Terminator Salvation
Los robots no lloran. Los fans de James Cameron, sí.
Siempre me ha resultado muy extraño que Terminator, una de las franquicias cinematográficas de más éxito tanto a nivel de público como de crítica (por lo menos con las dos entregas rodadas por James Cameron), haya tenido un paso tan discreto por el mundo del videojuego. Salvo contadas ocasiones (el Terminator 2: Judgment Day de Ocean, el Terminator 2 Arcade de Midway o el glorioso Robocop vs. Terminator de Megadrive) el resto de juegos ha rozado la mediocridad. Ni siquiera Bethesda (ahora glorificada por su trabajo con Oblivion o Fallout 3) consiguió sacarle demasiado jugo tras hacer cinco juegos basados en el universo creado por James Cameron. Hay licencias cinematográficas malditas para el mundo del videojuego, y quizás Terminator sea una de ellas.
Salvation, por dejarlo claro desde un principio, tampoco hace nada para cambiar esta situación. GRIN, un estudio bastante popular estos últimos meses por su trabajo en Wanted: Weapons of Fate y Bionic Commando, es la encargada de crear la adaptación de la última entrega cinematográfica y opta por la fórmula de moda: una precuela que explica los eventos que conducen a la situación narrada en la película. Sobre el papel suena bien, pero la ejecución hace aguas por todos lados.
Lo cierto es que al principio no tienes la sensación de estar ante un mal juego. Tras varios logotipos de productoras de cine y videojuegos nos encontramos ante un menú sobrio pero efectivo, en una cadena de montaje de Terminators. Empezamos la partida y asistimos a una pantalla de carga en la cual aparece modelada la cabeza de un T-600 con bastante detalle, la cual se puede rotar con el stick analógico. Pero ahí es cuando termina lo bueno y comienza el desastre.
Porque cuando empieza la acción y tomamos el control de John Connor (olvidad a Christian Bale, que el presupuesto no debía llegar para pagar los derechos de imagen) descubrimos con estupor que nos encontramos ante un clon (muy) deficiente de Gears of War, con un motor gráfico propio de la anterior generación y una ingente colección de ejemplos de cómo no debe diseñarse un videojuego. Para empezar, GRIN no se ha tomado la más mínima molestia en ocultar que las escasas cuatro horas de duración del modo historia son irritantemente lineales, con multitud de paredes invisibles y pequeños escenarios que debemos atravesar como si fueran pasillos. Las experiencias lineales pueden estar bien hilvanadas (tomemos Half-Life 2 como ejemplo), pero Terminator Salvation no es más que una chapucera sucesión en la que tomamos parte en un insulso combate, avanzamos al siguiente y así ad infinitum... o hasta que nuestra paciencia aguante.
Los diseñadores también debieron pensar que la variedad de armas y enemigos está sobrevalorada. Sobre el armamento, se limita a un par de ametralladoras (cuya única diferencia entre sí es la capacidad del cargador y el sonido), una escopeta, un lanzagranadas y un bazooka, todo ello en sus variantes más anodinas. Del ejercito de Skynet mejor ni hablar: Terminators en su versión esqueleto o con algo de piel (llamados pellejudos), arañas mecánicas, avispas mecánicas y motos robot. Todos ellos poseen un único punto débil que debe ser explotado hasta la saciedad. Por ejemplo, los robots araña (o T-7-T) tienen un único punto destructible en su espalda, lo cual obliga a flanquearlos. Los Terminators, por su parte, son exageradamente resistentes, y prácticamente la única forma de matarlos es lanzándoles un par de granadas.
Además, el juego no es particularmente bello para los sentidos. Como comentábamos, su aspecto gráfico es más propio de una PlayStation 2, con efectos de iluminación prácticamente inexistentes, modelados muy simples y texturas con poquísimo detalle. Los efectos de sonido son simples y repetitivos, y dudo que hayan más de tres canciones diferentes en la banda sonora (que intenta evocar, con un resultado más que discutible, a la que compuso Brad Fiedel para Terminator 2). El broche de oro es la IA de los NPCs, que brilla por su ausencia. En el fondo es comprensible, puesto que no mueren y su única función es la de acertar uno de cada cien disparos que hacen y darnos algo de munición cuando vayamos escasos.
Pero lo mejor llega cuando descubres fallos y bugs que comparativamente hacen de los programadores de Windows Vista auténticos genios. En un determinado momento, y ante mi frustración (más que nada por tener que prolongar el sufrimiento de jugar a Terminator Salvation), el personaje moría sin razón aparente. Al tercer intento, y con un poco de atención, descubrí la razón de la muerte súbita: un T-600 que había a unos 15 metros y en un piso inferior agitaba el brazo como si luchara mano a mano conmigo, y eso provocaba mi muerte en otro piso y tras un muro. Y errores como este, a montones. Una fase me la tuve que pasar solo sin la ayuda de los NPCs, puesto que éstos desaparecieron tras el primer combate. Eso sí, los seguía oyendo durante el resto, a pesar de que no estaban ahí. Bizarro. La cobertura, por nombrar otro ejemplo, resulta irrisoria y frustrante al mismo tiempo, puesto que muchas veces te asomas a disparar y por más que mueves la mirilla no disparas fuera de ella, sino contra ella. Y tampoco te preocupes si lanzas una granada y se queda enganchada en un muro al lado de ti: la explosión no te provoca el más mínimo daño.
Por lo menos los creadores de Terminator Salvation han tenido la delicadeza de no prolongar el tedio que provoca su juego: una vez terminado el modo campaña (ya sea en modo para un jugador o cooperativo) no hay nada más. Ni extras desbloqueables, ni multijugador competitivo ni artworks o vídeos (el recurso fácil). No hay absolutamente nada, a no ser que contemos la cabeza giratoria de la pantalla de carga como extra. Y tampoco nos invita a rejugarlo proponiendo un reto con los logros/trofeos. Si la primera partida la hacemos en modo normal, conseguiremos diez de los once trofeos de oro que tiene el juego. Y si nos lo volvemos a pasar en modo difícil (algo que no recomendaría ni a mi peor enemigo), conseguimos el trofeo de oro restante y uno de platino por conseguir los otros once. Y se acabó.
Nótese que no he tratado el modo cooperativo como un extra ni algo independiente del modo historia. Esto es así porque en el fondo no deja de ser lo mismo que el modo para un jugador pero con la ayuda de un amigo (a pantalla partida, nada de internet), lo cual hace que la partida sea todavía más fácil y pase de durar unas cuatro horas a algo menos de tres. Y tampoco ayuda a que el juego sea más divertido: todo se limitará a que uno de los dos jugadores haga de piñata atrayendo el fuego enemigo mientras el otro se desplaza al otro lado del escenario para disparar a los Terminators por la espalda. Y así, hasta completar todos los niveles del juego... o apaguemos la consola víctimas del aburrimiento.
Terminator Salvation representa lo peor de las adaptaciones cinematográficas: está hecho con prisas para aprovechar el estreno de la película, no aporta absolutamente nada a los fans, está plagado de bugs ridículos y todos y cada uno de sus apartados posee una calidad indudablemente pobre. Por si fuera poco, se las apaña también para ser uno de los peores juegos publicados en los últimos años y en la peor adaptación a un videojuego que ha tenido el universo creado por James Cameron. Lo cual, si recordáis engendros como el Terminator de NES, Terminator: Dawn of Fate o Terminator 3: Rise of the Machines, ya dice mucho sobre el desastre que ha perpetrado GRIN con Terminator Salvation.