Supreme Commander 2
Estrategia sin complejos.
Cuando hablo de estrategia sin complejos me refiero a que Supreme Commander 2 es un juego al uso, sin excusas ni demasiadas explicaciones. Las unidades son lo que pone en su descripción, y nada más. Ni daño, ni tipo de munición, cada unidad cumple un rol determinado y es difícilmente sustituible por otra. Además los tres ejércitos, diferenciados sobre todo por las unidades experimentales, algunas tecnologías concretas y variaciones entre alguna unidad básica, son relativamente parecidos de jugar y, en conjunto, queda la sensación de que da igual si hablamos de la UEF, los Iluminados o la Nación Cybran: Supreme Commander 2 nos da una serie de opciones y posibilidades (en una partida no da tiempo a desarrollar todas las ramas tecnológicas) para que decidamos nuestro estilo de juego, o nuestra estrategia en una eventual partida.
Porque, aunque el modo campaña no es tan horrible como comentan y puede servir para aprender las nociones básicas, queda lejos de ser un punto fuerte del título. Hay sólo 5 fases por bando, todas ellas muy lineales y con un argumento de trasfondo bastante poco pulido y una IA mediocre; el doblaje inglés, eso sí, es de muy buena calidad. Por tanto el modo estrella vuelve a ser el multijugador, para variar.
Es una pena que títulos así de correctos se vean mermados no por lo que son, sino por lo que dejaron de ser respecto a sus precuelas. Como he comentado al principio, considero SupCom 2 como una mera introducción a la primera parte, una versión 'light'. Aunque no he podido profundizarlo, para escribir este texto he querido probar Forged Alliance y he comprobado de primera mano algunos puntos que lo hacen el doble de grande, de complejo y de lento que su secuela. Eso no es necesariamente bueno, pero en este caso sí; no sólo se ha perdido en complejidad y masividad, también se han perdido posibilidades, si bien muchos jugones que quizá desistieron en la primera parte puedan jugar ahora sin estrujarse los sesos.
SupCom 2 parece precipitarse al limbo de los juegos de estrategia genéricos y sin carisma, pero en realidad hay algo más. Su enfoque masivo y su honesta manera de ver la estrategia son suficientes alicientes para hacerse un hueco en el mercado, y todo el que sienta curiosidad por la primera entrega –creedme, la merece– puede encontrar aquí el trampolín hacia la estrategia más masiva, completa y complicada del mercado.