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Star Ocean: The Last Hope International

Ese rol japo que tanto nos mola.

En lo que tardas en pasarte Heavy Rain, aquí apenas se ha esbozado el verdadero grueso argumental y habrás conocido a menos de la mitad de avatares jugables. Porque así de deliberado es Last Hope. Así de exagerado tanto en las secuencias intermedias (sin llegar a los límites de Xenosaga II, eso sí) como en los amplios pasajes combatiendo todo tipo de bichos o buscando zonas donde cavar minerales o cosechar ítems. Para que el elemento meramente lúdico no decaiga por hastío, se mantiene el clásico sistema de batallas en tiempo real, ahora con cuatro jugadores a la vez y que podremos alternar en cualquier momento.

Tal y como normalizó FFXII, encontramos a los enemigos desperdigados por el mapa, y se abre un área delimitada en caso de contienda. Son espacios bastante amplios que llaman a la estrategia a pesar del botoneo inicial (ya que al principio las habilidades están capadísimas) y que según avanzamos se nos hará más y más pequeña debido al elevado número simultáneo de enemigos a batir. Uno de los movimientos más llamativos es la finta. Si pulsamos el círculo cuando el contrario apunta hacia nosotros, podemos despistarle y atacar por la retaguardia. Aunque en el fragor de la batalla no siempre estaremos muy pendientes de cada detalle, existen parámetros muy a tener en cuenta como los niveles de defensa y ataque, los cuales pueden frustrar dichas maniobras y dejarnos vendidos.

Al igual que los estados de límite, acumulamos una barra de Ráfaga que al estar llena permite cierta invulnerabilidad o la consecución de ataques definitivos. Si sumamos esto a las características únicas de cada personaje, golpes especiales activados con los gatillos que según hacinemos experiencia pueden ser ejecutados en cadena, la simbología (a.k.a Magia) y ataques conjuntos (por comentar aspectos fundamentales, que tampoco es plan de escribiros el manual), nos queda un muy divertido y profundo sistema de combate. Caso aparte son los enfrentamientos con enormes jefes finales, cuya duración en ocasiones se nos antoja excesiva y frustrante.

Pero hete aquí otro de los valores de Last Hope. Si no te lo curras y administras sabiamente los puntos de habilidad, si no estás atento al estilo de lucha que eliges (por resumir: neutro, ofensivo y defensivo) para potenciar parámetros y condiciones específicas o pierdes las ventajas que apilas tras cada combate (encadenando victorias en circunstancias concretas como dar el último golpe con un supermegacombazo)... lo pasarás realmente mal. Es materia de la que no se puede prescindir, pero tal y como se desarrolla la trama alrededor de Edge Maverick y sus amiguetes, habrá muy pocos momentos donde estas rutinas pierdan el atractivo.

Se pueden invertir horas en la creación de objetos, misiones secundarias (mayoritariamente sugeridas por los tenderos) a la búsqueda de ingredientes o trozos de bichos, clases de cocina e incluso estrechar lazos con tu compañero de habitación, previamente elegido por ti, para obtener nuevos y poderosísimos ataques especiales: eventos llamados acciones privadas, clásicos en la franquicia. Desgraciadamente, nada de sexo en grupo.

No suponen nada nuevo para este tipo de juegos, pero sí un relajo importante a tanta épica transplanetaria. Al fin y al cabo eres el capitán de una nave y has de actuar como tal hasta en las situaciones más frugales (no nos extrañaría que en un próximo Star Ocean se nos encomiende la búsqueda del sulfonato omega-2 para adecentar las letrinas).

Ya imaginamos que muchos se preguntarán qué es lo que hace diferente esta versión internacional respecto a la de 360. A saber, la principal comodidad es tenerlo todo empaquetadito en un solo Blu-Ray sin necesidad de cambiar de disco, amén de un nuevo sistema de cambio de objetivos en batalla, selector de estilo en los menús, nuevas melodías, efecto blur a tutiplén, mayor estabilidad en el frame-rate y leves mejoras en algunas texturas. Ahora, lo que nos ha encantado es poder disfrutar este juego en japonés. Todo lo anteriormente citado adquiere mayor sentido al escucharlo en su lengua natal, como creemos que debe ser (y con subtítulos en castellano, tranquilos).

¿Que a priori todo esto nos lo sabemos ya a pies juntillas? ¿Que se trata de una colección de estereotipos que en ningún momento ofrece algo nuevo al género? Por supuesto. Y además también nos podríamos quejar de las cargas entre escenarios o estancias, los insulsos rompecabezas a la "vetepalláyahorapacáydecaminoahostiasafullconmilbichos", algunas cinemáticas de becario y un irritante control de la cámara en espacios cerrados. Claro que sí, pero lo mejor es que en conjunto apenas representan un mínimo escollo. Por supuesto, este es un rol japo, japo. ¡Pero del japo que mola!

8 / 10

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