Retrospectiva: Call of Cthulhu: Dark Corners of the Earth
Ia! Ia! Cthulhu F’htagn!
Jugando al reciente Amnesia: The Dark Descent no he podido evitar recordar uno de mis títulos de terror favoritos, y que la propia Frictional Games ha reconocido como influencia clave en su desarrollo. Una joya no exenta de defectos, pero que considero que merece la pena rescatar de su injusto olvido, a pesar de tener apenas 5 años y de contar con la gente de Bethesda.
Call of Cthulhu: Dark Corners of the Earth se apoya en la mitología de Lovecraft, especialmente en el relato "La sombra sobre Innsmouth". Los habitantes de este sombrío pueblo, situado junta a la costa ocultan un secreto cuyo mero conocimiento bastaría para socavar todo rastro de cordura en la mente de un ser humano normal. Odian a los extranjeros, y la presencia de Jack Walters, investigador privado enviado al pueblo tras despertar de un episodio traumático que le llevó directo al manicomio, no parece ser para nada bienvenida.
Tras un primer capítulo de introducción donde vivimos ese primer episodio que deja al borde de la locura a nuestro protagonista, los primeros pasos por el pueblo ya nos dejan una fuerte impronta. Aún no ha pasado nada de interés y ya estamos a la espera de que algo salte de una esquina dispuesto a sobresaltarnos. Investigamos la desaparición de un joven tendero, pero nadie parece demasiado interesado en ayudarnos, especialmente cuando les comentamos algo acerca de una serie de ritos que supuestamente se celebraban antaño en la región.
Una vez los ciudadanos decidan que es hora de cortar de raíz la investigación (tras uno de los mejores momentos del juego, calcado al del relato) y se transforman súbitamente en una jauría humana con el único propósito de darnos caza, aparece el auténtico terror. En cada esquina tendremos que asomarnos (breve interludio: las teclas de inclinar la cámara como si nos estuviésemos asomando a una esquina son una de las cosas que más echo en falta de la constante consolización de los FPS) por si hay una patrulla dispuesta a darnos caza. Lo cual será el mayor peligro... hasta que conozcamos a las criaturas a las que rinden pleitesía los aldeanos.
Como buen producto asociado al nombre de Lovecraft, poco a poco aparecen los monstruos que encarnaban las profundas fobias del autor, que en los relatos conocieron su máxima expresión en Cthulhu, la personificación de su atávico terror al agua. Conforme ganen protagonismo estas apariciones se hará más evidente nuestra completa indefensión.