Riff: Everyday Shooter
Abstracción icónica.
En 2007, un satisfecho Jonathan Mak veía como su nuevo trabajo Everyday Shooter era premiado en el Independent Gaming Festival por las categorías “Innovación en Diseño” y “Excelencia en Audio” así como el galardón “GameTap Indie”. Pocos meses después, el estudio Santa Monica de Sony tuvo a bien hacerse con lo derechos de distribución del juego y que formara parte de su Playstation Network en exclusiva para PS3.
Mientras, Valve hacía lo propio con su versión en PC vía Steam y desde entonces se ha escrito mucho sobre éste cautivador título; perfecto representante de un concepto abierto a muchos puntos de vista como es la abstracción icónica. Tan discutible u oportunista como lo pueda ser cualquier apelativo que nos permita catalogar este juego. Una interpretación más, uno de tantos prismas con los que abordar su crítica. Recientemente se ha editado (¡por fin!) una versión para PSP que en Eurogamer nos hemos tomado como una oportunidad irrepetible de rescatar todos esos colores, sonidos y sensaciones que muchos de vosotros experimentasteis hace poco más de un año. Sigue vigente, por tanto, la idea de que Riff: Everyday Shooter podría no ser más que un matamarcianos musical sin orden ni concierto. Un shooter que homenajea a clásicos inmortales como Robotron y lo cubre de capas minimalistas para hacer de él un producto llamado a la gloria por valores meramente estéticos. Como una camiseta molona de impacto caduco que llevar a modernos guateques para un par de noches, mientras ya tenemos un ojo puesto en prendas que estarán a la moda dentro de cinco minutos.
Afortunadamente, este opus de Jonathan Mak dista mucho de ser concebido como un impacto pasajero ideado al tun tun. Veamos los motivos.
Sobre la abstracción e iconicidad
La mecánica de Riff está basada en muchos de los convencionalismos del género Shoot Em' Up. Ahí tenemos a la figura principal, apenas un punto en la pantalla, que manejamos con el stick izquierdo de la PSP mientras los botones a nuestra derecha ejecutan disparos continuos. Cada uno de ellos, atendiendo a su posición cardinal, nos permiten lanzar ráfagas en cualquier dirección hacia los elementos que nos encontremos. De manera simple e intuitiva, el jugador interpreta la situación sin necesidad de explicación previa: sobrevivir a oleadas constantes de enemigos en cada fase mientras suene la canción que escuchamos de fondo.
Unas breves y concisas indicaciones durante la primera pantalla nos invitan a recoger puntos (que a la postre son la clave fundamental para avanzar durante el juego) y lo más importante, saber como hacerlo para acumularlos en grandes cantidades. Estos nos permitirán desbloquear extras imprescindibles (más adelante nos explayaremos en ese aspecto) con los que disfrutar al máximo de la experiencia, y las normas para conseguirlos varían en función de muchos aspectos, únicos para cada escenario.
La abstracción esta aquí fundamentada por la ausencia total de argumento o excusa para hacer lo que hacemos. O al menos, por cómo se aísla de todo ello y maneja los referentes de un género que a su vez es una abstracción en si misma de la realidad...¿Demasiado espeso?
En realidad es tan sencillo como decir que Everyday Shooter juega con nuestro instinto, ayudándose de elementos claramente identificativos que nos recordarán decenas de juegos anteriores, pero capaz de recrear un lenguaje nuevo. Si entendemos arcades como Robotron o Do Don Pachi en un sentido figurativo, entonces Riff se abstrae totalmente de ellos aunque conserve sus máximas como base.