Sin and Punishment: Successor of the Skies
Treasure la vuelve a liar.
Treasure es una de mis compañías favoritas. No en vano ha estado ahí desde los tiempos de Megadrive, cuando bajo el paraguas de SEGA los ex de Konami realizaban cosas tan trepidantes como Gunstar Heroes. Con sus obras para Saturn y Nintendo 64 ganaron mi admiración, y con Ikaruga y Gradius V demostraron que en los shooters todavía hay espacio para innovar. Por eso me chocaba introducir este DVD en la Wii y encontrarme con un primer nivel absolutamente soso y sin ningún sello de identidad de los desarrolladores japoneses.
Craso error, la verdadera naturaleza del juego se destapa justo a continuación. Si hubiese una palabra que definiese lo que es Sin and Punishment 2 sería trepidante. Bebe de las formas de un ilustre de hace quince años, Space Harrier, y lo mezcla con el estilo imbatible con el que renovaron Shilpeed, un clásico de MegaCD reconvertido a la Playstation 2. Además huele a estilo nipón, con sus protagonistas de rasgos exageradamente occidentales sumergidos en decorados con destellos pastel, efectos especiales repletos de luz, enemigos enormemente inverosímiles y dificultad por momentos desesperante.
Los protagonistas son una pareja de pilotos espaciales que no necesitan nave, se bastan con su cuerpo y un láser para plantar cara al enemigo, un rubio con aires de grandeza que intenta darles caza utilizando un ejército de soldados armados hasta los dientes y engendros tecnológicos. Sin and Punishment 2 es lo que podríamos llamar un shooter on-rails, es decir, el personaje avanza automáticamente hacia el interior de la pantalla y nuestra misión consiste en esquivar el fuego enemigo moviéndolo de izquierda a derecha y de arriba abajo a la vez que disparamos a todo lo que se mueva en pantalla.
Y es aquí donde se nota el sello made in Treasure; el camino prefijado a veces es un vuelo donde vamos a encontrar decenas de enemigos en pantalla y explosiones por doquier, empujando al límite la capacidad poligonal de la consola. Y a veces el vuelo se detiene y se transforma en un enfrentamiento directo contra un enemigo gigantesco, tanto que el motor 3D se resiente y se aprecian pequeñas ralentizaciones cuando junta en pantalla efectos como el fuego con figuras desproporcionadas. Algo habitual en las adaptaciones de Treasure a las consolas de sobremesa, ofrecer espectacularidad que rompen sus posibilidades técnicas e ingenios tan inverosímiles como de patrones retorcidos, de los que satisface acabar con ellos tras demostrar ser muy hábil con el mando.
También es conocida la dificultad de todas las producciones anteriores de estos desarrolladores y Sin 2 no es una excepción. Por suerte el juego se guarda automáticamente al superar los diferentes check points y podremos continuar desde ese lugar sin tener que volver a comenzar el nivel. En fácil la dificultad es justa, en normal empieza a ser complicada y en difícil un auténtico infierno, toda la acción está diseñada para volver a jugar cada nivel y mejorar la puntuación, que el juego cuelga en Internet, hasta rozar la perfección de saber en cada momento por dónde aparecerá el siguiente enemigo o qué teclas tocar para que desprenda un power-up.