Tales of Monkey Island: Launch of the Screaming Narwhal
Luchando a muerte contra la nostalgia.
Los puzzles están bastante inspirados, y siempre dentro de la absurdez predominante que ha sido la bandera de cualquier Monkey Island. Aún así son, por decirlo de alguna manera, algo menos rebuscados de lo habitual. Sobre todo en un primer momento, es fácil averiguar qué objetos estarán envueltos en el acertijo, aunque no tanto cómo o dónde usarlos. Todavía les falta un poco de personalidad propia, un punto que haga que esta entrega destaque algo más.
Dejando aparte que el motor gráfico de Telltale para sus aventuras gráficas nunca ha sido una maravilla técnica, hay demasiados personajes faltos de carisma propio sueltos por Flotsam. Las caras de casi todos los secundarios son excesivamente parecidas entre sí. En cuanto a los diseños de los protagonistas, el de Elaine sencillamente no pega con el personaje, mientras que LeChuck y Guybrush están muy conseguidos –¡y encima Threepwood vuelve al diseño del MI2 con perilla y todo!
Muchos os lo estaréis preguntando a estas alturas. ¿Estará el humor a la altura de las circunstancias? Sí, lo está y mucho. Más de uno se sentirá decepcionado por la simple razón de que no es el primer Monkey. Para ellos, recordar que el remake sale a la venta esta misma semana y que la nostalgia no siempre es buena compañera. Los que estén abiertos a lo nuevo soltarán más de una y de dos carcajadas en las conversaciones, en parte gracias a un excelente trabajo por parte del doblador de Guybrush. Un detalle que ayuda es que lo que eliges como respuesta no es siempre lo que dice explícitamente, sino una especie de síntesis, cogiéndote totalmente por sorpresa.
Al igual que en los diseños, nos tememos que se ha puesto toda la carne en el asador con los protagonistas y se han olvidado en exceso de los secundarios, que no tienen la chispa ni el desparpajo de Threepwood. Quitando un par, son demasiado olvidables, como los de la cuarta entrega. Algo natural, ya que la estructura episódica obliga a ir abandonando a la mayoría de personajes, a los que apenas tendremos tiempo de conocer. De todas formas, dejemos el beneficio de la duda, ya que esta entrega aparenta más ser la introducción al argumento que un episodio independiente, al contrario que en los Sam & Max. El cliffhanger del final apoya firmemente esa teoría.
Hay que remarcar que está completamente en inglés, incluidos los subtítulos. Ni castellano, ni francés ni ningún otro idioma que no sea el de Poe (Shakespeare ya está muy manido). Siendo como es un juego repleto de chistes con juegos de palabras, requiere un nivel considerable para no perdernos. Esto podría resolverse en la futura distribución en formato físico, ya que ese aspecto dependería de la editora.
La banda sonora no podía estar en mejores manos: Michael Land, quien se lleva encargando de la música desde la primera entrega de Monkey Island, y que cumple de forma genial su trabajo, con melodías caribeñas frugales y agradables que acompañan nuestras acciones. El doblaje es algo más irregular: aunque Dominic Armato borda el papel de Guybrush, algún que otro secundario está poco inspirado.
Tales of Monkey Island: Launch of the Screaming supone un acertado regreso de la mítica saga, aunque sin duda puede hacerse mejor en los siguientes episodios. El control es algo incómodo y todavía le falta algo del carisma que irradiaban las tres primeras entregas. Igualmente, las cuatro horas (algo más si os atascáis) que dura se pasan volando en medio de diálogos absurdos y puzles algo más lógicos de lo que venía siendo habitual. Guybrush ha vuelto con intención de quedarse, y muy mal se le tendría que dar a Telltale para no lograrlo.