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Análisis de Sonic 4: Episode II

Una noticia buena y una mala.

¿Cuál es la buena noticia? Que este segundo episodio de Sonic 4 es claramente mejor que el primero. ¿Y cuál es la mala? Que aún queda algo lejos de ser un digno heredero de los clásicos Sonic de la época de Mega Drive.

Pese a la mala noticia, la buena es una gran noticia. El primer episodio parecía que estuviera promovido por una nostalgia embriagadora al mítico Sonic The Hedgehog más que por realizar un gran arcade o incluso querer continuar con una saga. Con Episode II, en cambio, el Sonic Team ha decidido arreglar los aspectos más criticados a la primera parte de Sonic 4. El más notable de ellos era la escasa inercia en los movimientos del erizo azul, que ahora es más parecida a "lo que debería ser" si comparamos con los clásicos juegos a los que se pretende dar tributo, aunque se ha seguido priorizando la simple carrera para acelerar en vez de dejar que Sonic ruede sin control.

Otro cambio muy apreciable es el abandono del "falso 3D", es decir, el uso de imágenes en 2D obtenidas de un renderizado 3D. Episode II utiliza un auténtico motor 3D para jugar, generalmente, en un escenario 2D, aunque algunos escenarios hacen juego con distintos planos de profundidad. El sonido sigue siendo esa molesta imitación de la música en 16 bits, con temas repetitivos y sin gancho.

Así como el primer episodio de Sonic 4 era un tributo a Sonic The Hedgehog, análogamente este segundo episodio rinde tributo a Sonic 2, desde la mecánica clonada de las etapas especiales hasta el co-protagonismo del zorro Tails. El dinámico dúo formado por Sonic y Tails está integrado en un único control en el modo de un jugador: Tails sigue yendo a la zaga de Sonic, pero tenemos pleno control de los movimientos combinados de los dos personajes mediante el uso de un botón. Junto a los clásicos movimientos de volar y nadar, aparece un nuevo movimiento en el que los dos personajes forman un spin que avanza automáticamente y acaba con todos los objetos destructibles con los que entra en contacto durante un periodo de tiempo.

Este uso combinado de los dos personajes quita la especialización de cada uno en el modo cooperativo, ya que cada jugador puede invocar cualquiera de esos tres movimientos. De esta forma, el modo multijugador sirve más para pasar un buen rato compartiendo momentos con un amigo que para decidir el papel de cada uno. La falta de pantalla partida acentúa el hecho de que uno de los jugadores sea un mero apoyo para el que decida llevar la iniciativa en cada momento.

Respecto al juego en sí, las zonas son ligeramente más originales que las vistas hasta ahora, aunque con ciertos homenajes, y los niveles siguen siendo bastante extensos. Se sigue abusando del uso del "bombing attack" de Sonic para avanzar a la vez que destruimos enemigos, con el consiguiente riesgo de no poder avanzar si por error acabamos donde empezamos, aunque usar a Tails puede arreglar algunos de los casos. También quiero hacer una mención especial a las señales rojas de los precipicios, que tan sólo indican que la caída es fatal. Estos rótulos tendrían que ser innecesarios si el diseño de niveles fuera suficientemente bueno como para que el propio jugador dedujese qué es lo que depara el dejarse caer tan sólo valiéndose del entorno.

Siguiendo con el diseño de los niveles, se sigue abusando de los resortes y aceleradores en los que se pierde el control, algo positivo en ciertos casos pero que a veces lleva a situaciones extremadamente peligrosas que parece que estén calibradas al milímetro para fastidiarnos la recolección de anillos. El control absoluto de los combos de los dos personajes lleva a muchas situaciones en que es necesario su uso para avanzar por los niveles, especialmente en algunos enemigos finales.

Estos enemigos finales destacan por su originalidad, y en ellos se disputan alternativamente el antagonismo el doctor Eggman y Metal Sonic. Personalmente no me parecen excesivamente más fáciles que otros jefes finales de los clásicos, y a veces descubrir qué hay que hacer puede llegar a frustrar por la pérdida de vidas innecesarias para superarlos.

Ni tan sólo la existencia del Episode Metal, el episodio disponible si también adquirimos la primera entrega de Sonic 4 en el que llevamos a Metal Sonic, compensa la falta de integración entre los dos juegos. Cada episodio es un juego aparte, en el que ni siquiera se comparten puntuaciones grabadas ni la obtención de Chaos Emeralds. De hecho, el propio Episode Metal usa el motor del primer episodio (con la misma falta de inercias), con cuatro actos que corresponden a uno de cada zona del mismo primer episodio. Por lo que aporta a la historia, mi recomendación es no comprar el Episode I sólo por el Episode Metal, porque no lo vale.

Ya como conclusión, Episode II está más cerca de los clásicos juegos de Mega Drive que su predecesor. Sigue manteniendo algunos puntos negativos en concepto de desarrollo de niveles, pero por el contrario es un poco más agradecido de jugar. Intenta no ser una copia absoluta del pasado y aporta algunas novedades al hecho de llevar los dos personajes. Esperemos que, en el futuro, esta aparentemente longeva aventura de Sonic 4 nos depare noticias más buenas que malas.

7 / 10

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