Sky Rogue nos recuerda lo romántico de la aviación
Ya en Early Access.
No me avergüenza admitir que, hace muchos años, compré el libro de Annie Jacobsen con la historia del Área 51 para leer sobre alienígenas. Al final el tema de los extraterrestres era escaso, pero aprendí mucho sobre el Lockheed A-12, el cual era muchísimo más interesante de lo que esperaba. Apodado como Oxcart, el nombre clave más inapropiado en la historia del espionaje, el A-12 parecía el dibujo de un crío de un caza, tan bonito como mortífero y romántico. Era un horror de la guerra fría, sin duda, pero tenía sus atractivos, como una salvaje velocidad y el hecho de que su motor tendía a apagarse cuando volabas especialmente rápido. La solución a este problema no fue arreglar el motor que recortaron, sino también el otro. Eso salvó a los pilotos del A-12, pero quizás, en lo que respecta a soluciones, parecía una especie de arreglo a medias.
Sky Rogue, disponible ya en Early Access, también está a medias, y también es bonito, mortífero y romántico. El espíritu del A-12 vuela otra vez en sus cielos a lo Sega, pero el avión está pintado de chillones rojos y azules y las cámaras espía han sido sustituidas por armas desbloqueables. Sky Rogue es desorientadoramente bello, con su simple y efectiva geometría, sus disparos con trazadora y sus portaviones voladores. Se controla fantásticamente bien, con lo cual puedes girar rápidamente e impulsarte con potencia. He muerto más veces tomando capturas de pantalla de un desconcertantemente carismático bombardero enemigo que disparándole. Quizás la cámara del A-12 no se quedó en casa, después de todo.
Como sugiere el Rogue del título, es un juego en el que te enfrentas a terribles desafíos, mueres un montón y luego vuelves al principio una y otra vez. Sin embargo los desbloqueos se mantienen, son solo las misiones procedurales las que se reciclan. Soy bastante malo con ellas, la verdad, y solo he visto un puñado: elimina un objetivo terrestre, destruye un gran avión, derriba un portaviones. Una vez lo haces, corres de vuelta a tu propio portaviones y aterrizas antes de que te hagan pedazos. En un juego con un estilo tan fresco, el aterrizaje es lo único que decepciona: simplemente te dejas caer sobre el cielo, y tu bello avión se convierte de pronto en un viejo Mazda con cambio automático, en el que alguien ha introducido la marcha para aparcar.
De momento esto es lo único que no nos ha gustado. Los aviones son fantásticos, las armas están definidas por potencia, alcance y posibilidades de bloqueo en el enemigo, y me encanta la forma en que se representan las islas que sobrevuelas, formadas por hexágonos. No hay mucho más que decir de Sky Rogue por ahora, como su inmediatez o las agradables sensaciones que transmite, pero no importa. Quizás sea el momento de volver a él para hacer unas cuantas capturas más, supongo.