Si te gustan los Zelda, los shmups o ambos, tienes que jugar a Minishoot Adventures
Pequeñas naves, grandes aventuras.
Minishoot Adventures es, simple y llanamente, un juego redondo. Y aunque podrías dejar de leer aquí, ir a comprarlo y disfrutarlo como se merece - decisión que aplaudiría desde la distancia virtual que nos separa -, hay un montón de razones por las que merece desarrollar la primera línea de este texto.
Se suele decir, no sin cierta carga de cinismo, que no hay nada nuevo bajo el sol o que ya está todo inventado. Y es complicado llevarle la contraria a estas afirmaciones en una industria del videojuego caracterizada por el continuismo de las grandes propuestas. Sin embargo, es una constante que el desarrollo independiente reivindica su lugar en la industria a base de creatividad, arrojo y buenas ideas, porque no hay otra forma de calificar a una propuesta como Minishoot Adventures, un título que mezcla, con maestría, los shoot 'em ups (o shmups para los connoisseurs), un apartado artístico de auténtico lujo y... ¿The Legend of Zelda?
Sí, habéis leído bien. Siendo más precisos, Minishoot Adventures cimenta su estructura sobre las enseñanzas de los Zelda más clásicos, intercambiando al aventurero Link por una pequeña y preciosa navecita que tendrá que explorar cavernas, enfrentarse a mil y un peligros y conquistar oscuras mazmorras para expurgar el mal que asola su tierra natal, Naverule. Y pese a que el nombre de la tierra que albergará nuestras aventuras me lo he inventado vilmente - mezclando navecitas e Hyrule -, lo que sí es cierto a pies juntillas es que nos abriremos paso a través de los exquisitos parajes de Minishoot Adventures gracias a un impecable control que, llegado el momento de los tiros, demostrará su valía como twin-stick shooter.
Controlando el movimiento de nuestra nave con el stick izquierdo y la orientación de los disparos con el derecho, de poco serviría este esquema - o cualquier otro, ya puestos - si a la hora de esquivar las ráfagas enemigas, este se comportase de forma errática o imprecisa. Por suerte para nosotros, el manejo de nuestro pequeño Minishoot no contiene aspereza alguna, respondiendo a la perfección cuando queramos reaalizar las maniobras más complicadas o necesitemos esquivar en una fracción de segundo. Y vaya que si lo vamos a necesitar; si bien los enfrentamientos de Minishoot Adventures andan por senderos bastante alejados del bullet hell, no se puede negar que algunos jefes finales, mazmorras o encuentros repletos de naves pueden llegar a ponernos contra las cuerdas a poco que bajemos la guardia. Sin embargo, Minishoot Adventures nunca transmite la sensación de ser injusto, quizás por el hecho de que una respetable porción de sus enfrentamientos son opcionales. O quizás sea porque cada decisión que tomamos sobre el árbol de mejoras tiene un profundo impacto en la jugabilidad. O porque la conjunción de todos estos elementos que estoy mencionando conforman un pilar jugable de una solidez fuera de toda duda.
Pero no sólo de disparos entre navecitas vive Minishoot Adventures. Aunque el intercambio de rayos láser, firuladores de fotones y diversas energías de la fantaciencia son suficientes para sostener un título - y todo un género: de ahí la existencia de los shmups -, Minishoot Adventures es un homenaje a dos maneras de jugar de lo más dispares. La segunda, ya lo hemos ido apuntando antes, es la aventura a lo Zelda, y este hecho salta a la vista casi de forma inmediata cuando nuestro alado héroe se asoma a un mundo que está tan lleno de peligros como de oportunidades y color. Lo cierto es que el apartado artístico de Minishoot Adventures, aún estando lejos de los píxeles y melodías sintetizadas de las aventuras clásicas de Link, vibra con una fuerza e intensidad propias de los juegos de aventuras. Intensos colores contenidos por contundentes líneas negras, maravillosas melodías que recuerdan a la ciencia-ficción e, incluso, margen para dotar de expresividad a unas naves que no hablan pero revolotean o tiemblan para mostrar emociones son algunas de las claves de una dirección artística con una personalidad que ya quisieran para sí títulos de presupuestos colosales.
Y si parece un juego de aventuras, es lógico que se juegue como tal. De ahí que la exploración juegue un papel clave, perdiéndonos y encontrándonos en un mapeado colosal lleno de recovecos, secretos y rutas opcionales. Y aunque en ocasiones puede que nuestra ambición aventurera nos lleve a extender cheques que nuestras habilidades no estén listas para pagar - que te has metido por donde no tocaba, vaya -, el diseño del mundo de Minishoot Adventures propone una progresión tan orgánica y bien establecida que a veces te hace dudar de que este título sea obra de, prácticamente, dos desarrolladores. Si a un control preciso le sumamos un movimiento ágil, unas habilidades cuyo impacto va más allá del combate, una exploración satisfactoria y llena de recompensas y unas mazmorras con el punto justo de dificultad, el resultado es una aventura a la que estás deseando volver en todo momento.
Y ese, y no otro, es el secreto de Minishoot Adventures: una combinación de dos géneros, en apariencia dispares, que funciona como una maquinaria suiza. Un mundo repleto de color, aventuras, acción y carisma que empieza atrayéndote por su llamativa propuesta y termina atrapándote con el embrujo de su impecable mezcla de exploración y navecitas.