TMNT: Turtles in Time Re-Shelled
Una pizza caprichosa.
Jugando a este Turtles in Time Re-Shelled que sale hoy a la venta a través de Xbox Live Arcade me vuelvo a dar cuenta de algo que todos hemos pensado alguna vez cuando nos hemos puesto a los mandos de un juego antiguo, especialmente si ese juego es uno de aquellos arcades puros que funcionaban con monedas de cinco duros... ¡Qué poco exigentes éramos hace años! O... ¡qué exigentes nos hemos vuelto!
Una vez empieza podemos jugar hasta cuatro personas al mismo tiempo y todo lo que hemos de hacer es avanzar-avanzar-avanzar y matar-matar-matar a todo lo que se cruce en nuestro camino. Para hacerlo disponemos de un botón para atacar, otro para saltar y otro para realizar un ataque más contundente. Luego hay un par de golpes más dependiendo de si estamos saltando o corriendo. Y ya está. C'est fini. Tirar "pa'lante" con decisión. En plan nihilista. ¡Sí, señor! ¡PAM-PAM-PAM!
Madre mía, la mecánica de este remake no ha variado ni un ápice de lo mismo que jugábamos hace casi 20 años, es tan directa y básica que de buen comienzo nos choca. Arqueamos la ceja y empezamos a buscar movimientos secretos donde no los hay. No podemos creernos que "eso" sea TODO lo que se puede hacer. De todas maneras, a los cinco minutos se da lo inevitable...
"¡Cabrón, esa pizza era para mí, que tú has pillado la otra!"
Amigos míos, ésto es espectáculo y como dirían las tortugas ninja patrias, está de puta madre.
Os explico cómo hemos hecho este análisis. Somos tres colegas, así que una de las tortugas se quedará tranquilamente en casita comiendo sushi con el maestro. Lo primero de todo es seleccionar cuál de ellas llevará cada uno de nosotros. De hecho, esto no es una elección que se haga al momento, que se improvise, vaya. En el fondo si conocemos los cómics (ejem... fri**) o la serie (eras un niño en los 90), todos sabemos a quién elegiremos antes de ver la pantalla de selección. Así, después de soportar las burlas de mis compañeros Leonardo y Donatello por el hecho de escoger a mi querido Raphael (al pobre le pasa lo mismo que a Winston de Los Cazafantasmas) empieza la partida.
Como en el arcade original de 1991, cada tortuga tiene sus pros y sus contras; es como los fantasmas del Pac-Man, que parecen todos igual de bobos, pero no, cada uno tiene su propia inteligencita artificialita ahí rulando. Así, hay una serie de parámetros que marcarán el estilo de lucha de cada una de ellas, que son Velocidad, Alcance, Defensa, Carga y Ataque Especial. Es importante que elijamos bien dependiendo de cómo jugamos, así que es bueno que nos conozcamos a nosotros mismos como jugadores. Si somos el típico sosainas que escogería a Ryu y Ken en Street Fighter lo mejor será decantarse por Leonardo, el personaje equilibrado. Si lo que nos va es la rapidez de Chun-Li, Raphael será nuestro hombre. Michellangelo es el personaje más molón (los nunchakos dejan tras de sí un efecto cinético que mola mil) y tiene el ataque especial más útil y devastador. Por su parte el geekazo de Donatello es lentísimo pero tiene el caparazón más duro y más alcance que un puñetazo de Sagat.
Para adaptar el juego a los tiempos que corren Ubisoft Singapur ha actualizado por completo los gráficos sustituyendo los antiguos sprites en 2D por unos escenarios y personajes en 3D que lucen fantásticos. Este lavado de cara ha originado también algún ligero cambio en lo que respecta la jugabilidad, como la posibilidad no sólo de moverse en diagonal (como ya permitía originalmente este segundo arcade de las tortugas) sino de atacar también en diagonal. Asimismo, ahora que los personajes tienen un volumen "real" será algo habitual que cuando juguemos varios choquemos unos con los otros (¡olvidaros de traspasaros!).
Otra aspecto en el que se nota el paso del tiempo es en la velocidad, ya que la versión que nos llega ahora se mueve mucho más rápido y es más frenética (sí, todavía más) que la antigua. El resultado de esto es un caos absoluto al cual los ojos entrenados no tardarán en acostumbrarse, pero los novatos fliparán. A ellos está dedicado el botón LT, que sirve para localizar su tortuga entre el barullo.
En lo que respecta a la jugabilidad hay que decir que los enemigos siguen siendo tan cazurros como entonces, no dan pie con bola. Puedes quedarte un rato quieto y tranquilo que dependiendo cómo les de ese día vendrán o no a buscarte. En este sentido la inteligencia artificial no es como la de los fantasmitas de Pac-Man, es mucho más baja y básica; qué digo, ¡es nula! Es por esto que el juego no es muy difícil de superar, ni siquiera contra los enemigos finales que hay al final de cada fase. En total hay cuatro niveles de dificultad, siendo el Normal muy facilón, por lo que os recomendamos jugar en Difícil o Extremo para que haya cierta emoción.
Finalmente, el único aspecto en el que este Turtles Re-Shelled sale mal parado es en la música. La banda sonora original fue en su momento bastante cañera y acompañaba muy bien la acción. En aquellos tiempos las posibilidades del hardware no daban para más que unos bips y bops marchosos, pero hoy en día se podrían haber currado algo mejor. Lo que han hecho es imitar un poco el estilo de las antiguas, pero el invento no les ha quedado muy bien. Con lo chulo que hubiera sido si hubieran licenciado temas de rap casposo de comienzos de los 90, estilo M.C. Hammer o Vanilla Ice... Hubiera sido tan grande, y seguro que ayudaría a que la experiencia fuera más "retro-noventera".
Tutles in Time Re-Shelled es lo que es, un remake bien hecho y que divertirá a los que en su momento se lo pasaban pipa con el arcade. Desde luego no es el paradigma del beat em' up actual, algo que estaría mucho más cerca del más completo y original Castle Crashers. Nosotros en menos de una hora nos hemos pasado enterito el juego y hemos probado los modos "Survival" y "Partida Rápida". Como era previsible para tres chavales que en algún momento de su infancia gritaron 'Cowabunga' ha estado bien, así que volveremos a jugar otro día que no tengamos nada más mejor que hacer. Y es que como su propio nombre indica, si Turtles in Time Re-Shelled tuviera que ser una pizza, sería la Caprichosa.