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The Swapper

La aventura interplanetaria de Facepalm.

Primer mensaje

A millones de años luz de distancia de la Tierra mi pequeña lanzadera aterriza en Cirus V. Recorro un planeta lleno de rocas cuyos precipicios me obligan a buscar una manera de avanzar. Utilizando ascensores llego hasta la nave. Dejó de comunicarse con el exterior hace algunas horas y me toca investigar lo que ha ocurrido. Atravieso sus habitaciones y ese silencio de la nave va apoderandose de mi interior, ojalá hubiera venido acompañado.

Llego a una pequeña sala oscura donde un objeto metalizado consigue recoger la poca luz del exterior. Ese objeto con aires de pistola parece albergar algo más que la capacidad de disparar láseres. Entre mis manos, el Swapper. Quiero saber de qué se trata.

Veo que el Swapper tiene dos botones, cierro un poco los ojos y pulso uno de ellos. Para mi sorpresa, aparece ante mi eso que tanto deseaba. Una persona. Un compañero. Pero me da la espalda. Doy un paso adelante para acercarme, pero mi nuevo compañero realiza el mismo movimiento. Salto para intentar cogerlo. Él hace exactamente un salto de la misma altura y desplazamiento. Este astronauta me recuerda a alguien, pero no atino a saber quién. Decido cederle terreno y le doy la espalda, pero en ese cambio la realidad se muestra ante mis ojos. Lo veo, nos vemos. El Swapper acaba de crearme un clon. Me veo a mi mismo.

Mi afán de conocimiento no tiene fronteras y decido seguir pulsando el botón. Crear más clones. Un segundo, un tercero, hasta un cuarto aparecen donde apunto con el Swapper, pero entonces el arma dice basta, me demuestra que no soy un nuevo Dios. Cinco personas albergan la sala y todas se mueven siguiendo mis pasos. Como mínimo, no estoy solo.

Me queda otro botón por probar. Lo pulso y a mi alrededor todo cambia. Me giro y me doy cuenta de donde estoy. Me encuentro en la misma posición donde se encontraba el cuarto clon, justo donde estaba apuntando con el Swapper. Me muevo y veo que sigo siendo el líder del grupo, pero ahora mi cabeza está en el cuerpo de otro. Extraordinario. Sigo pulsando y me cambio por éste, por el otro y por el de más allá, y en cualquiera de los clones mis movimientos son seguidos por mis nuevos compañeros.

Mientras mi cabeza piensa en las posibilidades del Swapper y sigo superando las barreras que se han creado en la nave por hechos desconocidos, un salto complicado me demuestra lo volátil que es la vida. Mi salto ha sido perfecto, pero mis clones no han superado el obstáculo y se precipitan al vacío. La soledad vuelve a rodearme, pero en pocos segundos ya vuelvo a estar acompañado por mis amigos.

Sigo avanzando pues, cambiando mi posición, probando los límites de la tecnología. A veces soy yo el que caigo al vacío, pero en pocos segundos me encuentro donde estaba anteriormente. Algunas preguntas surgen en mi cabeza, pero tengo claro que al recorrer los pasillos de la nave iré encontrando las respuestas.

Segundo mensaje

Creo que ha llegado el momento de hacer una breve valoración. He atravesado gran parte de la nave y un buen puñado de preguntas siguen rondando mi cabeza. He encontrado ordenadores que recogen los últimos mensajes que se enviaron dentro de la nave. Las cosas no pintan bien. Cuanto más sé, más dudas me surgen. Parece que lo que tengo entre manos, el Swapper, tiene algo que ver con los problemas de la nave, y eso me preocupa enormemente.

Además, la nave está llena de piedras. Monolitos enormes que me hacen sentir extraño. Cada vez que me acerco a una de ellas un pensamiento pasa por mi cabeza. Son ideas raras, que no me son propias y a las que no encuentro sentido. Hablan sobre el conocimiento, sobre la mente, sobre cosas que no alcanzo a comprender.

Quiero seguir adelante, llegar hasta el final, pero avanzar por la nave está resultando mucho más complejo de lo que pensaba pese a tener el Swapper conmigo. Cada poco tiempo me encuentro una gran puerta o un gran objeto que bloquea mi camino y por mucho que mis clones y yo usemos toda nuestra fuerza, sin energía es imposible moverlo. Parece que la única manera de seguir adelante es utilizando esos orbes que hay por todas partes, pero llegar hasta ellos está resultando ser un tarea laboriosa.

Los orbes se encuentran siempre escondidos al final de una sala que me obliga a usar todos mis conocimientos. No solo necesito hacer uso de mis cuatro compañeros, sino que muchas veces hay ciertas luces de colores que no me dejan utilizar al máximo el potencial del Swapper, como si algo quisiera impedir que lleguemos fácilmente hacia ellos. Aún así, hay muchos orbes repartidos por aquí, así que voy de un lado para otro de la nave buscando los orbes más fáciles de alcanzar.

Mensaje final

El final del camino es próximo. Ahora todo tiene sentido. Las piedras, el Swapper, los problemas de la nave, los mensajes que llegaban a mi cabeza. Todo está conectado y yo soy quien debe decidir el final. Ante mi se encuentran dos opciones, pero la solución no puede ser más complicada. Todo lo que hemos hecho para llegar hasta aquí nos ha abierto los ojos, pero pese a ello no sé qué opción tomar.

Me despido en este mensaje para que recordéis. A mi, a mi historia, a cómo conseguí llegar a ese último orbe de energía. No me arrepiento de la experiencia, ha sido apasionante, mi mente se ha abierto hasta unos límites que nunca hubiera esperado y además lo he hecho acompañado, siempre, por mis cuatro gemelos. Cierro la transmisión, ya no queda tiempo para lamentarse. Parece que han venido a buscarme y es la hora de elegir una opción.

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