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Análisis de The Darkside Detective

Detective Pringachu.

Un conjunto de sketches no necesariamente eficaz como juego, pero sí como pieza de entretenimiento ligero.

La verdad está ahí fuera...pero que vaya a buscarla otro. Esa parece ser la filosofía que subyace en The Darkside Detective, un indie extraño -por poco habitual- dentro del catálogo antes de PC y ahora de Nintendo Switch que subvierte con humor cualquier narrativa o mecánica para convertirse en algo más parecido a los sketches de Monty Python's Flying Circus que a un episodio trasnochado de Expediente X. Una aventura gráfica en la que lo importante no es, definitivamente, la solución; sino la cantidad de chistes tontos que se puede intercalar en el proceso. Mi tipo de juego, vamos.

Si echamos la vista atrás, la conjunción entre humor y aventura point and click es tan habitual como evidente. Muy lógica también, si tenemos en cuenta cómo influye la historia a la hora de dar forma tanto al desarrollo de los acontecimientos como a los propios puzles; y cómo esto forma una relación inquebrantable, un vínculo indivisible que, ante la imposibilidad de sorprender mediante giros en lo jugable, opta por el chascarrillo y la broma, incluso por la ruptura de la cuarta pared, para diferenciarse de obras mucho más tradicionales en su composición. Una manera igual de válida que incorporar variaciones en las mecánicas para romper el tono y ritmo, aún más necesaria en el género que nos ocupa por tener que limitarse siempre a una serie de condiciones lógicas fijas para no despistar más de lo debido al jugador.

En este caso encarnamos a Francis McQueen, un detective especializado en ocultismo y actividad paranormal que refleja bien cual sería nuestra actitud en situaciones semejantes: intentar cargarle el muerto -no pun intended- a otro, decir tonterías y acabar salvando la papeleta casi por accidente. Para ello nos valdremos solo de elementos presentes en el escenario, utilizándolos en puntos determinados o combinándolos para obtener uno nuevo. Ni distintos comandos, ni herramientas inherentes al tipo de personaje como libreta o pistola, ni gaitas; aquí la gracia, como en el muy similar McPíxel, reside en utilizar más bien poco la cabeza y relajarnos mientras nuestro protagonista y el inútil de nuestro subordinado/compañero de equipo se ríen de las convenciones del género y de sí mismos.

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Uno de los puntos más positivos es ese, su capacidad para ser broma y bromista al mismo tiempo. Es un sentido del humor muy básico, muy de juegos de palabras, situaciones llevadas al absurdo y con bastante de autoconsciencia, que funciona al traer lo irreal al mundo cotidiano y al llevar lo cotidiano al surrealismo más absoluto. Para aquellos que decimos echar de menos obras en el medio genuinamente graciosas, The Darkside Detective supone un pequeño oasis de felicidad contenido en un espacio de apenas cuatro o cinco horas. Los seis episodios disponibles, mayormente independientes o con ligerísimas conexiones entre ellos, arrancan con un escenario medianamente habitual en el género de la fantasía y/o el terror (tenemos, por ejemplo, una biblioteca encantada como en Los Cazafantasmas; o un lago con misteriosas apariciones y asesinatos, cliché entre los clichés del cine de serie B) y un objetivo claro, ya sea eliminar la maldición que hace que cientos de escritores ya fallecidos deambulen entre las secciones con sus obras más famosas o dar matarile a la plaga de gremlins que asola nuestra propia comisaría.

La sencillez con la que nos enfrentamos a estos retos es a la vez la mayor de sus virtudes y su mayor defecto. El propio juego parece ser consciente de ello, y por eso opta ocasionalmente por los manidos puzles de girar las tuberías para conectar los dos lados o pulsar interruptores hasta cambiar el color de un tablero, como queriendo ofrecer un desafío un poco más complicado que el de ir haciendo clic con el ratón en los pocos elementos resaltados en pantalla hasta obtener una respuesta positiva. Un gesto fútil, ya que independientemente de esto apenas existe una dificultad real a la hora de resolver los casos, y me cuesta imaginar a alguien atascado más de diez o quince minutos que no pueda resolver su problema repasando rápidamente las escasas estancias de cada uno de los capítulos en busca de un detalle que se les haya escapado. Podría solucionar esto, claro está, con un guión brillante que convirtiera toda la parte que compete al control en algo intrascendente, pero a pesar de unas cuantas bromas muy bien pensadas y ejecutadas -lo de nuestro sidekick cuestionando la facilidad con la que allanamos moradas y atravesamos zonas restringidas en este tipo de juegos me parece especialmente brillante- el formato le priva de añadir enjundia a un argumento eficaz, pero simplón.

Del mismo modo que "Los cien mejores chistes de Jaimito" no optará nunca a un prestigioso premio literario, cuesta ver a The Darkside Detective como candidato a lo mejor de este año. Una valoración a la que quizás nunca quiso optar, y que no le priva de sorprendernos y sacarnos una sonrisa casi constante con sus payasadas y su colorido aspecto retro. Puede que esto no le haga destacar en el catálogo de una consola que alberga algunos de los mejores indies de la actualidad, pero al menos falla bajo sus propios términos y con la suficiente personalidad para que podamos encontrar muchos referentes, pero no tantos iguales. Razón más que suficiente, creo yo, para merecer una pequeñísima oportunidad; ya que a veces, como decía cierto muñeco animado, lo importante no es volar, sino caer con estilo.

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