Spyborgs
Cita a ciegas con un robot.
Spyborgs comienza como una cita a ciegas: de manera confusa y algo torpe, pero prometiendo momentos de calidad en un futuro cercano. Aparece vestido con buenas intenciones, pero con cierta falta de gusto: demasiado conjuntado y falto de personalidad, como si su mamá le hubiese elegido la ropa. Pero, a la vez, elige un buen vino, suave y brillante, y nos sonríe con elegancia. “Quién sabe...”, pensamos. “Quizás no haya sido mala idea, después de todo”.
Capcom ha apuntado directamente a la tradición más clásica del beat´em up con Spyborgs, esperando poder hacer uso de ciertas peculiaridades de la Wii para adornar lo que resulta, evidentemente y tras apenas diez minutos, un juego absolutamente típico. En cierto modo, han hecho bien: nadie sabe de beat´em ups más que Capcom (Final Fight, ¡por todo lo más sagrado!), pero quizás ha pecado de cierta falta de ambición y originalidad.
En Spyborgs nos encontramos al mando de un trío de personajes completamente arquetípico del género: una chica rápida, ágil y no muy fuerte, un tipo grande y con pinta de repartir cera en buenas cantidades y un robot de simiescos movimientos ―tan parecido al Dog de Half-Life 2 que da repelús― inmensamente fuerte pero también bastante lento. Al inicio de cada fase podremos elegir qué pareja queremos controlar, pudiendo alternar entre ambos a voluntad en función de la situación. Conforme vayamos superando las diversas pantallas podremos invertir los orbes rojos que encontremos en mejoras para cada personaje, así como podremos encontrar diversas cintas coleccionables con información adicional desbloqueable.
En esta faceta exploratoria (breve y discreta faceta, sin duda) es donde vienen a aparecer las peculiaridades del control de Wii por primera vez en el juego: en algunos lugares de los escenarios podremos ver borrosas deformidades translúcidas. Al pasar por encima de ellas con el Wii Mote tendremos que hacer combinaciones de botones y movimientos para revelar lo que ocultan: cajas llenas de energía naranja (que nos permite hacer combos), salud, experiencia, secretos o paneles de control que activan puertas, puentes y demás elementos ambientales.
Pero no sólo se han implementado rutinas de movimiento para estos casos. Si saltamos y lanzamos el Wii Mote hacia abajo haremos un ataque en picado, de la misma manera que los combos que mencionábamos poco más arriba consisten en combinaciones de movimientos de Nunchuck y Wii Mote. Son pequeñas notas que se agradecen, pero que no consiguen disipar el aire de triste monotonía que Spyborgs destila pasadas las primeras fases.
En parte, esta monotonía tiene mucho que ver con lo repetitivo de los combates. Apenas tenemos dos botones que combinar y no contamos una gran cantidad de movimientos (comprar las mejoras necesarias para obtenerlos nos habrá llevado el tiempo suficiente como para no sentir demasiada ilusión por lograrlos), por lo que pronto nos encontraremos apretando los botones sin ton ni son mientras intentamos seguir el hilo de un argumento no muy interesante que se desgrana con cierta tibieza narrativa. Habida cuenta de que no hay en Spyborgs mucho más que hacer salvo pelear, quizás se hubiese logrado un mejor resultado invirtiendo algo más de interés en lograr combates algo menos reminiscentes unos de otros, o más enemigos con diferentes rutinas, o niveles con un diseño más interesante.
En pura honestidad, hay que advertir que Spyborgs es un juego pensado (la presencia constante de un compañero en pantalla no es casual) para ser jugado en cooperativo, terreno en el que gana bastantes enteros. Jugado a dobles resulta mucho más divertido y, por ejemplo, los combos requieren una compenetración entre jugadores que refuerza el sentimiento de mutua dependencia. En este sentido, Spyborgs consigue cosechar mayores méritos y puede proporcionar más de un buen rato. Como todo pro tiene su contra, hay que decir que entre dos jugadores se puede hacer realmente corto, incluso en los niveles de mayor dificultad (aunque no tiene esto que ser tomado necesariamente en el mal sentido: así han sido siempre este tipo de juegos).
Técnicamente estamos ante un título pulido y que realmente aprovecha el potencial de la maquina, cosa que se agradece, especialmente en el caso de Wii. Con un estilo que nos recuerda una poco al mundo de Ratchet & Clank este primer título desarrollado por Bionic Games para la consola de Nintendo se muestra solido en este aspecto, y aunque a nivel de escenarios quizás pueda parecernos algo soso hay que reconocer que los personajes tienen su gracia. No podemos decir lo mismo de la banda sonora, ya que pasa absolutamente desapercibida.
La Wii no tiene un catálogo como para permitirnos ignorar completamente a Spyborgs, pero hay que tener en mente que este título tampoco va a sacarnos de pobres: resulta divertido al principio pero se deja empañar enseguida por una charla aburrida y repetitiva acerca de su familia y su trabajo. Sí, es amable y atento, pero ha hecho algún comentario gracioso que no lo era realmente y habla demasiado alto, demasiado agudo y explica demasiadas veces sus propios chistes. Es posible que esta cita acabe con un educado beso en la mejilla y la promesa de volver a quedar en un par de semanas, pero es más posible aún que no tengamos intención alguna de guardar su número salvo para casos de extrema necesidad.