Tales of Vesperia
Lo mismo de siempre pero más bonito.
Una de las grandes falacias que esconden los JRPG tras su denominación de “juego de rol” es la errónea creencia de que realmente el jugador puede moldear sus personajes a base de factores como su equipo, sus magias, sus objetos, etc. Y decimos que es una falacia porque la gran mayoría de títulos –no todos, que quede claro– bajo esta pretendida libertad esconden una verdad incómoda: lo único importante es equiparse con el arma más potente y luchar sin parar con distintas armas para conseguir nuevos poderes. Finitto. A esto tan simple podríamos simplificar muchos juegos de la serie Tales of y este Vesperia no es una excepción.
Suerte que al menos durante las últimas entregas se ha venido perfilando un sistema de combate que aquí repite y que funciona realmente bien gracias a su dinamismo. Un sistema de batallas por menú mucho más pausado destrozaría el juego. Los encuentros con los enemigos no son algo aleatorio sino que tienes que acercarte a ellos o que te cojan para iniciar la pelea, aunque id con cuidado porque en esta ocasión cuando os atrape un monstruo no solamente lucharéis con él, sino contra todos aquellos que han advertido vuestra presencia pero no han logrado atraparos. Una vez dentro del combate nos encontramos con un sistema evolucionado del visto en Tales of Abyss que nos vuelve a permitir una mezcla de combate directo con algunas opciones a tiempo pausado (pociones, objetos, alineación, etc). Tú solamente controlas a uno de los cuatro personajes de la party al mismo tiempo, pero en cualquier momento puedes cambiar de uno a otro.
Precisamente por esa nueva capacidad de los enemigos de “avisarse” y atacar en grupo que los combates son muy multitudinarios, y quizás esto se vuelve algo negativo en un sistema que se basa demasiado en el desplazamiento horizontal de los personajes. De acuerdo, puedes moverte libremente, pero parece que el sistema de combates ha sido más enfocado al uno-contra-uno, que al uno-contra-cinco. De poco te servirá bloquear ataques con el correspondiente botón cuando estás recibiendo por todos lados, lo mejor será huir con el botón de movimiento libre por la zona de combate.
Aunque los combos especiales conocidos como “artes” son nuestra principal baza cuando se trata de hacer el máximo daño, muchos combates se resuelven a base de aporrear el botón de ataque y como mucho el stick derecho para ir variando el ataque y creernos que estamos luchando, esto hace que en los primeros compases del juego (y con eso hablo de las primeras 5-10 horas) nos pasemos todo el rato luchando de forma bastante repetitiva. De hecho, el propio juego no nos enseña a hacer los ataques más devastadores hasta bien avanzada la aventura y esto va en claro detrimento del sistema de combate. Solamente durante las batallas contra los enemigos finales es capaz de desplegar todo su potencial más estratégico y donde claramente nuestros personajes han de actuar en equipo.
Como toda buena producción made in Japan, no puede faltar el elemento de recolección que tanto adoran los jugadores completistas. Así, a medida que luchemos iremos llenando páginas de nuestro libro de monstruos, aprendiendo las típicas recetas culinarias de la saga (crepes, kebabs y croquetas incluidas), la forja de armas, etc.
Eso sí, como ya se ha comentado con el lanzamiento del juego en España, Atari no ha hecho los deberos en cuanto a la localización del título como prometió y el título no incluye subtítulos en castellano para aquellos que tienen más dificultades con el inglés. Mal asunto si tenemos en cuenta que es uno de esos juegos en que no paran de hablar, sin ir más lejos, está plagado de las típicas escenas estilo Tales of donde solamente se ven las caras de los personajes y empiezan a hablar sobre mil y un temas (nos las podemos saltar, pero si queremos entrar en la historia es necesario leerlas). Esperemos que los usuarios de PS3 tengan más suerte con la versión del juego que pronto saldrá para su consola.
En definitiva, Tales of Vesperia recoge la tradición de toda una saga que ya va por su décima entrega y todo un género como es el de los JRPG y nos la presenta con un envoltorio audiovisual poderosamente atractivo. Por fortuna, aunque la historia y la mecánica de juego están cargadas tópicos vistos en innumerables ocasiones, el plantel de personajes es sólido y carismático, cosa que hace más fácil adentrarse en su mundo. Gustará a los fans de la saga Tales of pero también a aquellos que busquen una aventura que no les suponga muchas complicaciones, dado que es tan lineal que solamente tendrán que sentarse y disponerse a vivir aventuras sin romperse mucho la cabeza. De todas maneras, un juego en el que podemos controlar a un perro azul que fuma una pipa ya es motivo suficiente para la compra compulsiva.