SOCOM: Confrontation
Fallando el tiro.
Tendremos a nuestra disposición un total de siete mapas diferentes, cada uno de ellos con varios tamaños según el número de participantes inmersos en la partida. No son demasiados, y encima da la sensación de que aún son menos de lo que parecen, ya que tres de ellos –Crossroads, Frostfire y Desert Glory– provienen de otros títulos de la saga, algo que quizás no siente bien a los más veteranos; aunque puede ser una ventaja para los mismos con respecto a los novatos.
Para personalizar las partidas y aumentar la variedad del título encontramos siete modos de juego diferentes para las confrontaciones entre comandos y mercenarios: aniquilación, demolición, supresión, extracción, control, brecha y escolta. Cada uno posee diversas variantes, como colocar y proteger una bomba o liberar rehenes, aunque el objetivo prioritario siempre se basa en acabar con la vida de los enemigos para poder cumplir con los requisitos impuestos de una manera más cómoda.
El arsenal de armas es bastante amplio y personalizable al cien por cien. Cada personaje podrá llevar encima dos tipos de armas, con una secundaria de menor calibre, además de diversos complementos como granadas de mano, C4, etc. Según lo que seleccionemos, las maniobras jugables pueden variar, ya que si optamos por cargar con un lanzagranadas, nuestras acciones y movimientos serán más lentas y toscas que si cargamos simplemente con una ametralladora. Y es que dudar un segundo en el campo de batalla puede significar la muerte, y para eso ayuda un sistema de control que adolece de algunos fallos a veces inexplicables, como por ejemplo, una recarga de arma en estático o la ampliación de zoom a través del botón direccional.
El componente táctico del juego es mayor que en otros títulos de calibre similar, aunque obviamente todo puede variar dependiendo de si jugamos habitualmente con amigos o con gente desconocida. Es vital la comunicación con los compañeros para poder finalizar con éxito cada misión, por ello –y como ya pasó en las entregas para PS2– se ha incluído un auricular inalámbrico de venta conjunta con el juego. Aunque si los más tímidos no quieren dar a conocer su voz está disponible un chat de texto predeterminado con el cuál dar o responder las órdenes estipuladas. Pese a todo esto, llega a desesperar el ver como cada miembro del equipo va a su libre albedrío, dejándonos prácticamente indefensos ante las acometidas rivales. Por ello y como decimos, siempre es más ameno y sano para nuestra delicada salud el dedicarle horas con un grupo de amigos, e incluso crear un clan con la opción que el propio título tiene disponible (más adelante se incluirán torneos entre éstos).
Gráficamente, SOCOM: Confrontation no tiene calidad ni para haber sido aceptable en la primera remesa de juegos de nueva generación. Es bastante triste que un título que pretendía ser un referente esté tan descuidado en este aspecto. Tampoco estamos pidiendo un deleite visual a lo Killzone 2 para un juego online, pero al menos un poquito más de dedicación. Escenarios casi vacíos, escaso nivel de detalle y animaciones irrisorias son, a gran escala, los principales defectos de este descafeinadísimo apartado. Y para rematar la jugada, acompañan unos tiempo de carga exageradamente pesados. Resulta frustrante que el aspecto visual haya quedado descuidado en pos de la jugabilidad, y más todavía cuando ésta tampoco ha acabado siendo nada espectacular.
En el apartado sonoro la cosa mejora un poco, los efectos FX como las pisadas en diversos terrenos o las explosiones resultan sobresalientes y quedan aderezadas con las voces en off que nos indican cuáles son los pasos a seguir.
Es una verdadera lástima, pero la franquicia SOCOM ha entrado con el pie izquierdo en la nueva generación. Pese a los retrasos, el descalabro parecía inevitable desde hace tiempo. Confrontation es un buen juego táctico si se juega como ha de jugarse, pero la multitud de defectos que acarrea sólo consiguen agravar la paciencia del jugador. Quedará esperar con ansia una futura entrega que, al menos, pueda aportar algo nuevo al género.