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Retroanálisis: Centurion, defender of Rome

Sentando las bases de un género.

"Un turno más. Un turno más y lo dejo" ¿Cuántas veces nos hemos engañado con esta frase? ¿Cuántas veces nos ha encontrado la mañana frente al PC tras repetir esas palabras, una y otra vez, cada media hora? El juego que hoy nos ocupa es uno de ellos. Romanos, legiones, bárbaros, flotas y juegos circenses. Hoy: Centurion: Defender of Rome.

Roma. Año 275 Antes de Cristo. Un centurión, al mando de la legión I itálica, comienza su ascenso hacia el poder. El destino de Roma, el futuro del imperio, está en sus manos. Tan simple como atractivo es el ofrecimiento de Centurión al jugador. Pero ojo, que en 1990 la propuesta de Centurión no era novedosa. El concepto de juego en el que controlamos un mapa estratégico para el desarrollo de nuestro imperio y un mapa táctico para la resolución de las batallas ya se había visto tres años antes en el magnífico Defender of the Crown, pero, desde luego, no tan bien implementado y cuidado. Podría decirse que Centurion: Defender of Rome es el perfeccionamiento de una idea ya existente. En un estilo que muchos identificarán como el germen de la saga Total War, habremos de conquistar todo el territorio posible en un juego de estrategia por turnos. Contando inicialmente con una legión, moveremos a nuestras fuerzas de territorio en territorio (Los Alpes, Galia, Hispania, Tracia, etc) en busca de la gloria.

Así, iremos desplazando nuestras fuerzas por todo el tablero, y cuando entren en una región no controlada previamente por nosotros se desatará el combate contra sus habitantes, tras un diálogo cuyo propósito sirve para dar ambientación y sabor histórico. Dichos combates se desarrollan al más puro estilo de los juegos de miniaturas de mesa. En ellos, tras elegir la formación y táctica iniciales, controlaremos al general asignado a la legión, que a su vez comandará las tropas. Y es que sólo podremos dar órdenes a los soldados que se encuentren en el radio de voz del general.

Pero no os creáis que Centurion es un juego simple, a pesar de ser sencillo, que no son términos contradictorios. Hay mucho, mucho que hacer aquí. Habremos de gobernar a base de pan y circo, y mientras por un lado cosemos a impuestos a los territorios ocupados, también deberemos mantenerles contentos a base de espectáculos. Y es más, a petición de sus ciudadanos, en Roma organizaremos y participaremos en carreras de cuadrigas o duelos de gladiadores, en lo que son unos minijuegos que vendrán a romper la monotonía del desarrollo basado en la conquista sucesiva de territorios.

Conquista, porque la base de todo, el eje del juego, son las legiones, símbolo del poder militar de Roma. Dichas legiones serán, inicialmente, de infantería pura, pero según evolucionemos en el juego podremos acceder a legiones con alas de caballería e incluso a los poderosos ejércitos consulares. Estas formaciones militares se irán desgastando a causa de las bajas en combate, y habremos de refrescarlas con refuerzos extraídos de la zona en que se encuentre en ese momento.

El poder de Roma, con toda Europa a sus pies

Otro de los pilares que habremos de usar son las flotas que, compuestas de trirremes, quinquirremes o galeones, servirán no sólo para dominar los mares, sino para abrirnos las puertas a Cartago o Egipto sin tener que desviarnos por Asia. Si dos flotas de distintos bandos coinciden en la misma región, se desatará inmediatamente un combate entre ambas en lo que quizá sea la peor implementación del juego. Toda la batalla estará compuesta por dos barcos: las naves insignia. Y sólo ellos pelearán, siendo el ganador determinado por una extraña fórmula en la que el juego extrapola el resto de la flota. Desafortunadamente no funciona bien, y el ganador del duelo no siempre es el de la batalla naval. El concepto está tomado del nunca bastante laureado Sid Meier's Pirates!, pero en este caso no está bien implementado y las batallas navales restan atractivo al título.

Resumiendo, Centurion se basa en dos pilares: adicción y accesibilidad. Y esos son el gran logro de un título que a día de hoy es tan agradable y fresco de jugar como hace veinte años. Gráficamente ya estaba muy cuidado entonces, y su estilo resulta agradable a día de hoy y su jugabilidad se mantiene como el primer día. Centurion fue impactante en su momento y todo aquel que tuvo un PC a principios de los 90 lo recuerda, pero lo más importante es que su legado es innegable en el género de la estrategia, creando el boceto de lo que sería la saga Total War. Sentó las bases de un género que sería un éxito muchos años después y quedó marcado en el recuerdo del jugón de la época.

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