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Shooting Chicken

Pollos a la carrera.

No demasiadas veces el servicio de juegos descargables Xbox Live Indie Games cuenta con novedades interesantes, o al menos novedades que no cuenten también con una versión en otras plataformas de descarga a un precio algo más competitivo y cómodo que los engorrosos Microsoft Points. En el caso concreto de las exclusividades de este servicio, a menudo cuesta separar el grano de la paja (como bien sabrá nuestro lector y oyente medio) dada la filosofía del susodicho canal de distribución. La llegada de productos exclusivos de calidad como este Shooting Chicken (Brutal Suckers), y además al precio mínimo exigido, 80 Microsoft Points, es una buenísima noticia.

La premisa, en principio, parece demasiado simple. Una protagonista de aspecto anime, ataviada como una camarera y escopeta en mano, deberá enfrentarse a hordas de pollos saltarines a lo largo de unos escenarios bidimensionales con ciertos toques de plataformeo. Y sí, en realidad se trata de una premisa simple que no obstante muy pronto empieza a descubrir cierta complejidad, especialmente en el diseño de niveles y la estructura de los escenarios en relación al modo y la frecuencia de aparición de los frenéticos pollos.

Progresivamente la propuesta va mostrando sus cartas con la aparición de todo tipo de armas que recogeremos por los escenarios (granadas, lanzallamas, subfusiles, ametralladoras, etc.), trampas y nuevos elementos destruibles del escenario que podremos usar astutamente en nuestro favor a la hora de aniquilar enemigos. La conclusión de cada nivel irá acompañada de una puntuación en la que influirán factores como el número de pollos eliminados, disparos a la cabeza, pollos desplumados, tiempo invertido, combos y un largo etcétera. Estos puntos, aparte de reclamo para intentar batir nuestras marcas, se pueden canjear por desbloqueables en el menú homónimo, de manera que podremos comprar armas (y así poder disponer de ellas desde el principio) mejoras de parámetros del personaje y demás cosillas interesantes. Un total de cinco fases jugables en dos modos de juego diferentes (fases sueltas o el modo competición), la siempre retante mecánica de los arcades clásicos, y un apartado visual y sonoro bastante correcto redondean la oferta lúdica.

Shooting Chicken además es difícil, pero no de una dificultad forzada que sirva para maquillar una duración escasa u otros aspectos de diseño que pudieran estar descuidados, sino que una vez has conectado con su mecánica, el progreso a través de su ajustadísima curva de dificultad es constante. A pesar de ello, es preciso insistir; se trata de un juego bastante difícil, y es probable que aquellos que no estén forjados en el fragor de los arcades y las recreativas de salón se encuentren con una piedra demasiado dura de limar. Sin embargo, todos aquellos amantes de los juegos de acción de la vieja escuela encontrarán alicientes suficientes en este título, un título bastante recomendable teniendo en cuenta su relación calidad/precio.

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