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Skate 3

Perfeccionando el estilo.

Hace unos años Electronic Arts probablemente representase mejor que nadie el mal en su faceta más corporativa dentro del sector del videojuego, pero hay que reconocer que últimamente las cosas han cambiado y ese dudoso honor ha sido transferido a otra gran third party (sí, Activision, te estoy mirando a ti). Nuevas franquicias como Dead Space, Mirror's Edge o Brütal Legend ejemplifican a la perfección esa apuesta por la originalidad en vez de lo mismo de siempre. Pero antes que todos ellos llegó Skate, un juego que revolucionó completamente un género para darle un giro de 180 grados, tras años dominado por la saga Tony Hawk's Pro Skater de Neversoft.

Así que resulta cuanto menos irónico que el leit motif del argumento de Skate 3 (vender cuanto más mejor) sea, precisamente, lo mismo que ha abocado a la franquicia Tony Hawk a su actual estado, sin rumbo ni visos de recuperación. En una nueva ciudad (Port Caverton), a la que tenemos completo acceso desde el principio de la partida, debemos superar montones de pruebas de diferentes tipos (carreras, sesiones de fotos y vídeo, dominación de spots, concursos para intentar romper la mayor cantidad posible de huesos, etc.) con el objetivo de vender un número indecente de tablas, y para ello cuanto más renombre mejor.

La base jugable, sin embargo, sigue siendo el magnífico control Flick It. Utilizando trazos con el stick analógico derecho podemos hacer todos los trucos (algunos nuevos, como el underflip o el darkslide), en vez de usando complicadas combinaciones de botones. Para aprender tanto los más simples como los más complejos podemos asistir a la Skate School, en la que el divertidísimo entrenador Frank (interpretado por Jason Lee, al que recordaréis de varias películas del gran Kevin Smith) nos da todos los detalles para su realización y en la que podemos practicar antes de pasar a competir.

De hecho, un aspecto que se ha cuidado muchísimo es intentar hacer el juego accesible para todo tipo de público, independientemente de su experiencia o habilidad con otros títulos similares, mediante tres niveles diferentes de dificultad. En el fácil los giros son más rápidos, los trucos salen con mucho menos esfuerzo y la física no es tan exigente. En el más alto (hardcore), en cambio, el reto es considerable incluso para los expertos en la saga: aterrizar es más difícil, los grinds son más complicados y los trucos requieren una precisión mucho mayor. Si formáis parte de los (muchos) jugadores que pensaron que Skate 2 era demasiado sencillo, la tercera entrega os ofrecerá justo lo que buscabais.

Pero en Skate 3 el mayor énfasis se ha centrado en las herramientas de creación y comunidad. Aparte del editor de personajes podemos crear nuestros propios skate parks, en los que podemos colocar todo tipo de objetos sobre los que saltar, grindar y realizar trucos. Estos escenarios se pueden compartir a través de internet, así como fotografías o vídeos, formar nuestro propio equipo para retar a otros jugadores y participar en rankings a nivel mundial. El multijugador, además, se integra de forma bastante transparente con la experiencia individual, haciendo que la línea que separa offline y online quede bastante diluida. No es una implementación perfecta porque a veces lía bastante, pero sin duda es el camino a seguir por los sandbox deportivos como Skate.

Port Caverton deja atrás el estilo más colorista de New San Vanelona (Skate 2) apostando por una paleta menos saturada, pero sigue siendo una ciudad grande, atractiva y plagada de spots en los que patinar. Sin embargo, en Skate 3 hay un par de detalles gráficos que deberían ser mejorados. El primero es un frame-rate irregular (al menos en la versión analizada, la de PlayStation 3) que muestra más problemas de los que debería en ciertas escenas. El segundo es una cámara que, pese a ser muy fiel con el estilo de los vídeos de skate, en ocasiones se vuelve un poco loca y entorpece la acción.

Skate 3 es el mejor juego hasta la fecha dentro de la franquicia de EA, pero también es una entrega que debería servir como toque de atención para sus creadores. Se ha depurado su mecánica jugable, se han mejorado detalles que no acababan de funcionar en la anterior secuela y se han añadido cosas interesantes, pero también empieza a mostrar signos de agotamiento y el factor sorpresa se ha perdido por completo. Sus desarrolladores deberían tomar buena nota de ello, porque ahora todavía están a tiempo de evitar los errores que cometió Activision con Tony Hawk. En cualquier caso estamos ante un más que notable juego de skate que cualquier fan del género no debería perderse.

8 / 10

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