Avance de Shenmue 3
Do you know of any places where sailors hang out?
Yū Suzuki, el creador de Shenmue - y otros tantos títulos, como Space Harrier, OutRun o Virtua Fighter - afirma muy frecuentemente no jugar a videojuegos: para él, el medio empieza y acaba con los títulos en los que participa. Quizás eso explica que Shenmue 3 parezca, a todas luces, una especie de cápsula del tiempo. Es como si no hubiese pasado ni un solo día entre la publicación de la última entrega de la saga - aunque en realidad, hayan transcurrido ya casi veinte - y este nuevo título cuyo lanzamiento tendrá lugar en noviembre.
Shenmue 3 es un juego fundamentalmente anacrónico, pero de una manera consciente. Esto quiere decir que se ve, se juega y se experimenta de una forma totalmente idéntica a las entregas anteriores. El juego, originalmente nacido de un Kickstarter, mantiene en mente que su único propósito es cerrar la trilogía que tendría que haber sido, en su momento, si el mundo del videojuego hubiese funcionado diferente, y por eso nos presenta un universo y unas mecánicas sacadas directamente de la época de la Dreamcast.
La demo que jugamos - que tenía unos quince minutos de tiempo límite; quizás no la mejor de las decisiones para un título tan basado en la exploración, en descubrir las cosas a nuestro ritmo - tenía lugar en una zona cerrada, en la que se nos encomendaba la tarea de encontrar a un hombre con una cicatriz en la cara y enfrentarnos contra él. El segmento jugable terminaba en este enfrentamiento - lo superásemos o no - pero antes de eso, teníamos la opción de explorar un poco. Dos caminos disponibles, un pequeño pueblo en nuestras manos y multitud de pequeños minijuegos y NPCs con los que interactuar.
Si algo nos queda claro, ya sólo con darnos una pequeña vuelta por ahí, es que todo está exactamente como lo recordábamos. Las conversaciones son pausadas, y rara vez tienen muchísimo contenido; alguno de los personajes tenía un poco más de interés, pero en general cualquier interacción con los pueblerinos comenzaba con Ryo preguntándoles si habían visto a un hombre con una cicatriz en la cara, y terminaba con él o ella contestando que no, que no tenían ni idea. Es casi imposible no acordarnos de esos esquivos y ocultos marineros que teníamos que encontrar en Dobuita; igual que es difícil no pensar en el primer Shenmue cuando nos peleamos con los controles de tanque o el manejo de la cámara.
Los controles son, probablemente, el elemento con el que los jugadores - especialmente nuevos, pero también alguno de los viejos que no los recuerde muy bien - van a tener que pelearse cuando se produzca el lanzamiento del juego. El movimiento es un poco complejo, los botones de interacción varían contextualmente, y para coger o utilizar un objeto que encontremos tendremos que hacer zoom en él y después pulsar el botón de acción. Hacerse a ello es complicado, a poco que haya pasado algo de tiempo entre la última vez que jugamos Shenmue y nuestra aproximación al cierre de la trilogía.
Además de eso, poco más pudimos ver: un par de minijuegos - una carrera de tortugas y uno que trataba de ayudar a un hombre a cortar leña - y un breve pero intenso combate en el que comprobábamos, ya sin sorpresa, que los combos y los ataques funcionan, también, exactamente igual que siempre. Hay una leve imprecisión en el movimiento, la cámara se mueve constantemente - algo muy característico del título - y, eso sí, nos quedamos con ganas de probar más técnicas diferentes y ver cómo funcionaba el ciclo de día y noche.
Siendo totalmente sinceros, lo que hemos visto no suena particularmente esperanzador. Shenmue 3 está pensado como un título creado, única y exclusivamente, para contentar a los fans; pero cabe plantearnos si es esto, un videojuego por el que parece que no ha pasado el tiempo, lo que los fans queremos de verdad. Al final, será cuestión de gustos; y los errores que tiene este Shenmue 3 ya existían en los juegos originales. Pero después de tanto tiempo, de tantos avances en el medio, jugar a este juego tan idéntico, tan absolutamente derivativo de una saga que nació hace dos décadas, se siente un poco extraño aunque queramos escudarnos en la nostalgia o en la pasión por la serie. Como persona que ama Shenmue no a pesar, sino precisamente por sus peculiaridades y sus defectos, quiero, con todas mis fuerzas, que me guste este juego; y lo que se ha mostrado, hasta el momento, no es ni remotamente suficiente para justificar tanto la resurrección de la saga como las expectativas creadas al respecto.