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Análisis de Super Mario Party Jamboree - La fiesta más grande de Nintendo

¿Qué fiesta?

Eurogamer.es - Recomendado sello
Un nuevo Super Mario Party, una nueva opción perfecta para disfrutar en compañía o cuando se reciban visitas. En esta ocasión, además, Nintendo presenta una especie de modo historia con el que practicar en solitario. Aquí, todo vale.

Se puede pensar que Nintendo va ‘al ralentí’ estos últimos meses, a la espera de que comience toda la vorágine con la sucesora de Switch, pero lo cierto es que están manteniendo un fantástico ritmo de lanzamientos y, además, como suele ser habitual en la compañía japonesa, con un nivel altísimo en sus títulos. Una nueva muestra, la enésima, es el regreso de una de sus sagas más clásicas y el típico juego que nunca debe faltar en la estantería para ser el alma de reuniones familiares o fiestas con amigos. Super Mario Party Jamboree llega, además, con novedades interesantísimas que añaden ese giro que justifica una nueva entrega; esos sutiles añadidos, un punto de fanservice con la presencia de algunos tableros clásicos y la diversión de siempre son las cartas de presentación de un juego que trae emoción, risas y, por supuesto, algún que otro pique. La fórmula de la felicidad.

Aunque tal vez suene a tópico, se puede y se debe decir que estamos ante el Mario Party más completo de la historia. Las cifras hablan por sí solas y tanto por opciones como por contenido, sumado a los más de ciento diez minijuegos que hay incluidos para la ocasión, certifican esta afirmación que ejerce como el justificante para ir a por él y disfrutar de la simpatía que desborda. Además, Nintendo no ha descuidado el equilibrio social del producto, porque más allá de ser ideal para fiestas en el salón de casa, no se olvida de añadir funciones online con partidas también de hasta cuatro personas en el Modo Party o de hasta veinte jugadores en los entretenidísimos modos de desafíos de Bowser, como el Bowseratlón, un particular maratón con recompensas y penalizaciones que, como suele ser habitual en esta licencia, hace de lo imprevisible una virtud. Y no hay que olvidar tampoco la presencia de los marcadores en red y rankings que encandilarán especialmente a aquellos con un mayor afán competitivo.

Al arrancar el juego, y tras escoger a nuestro personaje favorito del amplio elenco que seguramente ya os conozcáis de carrerilla, el primer lugar que visitamos es la plaza. Un hud bastante sencillito pero práctico, donde podemos acceder al registro de lo que hemos ido haciendo con los mencionados marcadores y también desbloquear con los Puntos Party obtenidos reacciones, música o instalar los ornamentos que hayamos ido consiguiendo en los distintos modos de juego y que servirán para darle un toque más personal al lugar, ya que hay un montón de desbloqueables. Desde este punto también podremos acceder a una de las novedades principales de Super Mario Party Jamboree, que es una especie de Modo Historia que se aleja de lo habitual en la marca. Se trata de un apartado que, de alguna forma sigue las normas básicas del juego, con la particularidad de que tenemos distintos tableros a los que iremos accediendo a medida que completemos las misiones requeridas en cada uno de ellos, obteniendo el número de miniestrellas indicado para que podamos continuar y progresar hasta el final.

En este modo podemos elegir al personaje que queramos, con la particularidad de que tenemos la posibilidad de movernos con libertad por el tablero en busca de misiones que cumplir. Pueden ser minijuegos, que básicamente son los del modo Party integrados en este apartado, y tendremos que superarlos para conseguir las miniestrellas que nos permitan continuar. Por el tablero habrá distintos personajes cuyo trasfondo será diferente; los hay que nos piden un determinado objeto para darnos nuestra recompensa o hasta para abrir una parte del escenario que estaba cerrada, o también estarán los personajes que nos retarán a una prueba, con la particularidad aquí de que, al realizarla con éxito, nos dirán que, en compensación, nos ayudarán cuando resulte necesario. Ese momento llega al conseguir las miniestrellas necesarias para desbloquear un nuevo tablero, y ahí tiene lugar un combate contra un jefe final y, si hemos explorado el escenario y prestado ayuda a quien nos lo pedía, nos echarán una mano en unas batallas que combinan el espíritu de minijuego con el clásico enfoque a ese tipo de situaciones en las que acabar con un enemigo que modifica ligeramente sus patrones a medida que baja su barra de vida. No son retos demasiado profundos, pero dotan de variedad al producto y, sobre todo, ayudan a que sea un título mucho más aprovechable en solitario de lo que era hasta ahora. Esta suerte de modo campaña puede llevarnos fácilmente unas ocho o diez horas si queréis completarlo al cien por cien, por cierto.

Evidentemente, el modo estrella llega cuando nos subimos al globo que hay en la plaza para disfrutar de la estrella de la función: el modo Party. Cada tablero tiene sus particularidades y también iremos consiguiendo nuevos a medida que avancemos o echemos partidas. Ya sabéis las bases, lanzar dados y, en función de las casillas en las que caigamos, el resultado será distinto: puede ser positivo, consiguiendo objetos que nos aporten bonificaciones para mejorar nuestro rendimiento o fastidiar a los demás, pero claro, también puede ser todo lo contrario, haciendo que el factor suerte sea una parte importante para que cada partida sea impredecible y divertida a partes iguales. Nos movemos por el tablero tratando de encontrar las estrellas con las que incrementar nuestra puntuación, pero no las tendremos seguras hasta el final de la partida, ya que un power-up de nuestros contrincantes puede hacer que las perdamos en un momento. A veces, sobre todo si sois víctimas de esto, puede resultar injusto, pero es parte de la gracia y ayuda a que nada se decida hasta el final. Las partidas tienen su factor estratégico por eso mismo y a toda esta amalgama de situaciones se le suma otra de las mayores novedades del juego y con la que se responde a ese nombre tan particular que tiene esta nueva entrega.

Los Compas Jamboree son personajes que aparecerán periódicamente en el tablero y, cuando llegues a su lado, dará comienzo un minijuego conjunto en el que tendrá una ligera ventaja quien haya alcanzado al personaje en cuestión. Pero también se lo podéis arrebatar, porque el Compa Jamboree se unirá a quien lo gane y echará una mano durante la partida, ya sea copiando objetos de los rivales, consiguiendo tiradas adicionales o hasta comprando dos estrellas. Vamos, que es un Mario Party con un elemento más táctico de lo habitual, y eso le da un toque genuino resultando en una incorporación que sin ningún tipo de duda ha sido todo un acierto.

Super Mario Party Jamboree ofrece tanto que no hemos hablado apenas de la salsa del producto, que son los minijuegos. Y qué decir de ellos: son pura genialidad en cuanto a diseño y ejecución, instando también que los piques sean constantes. Hay de todo tipo para poner a prueba nuestra habilidad con los Joy-Con, reflejos e incluso memoria visual. También otros en los que el objetivo, claro, es ser el último en pie, lo que nos lleva a intentar entorpecer a los demás para ello. Y hay sorpresas y clásicos que mejor nos guardamos y que llegan para ensimismar a los más veteranos de la saga. Aunque da igual, porque Jamboree es un título tan redondo que desprende magia para maravillar tanto a las personas veteranas en estas lides, como para quienes juguéis por primera vez. Porque juegos así, que nos hacen tener una sonrisa constante en el rostro y sin que nos demos cuenta, son más que necesarios.

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