Silent Hill Homecoming
Dejad descansar a los muertos.
Homecoming sigue al pie de la letra la trama marcada por la primera y tercera entrega, pero sobre todo, recoge multitud de elementos de la película. Tiene sentido desde el punto de vista comercial y efectivamente abre el mercado potencial de clientes, llamando la atención de aquellos que sin conocer los juegos anteriores entraron en el mundo de SH a través del film. Ese público sin referencias encontrará en Homecoming un juego que probablemente colmará sus expectativas, y que le divertirá sin mayores complicaciones durante su considerable extensión. Además hay bichos y sustos, así que misión cumplida.
El problema lo encontrarán los que hayan jugado a esta saga con anterioridad y, sobre todo, los que la amen de veras. Si bien es cierto que Homecoming tiene momentos en los que roza de veras lo que se espera de un Silent Hill, en líneas generales es tedioso y mediocre. Parece el nuevo disco de una de esas bandas legendarias que trata de imitar sus buenos momentos de antaño, consiguiendo ser tan sólo una caricatura con licencia oficial. Técnicamente no es nada impresionante, fallando incluso en aspectos tan determinantes para un juego con esta marca como la iluminación. En cualquier caso, lo creativo en SH siempre ha estado por encima de lo técnico, pero desgraciadamente en Homecoming toda la creatividad queda en las carpetas que mandó la gente del estudio de Japón.
Se ha tratado de evolucionar en lo jugable, ya que el control de los distintos protagonistas de unos y otros episodios nunca se ha caracterizado por lo amable de su manejo. Y efectivamente se ha logrado un sistema de combate algo más sencillo, más acorde con los nuevos tiempos, pero sin demasiados alardes. Vamos, nada excepcional. Se han añadido algunas acciones que aportan bien poco, como poder pasar por pasillos angostos o rasgar ciertos tejidos que desde luego no mejoran en absoluto la experiencia, quedando como algo anecdótico e innecesario. Quizás el mayor avance en lo jugable sea la nueva disposición de los botones, que efectivamente facilita bastante la tarea de cambiar de armas y seleccionar objetos.
No se debe entender de este texto que Silent Hill Homecoming es un juego malo. Es, sencillamente, un título mediocre, que no está a la altura del nombre que leemos en la portada. Pero quizás el problema no esté en el propio juego, si no en el hecho de pretender explotar la saga más allá de lo presente. La historia de Homecoming no es mala, sin llegar a ser brillante en ningún momento, e incluso encontramos detalles, como la buena construcción de nuestro personaje, que son dignos de mención, pero como conjunto no deja de ser una suma un poco incoherente de elementos que se perciben como ajenos y no del todo bien hilados.
La experiencia de jugarlo no es desagradable, desde luego, pero sabemos que el poso que dejará en nosotros se limitará al tiempo que tardemos en apagar la consola, lo cuál no ocurría con algunas de las anteriores entregas de esta serie. Quizás la frase que mejor pueda concluir este texto sea “dejad descansar a los muertos”.
Silent Hill Homecoming sale a la venta para PS3, Xbox 360 y PC el próximo 26 de febrero.