Tales of Monkey Island: Lair of the Leviathan
Retornos y despedidas.
Ya estamos en octubre, así que quien más quien menos ha regresado a su respectivo puesto de trabajo o de estudio. Con octubre regresan también el frío, las tardes de lluvia, la falta de tiempo libre, los constipados (este año acompañados de una pizca de gripe A), los atascos matutinos... ¿Todo lo que regresa es malo, entonces? ¡No! Y no me refiero a la Liga, precisamente. Con el final del verano regresa Guybrush Threepwood en la aventura que supone el punto de no retorno: se ha cruzado el ecuador de Tales of Monkey Island, y llegados a este punto el resultado global de esta quinta entrega alcanza su punto crítico. Y os adelanto que no vendrá solo...
En Lair of the Leviathan (obviamente, si no has jugado al segundo capítulo este párrafo estará plagado de SPOILERS) retomamos la delicada situación con la que terminó Siege of the Spinner Cay: atrapados dentro de un Manatí gigante cuyo manjar favorito son las criaturas que debían conducirnos a La Esponja Grande. Descubriremos que no somos los únicos que estamos dentro: el antiguo novio de la Señora Vudú, Coronado de Cava, y su tripulación (con un viejo conocido escondido entre ellos) están escondidos en los intestinos y agrupados en una hermandad democrática que esconde la llave para llegar a La Esponja, la cóclea (una parte del oído interno) del pobre manatí, que está viajando en círculos.
El Episodio 3 se ha convertido en el cemento que cohesiona los episodios entre sí. Se nota que Telltale ha tomado las riendas de Tales of Monkey Island y está llevándolo a buen puerto. El argumento cada vez divaga menos y la acción se centra en la medida de lo posible en la búsqueda de La Esponja Grande. Al contrario que en otras entregas, tenemos un propósito último en mente, más allá de salir de una situación pasajera. Los guionistas han afilado sus plumas y la mejora se nota en la calidad y acidez de los diálogos.
Nada más llegar a la lengua del animalito, descubriremos que Telltale ha aprovechado la excusa del naufragio para quitarnos de encima un montón de objetos que arrastrábamos del anterior capítulo y que en este no servirán de nada. “Esto en mis tiempos no pasaba”, que diría alguno. Salvando este pequeño detalle, hay que reconocer que para esta entrega se han trabajado unos cuantos puzzles muy originales, que se salen de la norma, como pudiera ser en el primer episodio la escena del laboratorio del Marqués.
Entre ellos, aparece un sucedáneo de la lucha de insultos, el ARRRR, que sin llegar al extremo de vergüenza ajena y muestra de diseño hórrido que suponía el Monkey Kombat de La Fuga de MI, aún queda lejos de lo esperado. Aún les quedan dos capítulos para redimirse en este aspecto. En esta ocasión, deberemos hacer “caras raras”, teniendo que seleccionar entre cuatro posibles posiciones diferentes para tres partes de la cara: cejas, ojos y boca. No hay una posición que gane a otra (así que no tendremos que estar horas apuntando en un papel las malditas combinaciones), lo difícil es encontrar posiciones originales, para lo que tendremos que resolver diversos puzles.
Los acertijos son en esta ocasión algo más fáciles de lo acostumbrado, sobre todo debido a que las dos partes en que podríamos dividir la aventura tienen pocos escenarios disponibles, aunque en ambos casos es necesario estar atentos a todo lo que nos rodea para sacarle partido. También nos encontramos ante el que probablemente sea el capítulo más corto, aunque sólo sea porque necesitamos menos tiempo para adivinar las soluciones a los enigmas.
Hemos visto cómo a Telltale le ha costado bastante definir a los secundarios, pero parece que ya han encontrado el rumbo en esta tercera entrega. Todos y cada uno de los nuevos personajes son fáciles de reconocer y tienen carisma propio, alejados de los clónicos habitantes de Flotsam Island. Hay uno que destaca por méritos propios, aunque prefiero no nombrarlo para no chafaros la sorpresa. Este personaje, llamémosle X, es el primero que ofrece un doblaje a la altura del genial Dominic Armato, que sigue bordando su papel de Guybrush.
Lair of the Leviathan supone un pequeño paso adelante para Tales of Monkey Island, que entrega a entrega se va superando y ofrece cada vez mejores chistes, mejores personajes y un argumento más hilado. El esperado retorno de uno de los personaje con más carisma de la franquicia es la guinda en el pastel para un capítulo que, si bien es algo más fácil y corto de lo acostumbrado, deja un grandísimo sabor de boca. Viendo el final del episodio 3, a buen seguro estas mejoras no son pasajeras.
Nos hemos fijado que en diversos medios han subido imágenes que resultan un verdadero SPOILER de la gran sorpresa de este tercer capítulo, nosotros hemos sido cuidadosos para no desvelar la sorpresa ni en imágenes ni en el texto. Asimismo, os pedimos que seáis igual de respetuosos en los comentarios si no queréis que os mandemos a Stan para que os de la tabarra. Avisados estáis.