Retrospectiva de Castlevania
El juego que inició el mito.
Con motivo del trigésimo aniversario de la saga Castlevania en Eurogamer.es hemos decidido recuperar la retrospectiva que publicamos en 2010 sobre el original de NES con el que nació la franquicia, un influyente título considerado como uno de los grandes clásicos del panorama lúdico interactivo.
Es harto improbable que Akihiro Nagata, el diseñador y productor del primer Castlevania, llegase a imaginar a mediados de los 80 que la obra en la que trabajaba acabaría convirtiéndose en una de las franquicias más populares de la historia. No en vano se trataba de un título para la segunda hornada de lanzamientos, uno que no entró dentro del corte de los primeros juegos con los que la consola de Nintendo llegó al mercado (ni en Japón ni en Estados Unidos).
Castlevania se ambienta en el año 1691, momento en el que el conde Drácula despierta tras cien años de letargo y se encierra en su castillo invocando a las fuerzas del infierno para que arrasen el reino de Transylvania. Simon Belmont, último heredero de una estirpe de cazavampiros, se embarca en una aventura hacia Castlevania armado con el Vampire Killer (un látigo legendario que los Belmont han ido utilizando generación tras generación). Al final Simon consigue vencer a Drácula, aunque éste le arroja una maldición antes de morir. A la postre este hecho se convertirá en la base argumental de la secuela, Castlevania II: Simon's Quest, publicada un año más tarde.
El desarrollo, dividido en seis niveles, toma la estructura de la típica mezcla de acción y plataformas que se estilaba en aquella época. Aparte del látigo que ya hemos mencionado, y que se podía ampliar dos veces para obtener un mayor alcance, Simon también podía utilizar cinco sub-armas (dagas, una cruz-boomerang, agua sagrada, hachas y un reloj para detener el tiempo) con las que despachar al plantel de enemigos, compuesto por perros, murciélagos, zombies, momias y esqueletos, muchos esqueletos. Al final de cada fase Simon se enfrenta a un jefe final extraido directamente de los mitos y la literatura de terror. Desde la aparición del primero, un murciélago gigante, hasta el último, el conde Drácula, el jugador debe vencer a Medusa, una Momia, Frankenstein, Igor e incluso a la propia Muerte.
Castlevania también se caracterizaba por un nivel de dificultad francamente alto, provocado en parte por algunas decisiones discutibles a nivel de diseño. El control era excesivamente tosco (la trayectoria del salto, por ejemplo, no se podía controlar una vez en el aire), no había forma de guardar el progreso (ya fuera salvando la partida o a través de passwords) y recibir el golpe de un enemigo nos hacia retroceder unos metros, lo cual solía derivar en una inevitable muerte al caer al vacío. Por si fuera poco, si conseguíamos terminar el juego se iniciaba una segunda partida con un nivel de dificultad aún más alto, un reto sólo apto para expertos con los nervios muy templados.
El lanzamiento para la Famicom Disk System se produce el día 26 de septiembre de 1986 (en Japón no se publicó en versión cartucho hasta casi seis años más tarde, el 6 de febrero de 1993) y el día 30 de octubre para MSX2. No será, sin embargo, hasta el 1 de mayo de 1987 cuando el juego empiece a gozar de cierta notoriedad, momento en el que se publica en Estados Unidos la versión de NES. Europa, como siempre, en el vagón de cola: Castlevania no llega al viejo continente hasta el 19 de diciembre de 1988. Como nota curiosa, la versión doméstica también acabó en las recreativas dentro del sistema Playchoice 10 de Nintendo, con la única diferencia de poseer unos niveles de dificultad más altos y el nombre cambiado a VS. Castlevania.
Uno de los detalles más extraños es que los créditos de la versión americana del juego se modificaron por completo, alterando los nombres japoneses por otros tan peculiares como Trans Fishers (director), Vram Stoker (guionista) o James Banana (música) y por un casting aún más singular: Dracula (Christopher Bee), Death (Belo Lugosi) o Frankenstein (Boris Karloffice). Las razones del cambio (o broma) son un curioso misterio.
