Retrospectiva: Space Invaders
Lo que nunca se atrevió a preguntar del mundo del Videojuego
Mucho antes que un estereotipado italiano tratase de rescatar a su prometida de las garras de un gorila gigante o de que una bola de color amarillo huyese de fantasmas de colores comiendo píldoras repartidas por un mapa, mucho antes de eso existió un videojuego que se convirtió posiblemente, con permiso del mítico "Pong", en la primera gran figura de la historia del videojuego, en uno de los primeros símbolos de la cultura pop de los ochenta.
Hablamos de un mito que fue capaz de encumbrar en ventas a una consola como Atari 2600, un juego que provocó según las leyendas una escasez de monedas sin precedentes en Japón o un videojuego que protagonizó, por ver primera, un debate en la Cámara de los Comunes del Reino Unido. Ese título es el matamarcianos por excelencia, el inolvidable "Space Invaders" de Taito.
Un juego tras el que se esconde la figura de Tomohiro Nishikado, uno de los principales ingenieros de la compañía japonesa allá por los años setenta.
Nishikado, que entró a trabajar a finales de los sesenta en Taito después de graduarse en la prestigiosa universidad Denki de Tokyo, ganó una notable fama dentro de su empresa por ser un trabajador excepcionalmente dotado para aprovechar al máximo los recursos de los que disponía y buscarse la vida por sí mismo.
De hecho Nishikado, un verdadero apasionado de la tecnología que siempre busca innovar en su campo, trabaja totalmente solo, únicamente con la ayuda puntual de algún colaborador.
Durante los primeros años de la década de los setenta, al igual que toda la industria japonesa, Nishikado centra sus esfuerzos en ingenios electro-mecánicos, los antepasados de los videojuegos. Son títulos como "SkyFighter", un primitivo simulador de pilotaje, o "Borderline", un título bélico en el que derribar aviones con una gran metralleta.
No será hasta el año 1973 en que Taito empezará a trabajar, siguiendo el ejemplo de Atari al otro lado del charco, en videojuegos electrónicos al estilo Pong. De hecho "Soccer", un prehistórico simulador de fútbol que no deja de ser un clon del título de Bushnell, es el primer juego desarrollado por Nishikado usando esta tecnología, convirtiéndole en uno de los pioneros de la industria.
Al año siguiente crea "Speed Race", un sencillo simulador de carreras que el propio desarrollador afirma que probablemente fue el primer juego japonés importado al extranjero, además de ser uno de los primeros títulos nipones en distanciarse del concepto Pong.
Pero posiblemente el título más reconocido de Nishikado antes de la llegada de los invasores espaciales es "Western Gun", conocido en occidente como "Gun Fight", un título que reproducía los famosos duelos del salvaje oeste y que sería portado a sistemas como Atari 400 o Commodore64.
"Gun Fight" es un título con una notable fama en la historia del videojuego, no solo por ser el primero en reproducir una pistola, sino también porque tras ser exportado a Estados Unidos por Bally y Nutting Associates (que años más tarde formarían Midway) se convertiría en el primer videojuego en utilizar un microprocesador: concretamente el mítico chip 8080 de Intel.
El uso de susodicha tecnología sorprendió tanto a Nishikado que decidió importar tal arquitectura a su próximo proyecto, un título del que no sabía muy bien que forma tomaría pero sí en qué se inspiraría. Una inspiración que encuentra en una mítica recreativa de Atari.
Por aquel entonces, en pleno 1976, Atari ha empezado a distribuir sus máquinas recreativas por los arcades japoneses gracias a la mediación de Namco y es concretamente una de ellas, la que algunos conocen como el Pong para un único jugador, "Breakout", la que más éxito está cosechando. "Breakout" llama la atención de toda la industria nipona y particularmente la de los ingenieros de Taito donde no solo Nishikado quedará fascinado por su mecánica, sino también Akira Fujita, el cual años más tarde desarrollará el clónico "Arkanoid".
La máquina de "Breakout", por cierto, es la misma con la que Steve Jobs, el fallecido fundador de Apple, conseguirá ganar unos 5.000 dólares engañando en el proceso a su viejo amigo Steve Wozniak, aunque esa es otra historia.
Nishikado dedicará varias semanas a estudiar el título buscando la clave de su éxito. Al final su conclusión es sencilla: al jugador lo que realmente le gusta es el reto de limpiar de bloques el escenario. Con esa idea en mente, con la certeza de poder conseguir unas animaciones nunca antes vistas gracias a su nueva tecnología y con la ilusión también de retomar los juegos de disparos empezará el desarrollo en verano de 1977 del que se convertirá en el mítico "Space Invaders".
Pero esos primeros prototipos de diseño están muy lejos todavía de obtener su forma definitiva. De hecho, en las primeras semanas Nishikado juega con la idea de un simulador militar con tanques y aviones como enemigos principales. Desgraciadamente, pese a que el microprocesador permitía maravillas para la época, el nulo realismo de su movimiento le hizo descartar la idea.
Los enemigos serían substituidos posteriormente por humanos, pero el presidente de Taito en persona, posiblemente preocupado por los tintes violentos que eso acarrearía (y que ya ocasionó problemas a la compañía con "Gun Fight"), le hizo también desestimar la idea.
Propiciado por el éxito ese mismo verano de "Star Wars", el desarrollador nipón optará por los extraterrestres tal y como los conocemos.
Finalmente y propiciado por el éxito ese mismo verano de "Star Wars", el desarrollador nipón optará por los extraterrestres tal y como los conocemos.
Su diseño, que como practicamente todas las labores del desarrollo recaerán en el mismo Nishikado, es inspirado a medio camino entre los monstruos de "La Guerra de los Mundos" de H.G. Wells y animales acuáticos como calamares y cangrejos. El más mítico de estos extraterrestres, si os dais cuenta, recuerda efectivamente a dicho crustáceo.
El lento movimiento lateral de los invasores es una revolución visual para la época (hasta 50 items moviendose simultaneamente en pantalla) pero sus evidentes limitaciones no permiten a Nishikado una mayor dinámica como es originalmente su objetivo.
Aún así está haciendo historia al convertirse en el primer desarrollador japonés en utilizar microprocesadores, tecnología que ya se ha convertido en un estándar en Estados Unidos y que no tardará en seguir el mismo camino en Japón.
De hecho, Nishikado necesitará seis meses para preparar la arquitectura de su sistema, centrada también en el 8080 de Intel y con un chip de sonido Texas Instruments de apoyo. Es precisamente un ingeniero de sonido el único al que el desarrollador autorizará a colaborar en su proyecto.