Análisis de The Gunk - Una aventura llena de puzles, vida y carisma
Luigi's Space Adventures.
Generalmente suelo empezar estos textos con una reflexión que va en consonancia con algún aspecto llamativo del juego que nos traemos entre manos. Hoy no, claro. Hoy toca algo más, digamos, "meta". Y no solo porque esté abriendo fuego con una referencia a cómo encaro el proceso de crear estos amasijos de palabras sino porque, a diferencia de otras muchas ocasiones, en el título de este título - perdón - hay margen para rascar... si tratamos de traducirlo al castellano. Pese a que a The Gunk bien podríamos bautizarlo como "La Mugre" o "La Ponzoña", el problema surge cuando nos detenemos en los matices que contienen ambas palabras. Algo mugriento conlleva cualidades grasientas y sucias, mientras que lo ponzoñoso poluciona a la par que es nocivo y/o destructivo para la vida. Así las cosas, la sustancia que campará por sus respetos a lo largo y ancho de The Gunk ¿será ponzoñosa o será mugrienta? De eso y mucho más nos ocuparemos en este texto lleno de aventuras, color, drama, comedia, género negro, procedural, intriga política y tantos otros géneros. Bueno, igual no tanto.
The Gunk es la primera incursión en los mundos tridimensionales de Image & Form, la compañía sueca responsable del universo SteamWorld, cuya última encarnación, SteamWorld Quest: Hand Of Gilgamech, tuve el placer de analizar para esta santa casa. Así las cosas, el 2D no es lo único que Image & Form ha dejado de lado en su nueva aventura, puesto que The Gunk tampoco forma parte de ese universo que ha marcado el devenir del estudio durante tantos años. Así las cosas, en esta ocasión seguiremos los pasos de Rani y Beck, dos buscavidas espaciales que se dedican a recorrer el universo a la caza de cualquier componente susceptible de ser vendido. Y aunque le ponen muchas ganas a su negocio de chatarrería futurista, no es mucha la fortuna que les acompaña... hasta que, sin previo aviso, una prometedora señal las conduce hacia un planeta desconocido y toman tierra sobre el mismo con altas, altísimas expectativas para su cuenta de resultados.
Esto, como ya habréis imaginado, supone un importante error de juicio porque, lejos de recibirlas con abundantes recursos, la superficie del planeta pronto se revela como un misterioso paraje en el que una sustancia viscosa se adhiere a plantas, suelo y todo lo que se cruce por su camino por igual. A partir de aquí quedará en nuestras manos descubrir qué es ese gelatinoso plaste, cómo ha llegado a expandirse tanto y qué vamos a hacer con él.
Como no podía ser de otro modo, esa mugre oscura y de textura - intuyo - gomosa posee gran peso en el apartado artístico de The Gunk. Bien por su presencia, bien por el contraste que genera su ausencia, lo cierto es que esa amalgama de tonos pardos y rojizos marca el paso de una estética que se mueve con la misma soltura en lo sombrío y lo colorista. Remover la suciedad genera una gran satisfacción en lo jugable que se ve reforzada en lo visual, con unos paisajes repletos de color y vida en los que la iluminación se maneja de forma magistral y las plantas rebrotan con autoridad cuando conseguimos que la roña deje de robar el espacio. Rani y Beck, nuestras heroínas, disfrutan de un diseño estilizado que bebe de un estilo cartoon, el cual realza los elementos más expresivos y gusta de incluir detalles agradables para el ojo atento. Sin embargo, cierta rigidez en sus expresiones lastra a unos modelados y animaciones que, en el resto de apartados, carecen de falla alguna. En términos similares de calidad se manejan apartados como el doblaje o la banda sonora, ambos excepcionales y que refuerzan tanto los ambientes que recorreremos como la fantástica e interesantísima relación que mantienen las protagonistas.
Porque serán estas las que lleven la voz cantante de la improbable peripecia que se irá desvelando ante nosotros. Ya en los primeros compases de la historia quedará claro que Beck adoptará una postura mucho más cauta ante la situación que Rani, cuyo espíritu explorador y aventurero le empujará a liarse la manta a la cabeza y empezar a aspirar mugre como si lo fueran a prohibir. Para tan desagradecida - a la par que extrañamente satisfactoria - tarea, Rani contará con su fiel brazo robótico, una suerte de herramienta multiusos que tan pronto hará las veces de escáner de la fauna, flora y objetos que pueblen nuestros alrededores - proporcionando información y desbloqueando interesantes mejoras - como aspirará todo lo que se le ponga por delante. Pero no solo de emular a Luigi's Mansion vivirá Rani. Si bien la dinámica de absorber ingentes masas de viscosidad reptante ocupará una buena parte de nuestro tiempo, también tendremos que reservar parte de nuestras energías para recolectar recursos, observar cuidadosamente nuestros alrededores y explorar la superficie del planeta. Solo así podremos enfrentarnos con garantías a los múltiples puzles situacionales que nos saldrán al cruce y que, sin ser obtusos, sí requerirán que prestemos atención a sus pistas visuales. Como es lógico, conforme avance la narrativa avanzará la complejidad de unos enigmas en los que no faltarán los consabidos mecanismos ingeniosos, el plataformeo o, por qué no, plantas arrojadizas que explotan.
Al sumar a estas mecánicas un trabajado diseño de niveles - tan cuidado que no necesita más marcadores en el HUD que los que usa la propia Rani - y las pinceladas de combate que aparecen de cuando en cuando, el resultado final es una experiencia cuidada y satisfactoria que posee un ritmo de pulso firme. Este, no obstante, debe parte de su éxito al fantástico trabajo de caracterización que hay detrás de Rani y Beck; sus coloridos intercambios, cómo afrontan sus problemas o la impecable interpretación que las sustenta son pieza fundamental del desarrollo de un título que se tornaría gris y falto de alma sin ellas.
En última instancia, The Gunk es un sencillo título de aventuras lleno de carisma, que sabe cuáles son sus puntos fuertes y apuesta fuerte por ellos. Pero conviene no confundir la sencillez con la simplicidad; si bien la dinámica de la aventura queda clara desde los primeros compases del juego, es su astuta y precisa combinación de historia, mecánicas, diálogos y escenarios la que nos empuja a saber más de todo lo que rodea a este mundo impregnado de ese limo pegajoso. No obstante, es inevitable reparar en un par de asperezas que surgen al recorrer el mundo de The Gunk: una expresividad mejorable en nuestras protagonistas o unos combates, a todas luces, prescindibles es todo lo que se le puede reprochar a un título que, por lo demás, se conduce de forma impecable. Y es que pese a que The Gunk no es un mastodonte técnico ni un título repleto de miles de mecánicas innovadoras - y tampoco lo pretende -, su equilibrada mezcla de puzles, narrativa y aspiraciones lo convierten en una propuesta cuyo desarrollo nunca tropieza. Pero... un momento ¿al final hemos aclarado si la sustancia era mugrienta o ponzoñosa? Qué lástima, no nos ha quedado espacio, tendréis que jugar a The Gunk.