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Snapshot

Pequeño gran angular.

Este análisis forma parte de la sección de Game Over.

En esta aventurilla plataformera con agradable sabor a 16 bits manejamos a Pic, un simpático robot con el que ataviados únicamente con una cámara de fotos debemos atravesar una serie de etapas resolviendo diversos puzles. La peculiaridad de la lente especial de nuestro protagonista hace que seamos capaces de fotografiar algunos objetos para después devolverlos al plano original en una ubicación diferente. El manejo del personaje -en su versión PC- con el teclado, dejando el ratón para el objetivo resulta de lo más intuitivo, aunque el mayor handicap a este respecto es lo impreciso que puede mostrarse a la hora de salvar algunos obstáculos, volviéndose absurdamente frustrante en contadas ocasiones.

Al principio, las cosas son muy simples. Sortear plataformas mientras correteamos y movemos cajas aquí y allá para alcanzar zonas elevadas no supone problema alguno, y la curva de aprendizaje se presenta amable, añadiendo nuevos elementos a la mecánica básica, lo que poco a poco nos va haciendo pensar un poquito más. Sin embargo, la física no tarda demasiado en ir cogiendo protagonismo y la dificultad pega un salto considerable al mismo tiempo que el título demuestra ser sumamente inteligente. Los elementos que capturamos mantienen la inercia de cuando son fotografiados, por lo que al devolverlos a la realidad conservan todo su impulso. A su vez, algunos de ellos se encuentran en un segundo plano, por lo que debemos colocar la cámara en el punto exacto para dibujar y capturar dicho elemento. Por supuesto, la complejidad va en aumento, alcanzando su cúspide cuando nos obligan a realizar auténticos malabares para lograr combinar de la forma más idónea los objetos a fin de crear plataformas de la nada.

"Snapshot se desenvuelve como un agradable y más que disfrutable título de plataformas en el que los puzles eclipsan a la tradicional mecánica de saltos con su excepcional diseño."

Las primeras fases son sencillas, quizá excesivamente cortas, pues no tardamos más que algunos segundos en completarlas; pero, a medida que quemamos etapas, éstas se tornan cada vez más extensas e intrincadas, convirtiéndose por momentos en un ejercicio de sadismo por parte de sus desarrolladores. Lo que, como mencionaba antes, enseguida nos muestra la cara menos amable del juego: su mejorable precisión. La muerte acecha a Pic a cada paso e implica volver al punto de partida. Cuando danzamos por niveles pequeños no supone un gran problema, pero no es lo mismo cuando pasamos un buen rato resolviendo acertijos relativamente complicados mientras nos peleamos con nuestra propia coordinación y debemos reiniciar un nivel entero por culpa del control. Realmente tampoco es que suponga un excesivo problema, pero si es algo que podría haberse evitado y puede acabar por exasperar a más de uno.

El punto de inflexión llega cuando sobre el ecuador de la aventura comienzan a aparecer diferentes figuras hostiles para poner aún más a prueba nuestra paciencia. En estos niveles el rango de dificultad se dispara y la pericia con la cámara debe ser superlativa si no queremos terminar aporreando el teclado cual niño alemán. Con ella es posible capturar los proyectiles enemigos para, además de no sufrir daños, mover algunos utensilios del escenario como, por ejemplo, sacar cajas de zonas vetadas para nuestro objetivo. Además, para los completistas, cada fase cuenta con tres elementos extra que debemos retratar para aumentar la puntuación final. Algunos de ellos los veremos a simple vista, sin embargo, para dar con otros deberemos barrer por completo el escenario, lo que conlleva alcanzar y salvar las zonas más complicadas del recorrido. Las que, como cabría esperar, resultan sumamente gratificantes por el propio reto que proponen.

Su colorista acabado visual, con un acentuado toque de acuarela y las acarameladas melodías de WiL Whitlark convierten a Snapshot en una experiencia acogedora y sugerente y ayudan a que las múltiples patadas en la boca que procesa, unas veces por nuestra propia ineptitud, otras por su sistema de control, se reciban con una estúpida sonrisa. Retro Affect también nos invita a completar su título en el menor tiempo posible mostrando un contador al finalizar cada nivel, ofreciendo como única recompensa la siempre satisfactoria superación personal, pero si por otra parte uno prefiere ir pasito a pasito, contemplando su inspirado arte e inteligente composición de rompecabezas, Snapshot se desenvuelve igualmente como un agradable y más que disfrutable título de plataformas en el que los puzles eclipsan a la tradicional mecánica de saltos con su excepcional diseño. Ah, y salen animalicos. Que eso siempre está muy requetebién.

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