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Returnal e Inscryption reivindican su gameplay con expansiones infinitas

Tiempo infinito.

Con apenas una semana de diferencia se han publicado las actualizaciones gratuitas Returnal: Ascension e Inscryption: Kaycee's Mod, dos expansiones que venían a cumplir misiones parecidas para sus respectivos títulos. Ambos juegos se apropian de ideas del roguelite (contenido generado aleatoriamente, muerte permanente, etc.), pero se separan de la concepción clásica del género al contar con un principio y un final claramente definidos. Ascension y Kaycee's Mod nos ofrecen algo más parecido a una estructura sin fin, y en ambos casos sirven para destacar mejor las cualidades únicas de cada juego.


Returnal: Ascension añade al bullet hell en tercera persona dos novedades: un modo cooperativo y la "Torre de Sísifo", una localización separada del juego principal a la que se accede desde el sitio al que volvemos tras cada muerte. No hace falta avanzar mucho para entrar (requiere el gancho que conseguimos en el segundo jefe final), pero si queremos llegar lejos es más recomendable entrar con una partida de endgame en la que tengamos todas las mejoras.

La Torre de Sísifo nos promete lo que el mito griego: un ascenso continuo y una inevitable caída de vuelta al principio. Avanzamos por habitaciones cerradas (arenas con enemigos, elecciones de mejoras o zonas de plataformeo) y cada veinte habitaciones nos enfrentamos a un jefe final. Si lo superamos cambiamos de Fase, momento en que la dificultad escala de forma significativa. Para darle un poco más de salsa al asunto, tenemos una tabla de clasificación que registra la puntuación de cada run en base a diversos criterios, pero que principalmente quiere que seamos rápidos, que seamos eficaces y que abandonemos la sala en cuanto hayamos eliminado al último enemigo.

Ascension permite a Housemarque demostrar por qué son una de las desarrolladoras modernas de juegos arcade más queridas: con tan solo un multiplicador, un nuevo tipo de consumible (armas temporales que funcionan casi como ultis) y un par de normas extra, la experiencia de Returnal se vuelve aún más rápida y feroz, una carrera constante contra el tiempo y los errores en la que debemos tomar microdecisiones a cada segundo. La exploración desaparece, ya que cada segundo que pasamos recogiendo un arma son obolitos extra y porcentaje del multiplicador que estamos perdiendo.

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Para asegurarse de que hay un final, cada vez que nos pasamos un jefe se añade un fallo permanente que suele además ser de los más graves: enemigos que dejan charcos de ácido al morir, reducción del daño cuando estamos estáticos, obolitos que desaparecen más rápido... Quizá la curva de dificultad podría ser un poco menos exagerada en los cambios de Fase, porque pasada la Fase 2 el daño recibido se dispara y a partir de la Fase 4 la cantidad de enemigos en pantalla resulta apabullante. Sin embargo, vistas las puntuaciones máximas, es evidente que hay un público para esta experiencia a quien no le parece para tanto; el número 1 del mundo va por la Fase 16 en el momento de escribir este artículo.

Por otra parte, Ascension añade una componente narrativa que funciona mejor como secuela pero que se puede jugar en paralelo al juego principal, con un equivalente a la Casa de la campaña en forma de un pasillo de Hospital. Aunque el modo técnicamente es infinito, esta historia con una estructura más definida que permite establecer un "punto final" a la expansión para quien solo quiera conocer más de la historia de Selene, añadiendo en este caso unas 5-6 horas extra al título.


Inscryption, el GOTY de la redacción del año pasado, nos encandiló por su narrativa creepypasta pero también porque era un juego de cartas magnífico. Sin una de sus dos mitades no habría alcanzado la excelencia, pero también es verdad que su campaña dejaba con ganas de seguir explorando sus brillantes sistemas. Sin desvelar de más para quien no haya jugado, Kaycee's Mod cumple este deseo al transformar la cabaña en un título independiente y, de nuevo, infinito.

Liberado de la atadura de tener un final, Kaycee's Mod se puede permitir romper aún más las mecánicas, dejando más margen para probar estrategias distintas o simplemente crear cartas horrendas e indestructibles. A cambio, la expansión nos pide que activemos retos autoimpuestos llamados "calaveras" si queremos conseguir una serie de desbloqueos, que van desde nuevas cartas a pedacitos de historia que complementan el juego principal.

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Kaycee's Mod nos exige más que la campaña e incluso se permite lanzarnos pullitas al terminar la partida, ya que cuando llegue el Game Over se nos mostrarán varias estadísticas... incluyendo la cantidad de "jugadas erróneas". Más allá de echar sal en la herida, parece la manera que tiene de recuperar el tono de las conversaciones de ciertos personajes sin traerlos de vuelta directamente.

No he tenido tiempo de explorar tan a fondo esta expansión como la de Returnal, pero me ha encantado volver a trastear con los sistemas ideados por Mullins y comprobar cómo están diseñados para romperse por mil sitios y de mil formas distintas, valorando la habilidad del jugador a la hora de ponerse creativo en este sentido. Cuando salió Inscryption, varios compañeros de las redacción comentamos que este juego de cartas podría haber sido un título independiente sin problema; Kaycee's Mod es la prueba definitiva de que no andábamos desencaminados.


Pese a que pocos juegos pueden ser tan distintos en género, presupuesto o estilo, no deja de resultar curioso que Daniel Mullins y Housemarque hayan lanzado una exploración similar de sus propias obras con tan pocos días de diferencia. A primera vista puede parecer que estas expansiones resultan valiosas por añadir infinito "contenido", esa palabra que parece englobar cualquier cosa que nos ocupe horas de ocio, pero en ambos casos veo algo más: una exploración intensa de los sistemas que convierten a ambas experiencias en esenciales dentro de sus respectivos nichos.

A su vez, las actualizaciones de Returnal e Inscryption funcionan de forma independiente precisamente porque son un añadido y no una parte fundamental de la experiencia. El ritmo de la campaña de Returnal se veían beneficiada de ciertos momentos de respiro que no existen en el arcade puro de Ascension, mientras que Inscryption brillaba no solo por su gameplay, sino por cómo lo convertía en una parte de la narrativa (además de todas las sorpresas que tenía reservadas).

Se aprecia en los dos casos que el feedback de los títulos originales ha estado presente a la hora de construir estas experiencias que resultan familiares pero intensifican ciertas facetas clave como la intensidad de los combates de Returnal o la maleabilidad del deckbuilding de Inscryption. Separadas del juego principal, ambas expansiones tienen espacio de sobra para experimentar con sus bases sin miedo a romper algo. Espero que aproximaciones como Ascension y Kaycee's Mod animen a más desarrolladores a probar los límites del gameplay de sus propios títulos.

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