Skip to main content

Avance de Shadow Warrior 2

Evolución ninja.

El remake que publicó Flying Wild Hog en 2013 del estrambótico Shadow Warrior de 3D Realms tuvo tanto éxito que el estudio polaco ha triplicado su plantilla en los últimos tres años. Esta rápida evolución de equipo de nicho con treinta personas a desarrolladora triple A con casi cien resulta más que evidente al jugar unos pocos minutos a su secuela, Shadow Warrior 2.

Como cabía esperar, esta continuación del clásico de culto presenta unos valores de producción mucho más grandes (visualmente aguanta el tipo frente a cualquier blockbuster actual), pero eso sólo es la punta del iceberg de lo que busca Flying Wild Hog. No quieren hacer sólo un mejor Shadow Warrior, quieren transformarlo en un éxito masivo. Y a juzgar por la demo de una hora de la PAX East, van por buen camino.

El mayor cambio es que en esta ocasión los niveles se generan de forma procedural. El diseñador Pawel Kowaleski nos explicó que cada pantalla se compone de dos o tres zonas de doscientos metros cuadrados generadas de forma aleatoria. Ciertas sección serán familiares por temática, arquitectura y enemigos específicos de la fase, pero la ubicación de tus rivales, del loot y de otros elementos variará en cada partida.

Al jugar dos veces a la demo queda patente que esto tiene un gran impacto en la exploración. La primera partida termina en una pequeña villa, mientras que la segunda presenta un laberíntico sistema de cavernas bajo una versión diferente de ese poblado. En más de una ocasión caes bajo ese terreno cavernoso, pero los enemigos -incluso los minijefes- te persiguen con tesón. Afortunadamente los movimientos son uno de los puntos fuertes de Shadow Warrior, pudiendo correr, hacer dobles saltos, deslizarte por el aire o escalar por el enorme escenario.

Este enfoque en la generación procedural cambia sutilmente el género de Shadow Warrior, pasando de ser un shooter lineal a una especie de juego de loot. En la secuela hay cosas para recoger por todas partes; el escenario está plagado de gemas para personalizar tus armas, armaduras que coger, reliquias para mejorar tu personaje y más cosas. En otros títulos la búsqueda de loot puede resultar laboriosa, pero el rápido movimiento de Shadow Warrior 2 y la impredecibilidad de los encuentros con los enemigos garantizan que estas tareas más mundanas se mantengan frescas.

La festiva colección de enemigos de Shadow Warrior tampoco va a la zaga. Los samurai acorazados suele bloquear tus ataques, las gorgonas serpentean por el escenario y los minijefes exigen que elimines a sus secuaces encadenados antes de poder atacarles. Cada tipo de oni que encuentres tiene tres tamaños: los Superior ofrecen un reto mayor, mientras que los Elite son inmunes a la magia (aunque poseen una debilidad elemental). Si te encuentras o no con una de estas criaturas de enorme tamaño es cuestión de suerte, aunque la verdad es que enfrentarte a ellas tampoco es tan malo si consideras que dejan mejores recompensas.

El principal atractivo de Shadow Warrior son sus frenéticas peleas con una fantástica mezcla de tiros, combate melee y magia. La secuela combina estos tres sistemas de forma cohesiva, con un mayor énfasis en el combate melee que su predecesor. En esta ocasión posees diferentes armas de corto alcance, como katanas o garras a lo Lobezno, aunque no hemos jugado suficiente como para apreciar bien las diferencias más sutiles entre estas diferentes opciones de melee. Lo que sí son es divertidas de inmediato, especialmente con la posibilidad de hacer golpes cargados y de bloquear ataques (incluso de jefes que son muchísimo más grandes que tú).

Las armas de fuego no son tan interesantes, pero puedes llevar un montón a la vez. Alternar las armas melee con una escopeta, un lanzagranadas, un arco, una ametralladora y un revólver implica que nunca te encuentras falto de opciones. Además, puedes personalizar cada arma para añadir daño elemental (fuego, hielo, electricidad y veneno) u otros perks, ampliando las posibilidades del sistema de combate del juego.

Finalmente está el sistema de magia. De los tres hechizos de la demo, uno atormenta a los enemigos cercanos erigiendo pinchos para empalarlos temporalmente, mientras otro los empuja con un aura de fuerza. El más interesante, en cualquier caso, es el que para el tiempo y deja a todo el mundo congelado, algo ideal para pasar sigilosamente entre los enemigos o escapar con una bomba de humo de una situación peliaguda.

Son muchas cosas a digerir y todo es increíblemente frenético, pero el espectáculo que supone asesinar a grandes demonios con un arsenal tan robusto es un festín para los sentidos. El gore es tremendamente detallado, con dos sistemas diferentes de efectos de carnicería en función de si usas un arma cuerpo a cuerpo o una de fuego.

Este bombástico giro de tuerca en primera persona a los dungeon crawlers generados proceduralmente es salvajemente divertido, aunque nos preocupa ver si aguantará el tipo a largo plazo. Flying Wild Hog todavía está decidiendo cómo penalizará al jugador por morir (en la demo simplemente te teletransportas al último punto de control con todo tu progreso intacto), pero confiamos en que sabrán tomar la decisión adecuada para que así el juego resulte aún más divertido.

En esta demo hay muchas cosas interesantes, y sospechamos que Shadow Warrior 2 puede ser especialmente atractivo para los fans de Borderlands que no estén muy entusiasmados con Battleborn. La secuela de un juego modesto de hace unos años puede no tener el mismo atractivo a nivel de marketing que Destiny, Doom o Halo, pero si echas un vistazo a Shadow Warrior 2 en acción la diferencia no es tan grande. Si Flying Wild Hog se sale con la suya Shadow Warrior 2 puede ser una de esas raras secuelas, como Red Dead Redemption o Assassin's Creed II, que añade tanto a la franquicia como para convertirla en un éxito sorpresa.

También te puede interesar