tiempo resulta devorado hasta cierto punto por las dimensiones del hardware en el que corre.
Por otro lado, su deseo de integrar en un único cartucho el pasado y el presente de la franquicia le destierra al peligroso ámbito de la indefinición. No destaca como survival clásico y tampoco llega a despegar como juego de acción moderno, si bien los destellos de calidad que atesora tienen más que ver con los intercambios de plomo que con la atmósfera.
Entretenido e intrascendente a un tiempo, una vez finalizado es imposible no sentir la satisfacción que implica poseer una consola capaz de coreografiar virguerías tridimensionales, llevar un Resident Evil gigante en el bolsillo e, incluso, abrir fuego y caminar a la vez, pero al mismo tiempo quizás sigas preguntándote dónde demonios se encuentra la magia del pasado. Revelations jamás te responderá a esta pregunta y puede que, incluso, mire también hacia otro lado cuando le interrogues por el paradero de la del presente.