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Avance de Samurai Warriors 5

Siguiendo los pasos del himbo Oda Nobunaga.

Pocos géneros hay con unas particularidades tan marcadas y un fandom tan acérrimo como el de los musou. Pero no confundamos el tener una personalidad construida con ausencia de experimentación o riesgo, porque ese no es siempre el caso de este género; como nos han demostrado los recientes y muy notables Hyrule Warriors: Age of Calamity y Persona 5 Strikers, aun es posible dar pequeñas vueltas de tuerca que hagan sentir nuevo a un género que, durante la generación pasada, quizás se estancó más de lo necesario para mantener su personalidad intacta, algo que parece tener muy en cuenta Samurai Warriors 5.

Tras un Samurai Warriors 4 que adolecía de ser más continuista de la cuenta, la quinta iteración de la saga - si excluimos revisiones y actualizaciones varias -, ha decidido hacer borrón y cuenta nueva, haciendo un soft reboot de la franquicia. Esto requiere explicaciones: Samurai Warriors es una saga que narra los hechos acontecidos durante el periodo Azuchi-Momoyama, entre los años 1568 y 1603, que se resumen en la ambición de Oda Nobunaga por unificar todo Japón, labor que solo conseguiría Toyotomi Hideyoshi años después de la muerte de Nobunaga. Es decir, aunque quieran, no pueden volver a contar la historia de un modo diferente, porque la historia es la que es, y por eso los cambios más notables de esta entrega son, precisamente, los cambios de diseño, en cómo ha cambiado tanto en lo mecánico como en lo artístico.

¿Significa eso que, traicionando a la saga, se aleja de la fórmula clásica del musou? Ni mucho menos. Los combos de miles de golpes, las condiciones secundarias secretas, las conversaciones en mitad del combate difíciles de seguir dado el ritmo frenético de lo que ocurre en pantalla y, por supuesto, los ataques especiales que dan nombre al género, los musou, vuelven como han vuelto algunos de los polémicos añadidos de su anterior entrega, como la posibilidad de convocar a un caballo desde el cual combatir de forma más torpe contra nuestros numerosos enemigos o la barra de especial, necesaria no solo para ganar un plus de poder durante un breve lapso de tiempo, sino también para realizar un musou aún más poderoso y vistoso, el cual incluirá una igualmente breve cinemática que acabará con una estampa de nuestro personaje, con toques ukiyo-e incluidos.

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Pero entonces, ¿qué ha cambiado? Todo lo que rodea, pero no es parte, de la fórmula básica.

Si bien para este avance solo hemos podido probar los dos primeros capítulos del modo historia, si algo llama la atención es como, a diferencia de anteriores entregas de la saga, todo parece pensado para ser lo más accesible posible. Esto afecta no solo a sus tutoriales, numerosos y explicativos, sino también en cómo han decidido narrar la historia.

En el juego, al menos en lo que respecta a los dos primeros capítulos, encarnamos al mítico Oda Nobunaga, un hombre tan ambicioso como temerario que hará cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos, incluso si su posición dentro de su clan, y la fuerza del mismo, difícilmente pueden estar a la altura de ellos. De ese modo, a diferencia de anteriores entregas, el juego no cubre los eventos que transcurren en paralelo en los otros clanes, como los Toyotomi o los Tokugawa, centrando su atención en Nobunaga y en los hechos que acabarían desembocando en el incidente de Honnō-ji, uno de los eventos más famosos y traumáticos de la historia de Japón.

De todos modos, eso no significa que no vayamos a saber nada de lo que ocurre fuera del hoy más famoso daimyō de la provincia de Owari. En el modo historia, de un modo muy elegante, se van introduciendo historias secundarias en forma de escenarios secundarios donde pasamos a controlar otros personajes que nos ofrecen perspectivas diferentes de los acontecimientos de cada capítulo, añadiendo una nueva capa de complejidad narrativa al mismo tiempo que ofrece más contenido jugable para desbloquear. De ese modo, aparte de seguir de cerca el auge y caída del líder del clan Oda, también podremos ver la perspectiva de los hechos de otros personajes relevantes, como por ejemplo el fundador del del clan Tokugawa, Ieyasu Tokugawa.

Por lo demás, el juego es todo lo que esperábamos que fuera Samurai Warriors 5. Un juego discreto en lo gráfico, pero que resulta más que correcto, especialmente por su capacidad para mover sin problemas decenas o cientos de enemigos en pantalla. Un juego de una dificultad en nada excesiva, haciendo muy sencillo avanzar por sus escenarios, pero haciendo muy difícil conseguir una S en cada misión y en cada uno de los apartados de las mismas, obligándonos a tener una gran velocidad de pensamiento y un profundo conocimiento de los sistemas. Y, por supuesto, un juego con una música y efectos de sonido que resultan ser el acompañamiento perfecto para la masacre que suponen nuestros combos con cientos de víctimas por repetición.

Si además sumamos que ahora los personajes resultan más personalizables y que tanto los modelados como los propios diseños de personajes han evolucionado notablemente, ajustándose más a la sensibilidad moderna al alejarse de sus referentes históricos - o del aspecto facial que se les suele dar; pasar de Oda Nobunaga vestido de Drácula al Oda Nobunaga himbo de juego de lucha no supone una mayor traición factual, pero sí una mayor alegría para los ojos -, Samurai Warriors 5 resultará un viento de aire fresco para los veteranos de la saga. Y con suerte, quizás también logre ser una buena puerta de entrada para toda la gente que se ha ido interesado por la saga con spin-offs de franquicias más longevas, o más respetadas, como pueden ser The Legend of Zelda o Persona, que se sentían intimidados por unos diseños poco atractivos, una jugabilidad en apariencia simple y unos sistemas innegablemente enrevesados. Todo ello hace de esta nueva entrega de la franquicia por excelencia de rememorar las glorias pasadas del Japón samurai un más que posible candidato a ser el espejo en el que mirarse para el futuro del género.

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