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Ridge Racer 3D

It's Ridge Racer. Riiiiidge Raaaceeeer!

Durante los últimos tiempos se ha convertido casi en una tradición: no hay nueva consola que no vea una nueva entrega de la saga Ridge Racer como uno de sus títulos de lanzamiento más destacados. Nintendo 3DS, claro, no iba a ser una excepción. También se ha convertido en una tradición dentro de la saga el reciclaje de contenido, reutilizando viejos circuitos, coches y canciones de la banda sonora. Y Ridge Racer 3DS tampoco es una excepción en este aspecto.

Para el jugador novel no supondrá ningún problema, pero el fan debe ser consciente de que buena parte de los circuitos que incluye el nuevo juego ya habían aparecido anteriormente en otras entregas, y que las novedades en este sentido son más bien escasas. Algo parecido ocurre con la banda sonora: quince nuevas canciones se ven acompañadas por una selección de temas antiguos.

En el fondo, esta aparente falta de novedades puede verse también de otra manera: Ridge Racer 3D es algo así como una recopilación de algunos de los mejores momentos de la saga. El planteamiento jugable es el mismo de siempre (incluyendo las tres barras de nitro de las últimas entregas), carreras puramente arcade donde el realismo brilla por su ausencia y en las que la técnica de power sliding juega un papel vital. En este sentido se ha querido simplificar un poco su control añadiendo un botón cuya pulsación activa un derrape que termina al soltarlo. Está bien para los novatos, pero el resto de jugadores hará bien en usar el esquema tradicional: al fin y al cabo dominar el slide de los coches siempre ha sido el gran aliciente de la saga.

Los guiños a otros juegos de Namco son relativamente frecuentes.

Dejando de lado los modos más simples, como la partida rápida o el time attack, el plato principal está en el modo Grand Prix, aunque tampoco tenga demasiado secreto: básicamente consiste en ir superando series de carreras y torneos para conseguir créditos y desbloquear nuevos circuitos y coches. Las primeras carreras son tremendamente fáciles (especialmente si ya has jugado a otros Ridge Racer), pero a partir del tier 2 las cosas empiezan a ponerse más interesantes. Como ya ocurrió con las últimas entregas de la saga, el modo Grand Prix es bastante largo y viene cargado de contenido, así que garantiza bastantes horas de diversión.

El gran defecto de Ridge Racer 3D es, en todo caso, lo justito de sus opciones multijugador. El juego utiliza el Street Pass de 3DS únicamente para compartir los datos del coche fantasma con otros usuarios (y así poder usarlos en el modo time attack), pero no hay ningún tipo de carrera/torneo online ni tabla de clasificaciones general en internet. El multijugador se limita a carreras en local para cuatro personas, aunque al no soportar el Modo Descarga requiere que todas tengan una copia del juego. La verdad es que esperábamos algo más en este apartado: hace unos años era aceptable, pero a día de hoy el juego pide a gritos un modo online como acompañamiento del Grand Prix.

También nos ha defraudado el apartado técnico, con modelados muy simples y texturas y escenarios poco detallados. Aunque el efecto de profundidad con la pantalla 3D está bastante conseguido y tiene momentos inspirados (como cuando el confeti vuela hacia ella), gráficamente no solo no consigue siquiera superar al Ridge Racers que se publicó en a finales de 2004 para PSP, sino que en ocasiones hay unos pronunciados bajones en el frame-rate que resultan bastante molestos. Con pocas semanas de vida es difícil saber si la culpa es de las limitaciones del nuevo hardware de Nintendo, pero ahora mismo nos inclinamos a pensar que se trata de una mala optimización en el juego de Namco.

Algunos circuitos hacen buen uso de las 3D, pero pecan de ser parcos en detalles.

Ridge Racer 3D es una apuesta segura dentro de la limitada oferta de títulos de lanzamiento para Nintendo 3DS: sabes a la perfección lo que vas a encontrar en él y no defrauda en su intento de mejorar la fórmula con la sensación extra de profundidad que aporta la pantalla. Sin embargo, no podemos obviar que su desarrollo parece precipitado: se reciclan en exceso elementos de juegos anteriores de la saga, no hay multijugador online y el apartado técnico es algo tosco. Pese a todo, como arcade de conducción es tan divertido como notable, y la verdad es que ahora mismo en la consola de Nintendo tampoco hay ninguna alternativa mejor.

7 / 10

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