Aunque quizás lo que más destaque del primer Castlevania sea la banda sonora, obra de la compositora Kinuyo Yamashita (bajo encargo del mítico Konami Kukeiha Club). El caso tiene su miga, porque fue su primer trabajo tras graduarse en la Universidad de Osaka en 1986, donde se estudió ingeniería electrónica. Más tarde compuso la banda sonora de juegos como Esper Dream, Arumana no Kiseki, Stinger, Maze of Galious, Knightmare III: Shalom y Parodius, hasta abandonar Konami en 1989. Desde entonces ha trabajado como freelance, componiendo música para cantantes de J-Pop y para las versiones para consolas portátiles de Nintendo de títulos menores como WWF: Road to WrestleMania, Buffy the Vampire Slayer, Croc 2 o Power Rangers: Dino Thunder.
En cualquier caso es la banda sonora de Castlevania (la cual si disponéis de Spotify podéis escuchar a través de este enlace) el trabajo por el que se la recordará siempre. El tema más conocido, titulado Vampire Killer, fue descrito a la perfección por Adonías en el segundo volumen de Mondo Pixel como "rítmico, percusivo, incesante y retentivo. No es solamente un canto heroico, es un juego de palabras con Simon Belmont, un grito de urgencia, una llamada a las armas, un trozo de hielo que abrasa nuestra carne de la forma más placentera imaginable y del que no podemos ni queremos apartarnos". Pese a que ese tema se ha convertido en un memorable icono dentro de la historia del videojuego, otros como Out of Time, Heart of Fire, Stalker o Poison Mind no hacen sino confirmar que el acompañamiento musical de Castlevania era, quizás, su apartado más sobresaliente.
Tras el gran éxito de la versión para la consola de Nintendo, Konami encargó a los estudios Unlimited Software (fundada por Don Mattrick, más tarde uno de los máximos y más polémicos responsables de Xbox en Microsoft) y Novotrade el desarrollo de varios ports para ordenador en 1990. En total se programaron tres: Commodore 64, PC (en versiones CGA y EGA) y uno para Amiga que mejoraba sustancialmente el detalle de los sprites del original. Todos ellos, en cualquier caso, tienen la mediocridad como seña común de identidad y extrañamente Konami obvió dos de los ordenadores personales de más éxito en aquellos tiempos (el Spectrum de Sinclair y el CPC de Amstrad).
Años más tarde, en 2002, el Castlevania original se volvió a publicar para PCs con Windows dentro del recopilatorio Castlevania and Contra: Konami Collector's Series, y en 2004 para Gameboy Advance como parte de la colección conmemorativa Classic NES Series. La última aparición del clásico se produjo en 2007, cuando el juego de NES se puso a la venta en WiiWare a través de la Consola Virtual.
También en 2002 Konami Mobile publicó una versión (bastante pobre, todo sea dicho de paso) para teléfonos móviles programada por Upstart Games, que dos años más tarde se vio ampliada para el Samsung A600, el Sanyo 8100 y la red mMode de AT&T Wireless. Una tercera revisión con gráficos mejorados se publicó a finales de 2004 en Japón.
Castlevania, visto con la perspectiva que da el tiempo, era un título notable pero no sobresaliente en todos sus apartados. Su importancia, sin embargo, es capital dentro de la historia del videojuego moderno, no sólo por ser la semilla de una de las franquicias de origen japonés más prolíficas (con 30 años y más de 30 juegos a sus espaldas), sino por detalles curiosos aparentemente menores. Treasure, uno de lo estudios nipones con más talento, surgió a partir del equipo original que creó Super Castlevania IV. Symphony of the Night, la decimotercera entrega, no sólo supuso el estreno de la saga en la PlayStation de Sony sino que se convirtió en uno de los mejores juegos de su catálogo y todavía hoy está considerado como una de las mejores aventuras en 2D de la historia. Y Castlevania pasó incluso a los anales del entretenimiento lúdico patrio, con un Castlevania: Lords of Shadow que volvió a colocar al videojuego español en primera plana de actualidad.