Super Smash Bros. Brawl
Popurrí nintendero.
Completan la oferta para un jugador el modo Clásico, muy parecido al de Game Cube, con el mismo tipo de pruebas y rondas a superar, un montonazo de retos en los que debemos cumplir con requisitos específicos en Eventos, los habituales mini-juegos del Estadio (Diana Smash, Béisbol Smash…) y algún extra como el Creador de escenarios. Entre unos y otros aseguran horas casi ilimitadas de diversión.
Con los modos de Grupo, ese “casi” desaparece de la frase anterior. No hay discusión posible: lo mejor de Smash Bros. llega cuando juegas acompañado. Aquí la diversión y las risas se elevan a x, siendo este exponente el número de amigos participando en las batallas. Hasta 4 en total, que pueden aprovechar los mandos usados para los piques con Melee en la anterior consola de Nintendo.
Estos combates son la mejor ocasión para familiarizarse con el control de los 37 personajes, (se pueden desbloquear también después de muchas horas y combates en multijugador, y no es por casualidad) e intentar dominar aquellos que se adaptan mejor a nuestro estilo de juego. Porque una cosa es que esto no sea un Virtua Fighter y otra muy distinta es que la profundidad sea nula o que no se mejore con la práctica.
Y antes decía amigos por la costumbre, pero también es posible zurrar a completos desconocidos mediante el que probablemente es el mejor modo online visto en Wii hasta el momento. Eso sí, seguimos limitados por los incómodos códigos y por la comunicación mediante frases predefinidas.
Los gráficos están también a la altura del conjunto gracias a unos luchadores bien recreados y animados, texturas con gran detalle y efectos de luz que nos regalan momentos muy espectaculares, sobre todo al realizar los nuevos y devastadores ataques Smash. Los escenarios, cambiantes y con muchos elementos móviles por lo general, son la guinda de un pastel que pocas veces sabe así de bien en Wii.
Con la música, tres cuartos de lo mismo. La banda sonora, compuesta por un auténtico Dream Team de músicos de videojuegos, mezcla revisiones de temas clásicos con piezas orquestarles nuevas. El resultado es simplemente genial.
Sólo por lo que simboliza, por la de iconos de este mundillo que incluye y por ser el mejor homenaje que Nintendo podía hacer (a ella misma y a los suyos), Smash Bros. Brawl merece estar en la colección de todo aquel que alguna vez se haya sentido nintendero. Pero es que además es un juegazo completo, pulido y divertido como pocos, absolutamente imprescindible para todo poseedor de una Wii.