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Resonance of Fate

Un juego de culto.

A nivel de diseño también encontramos errores graves en el hecho de que para iniciar una misión secundaria primero debemos ir al tablón de anuncios, luego a hablar con la persona afectada para comunicarle que la aceptamos, llevarla a cabo y, finalmente, devolverla. Es un sistema parecido al Club de Cazadores de FFXII, pero continua sin funcionar debido a lo engorroso de ir de un sitio a otro. Y para acabar de rizar el rizo en este aspecto encontramos el hecho de que algunas misiones no las podremos recoger o entregar dependiendo de la hora del día en que estemos, ya que hay intervalos de días, tarde y noche que, por un lado le dan verosimilitud al juego, pero por el otro hacen que todavía sea más lento el progreso.

Ante esta situación tenemos la opción de centrarnos únicamente en las misiones principales que encontramos a lo largo de los 16 capítulos que dura la historia principal, pero si tomamos esta decisión corremos el riesgo de no haber hecho suficiente levelling y es muy probable que nos encontremos con algún enemigo infranqueable. Es por ello que es aconsejable hacer unas cuantas misiones secundarias por capítulo. Pero fijaros si son secundarias, que cuando pasamos de capítulo no podremos volver atrás y hacerlas, así que casi no tenemos elección.

Ponerle vestiditos a Leanne no es lo mejor del juego, pero casi...

Suerte que como hemos dicho anteriormente todo lo relativo a la ambientación acompaña y nuestros paseos de un lado a otro de Basel son casi siempre un espectáculo visual. Estamos ante apartado gráfico con personalidad propio, todos los personajes secundarios tienen unos rasgos muy marcados que ayudan a imprimirles carácter muy rápidamente. Contrasta con el aspecto arquetípico de los protagonistas, pero este es un detalle que lograremos entender al ver el gran empeño que Tri-Ace ha puesto en que podamos personalizar la ropa y el look de Vasheron, Zephyr y Leanne. Cualquier cambio que hagamos en sus modelitos se reflejará pemanentemente en pantalla, algo poco común en los JRPG y que se agradece. A todo esto el uso de una paleta de colores muy apagados también ayuda a crear una atmósfera muy nostálgica, de la misma manera que la excelente partitura del compositor Kohei Tanaka, al cual hacía muchos años que le habíamos perdido la pista. Aquí tenéis una muestra de su trabajo.

Resonance of Fate tiene todos los ingredientes para convertirse en un juego de culto. Tiene ese obstáculo de accesibilidad que lo hace difícil de digerir para el público general, su historia está llena de situaciones incomprensibles pero al mismo tiempo brillantes, se sitúa en un mundo atemporal que es viejo y moderno al mismo tiempo. Como juego toma elementos clásicos del género pero también innova, especialmente en el sistema de combates. Es profundo y al mismo tiempo enigmático desde un punto de vista positivo, pero también tiene sus defectos -porque los juegos de culto también los tienen- y en este caso es el sistema de misiones. Aún con todo, el último juego de Tri-Ace encantará a los seguidores de los juegos de rol japoneses y es sin ninguna duda uno de los grandes de esta generación dentro del género. En el fondo, Resonance of Fate es como un buen vino, de esos que esconden todo su sabor en mil y un matices pero que solamente aquellos sommeliers que hayan catado muchos serían capaces de apreciar.

8 / 10

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