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Tomb Raider: Underworld

Más de lo mismo, pero mejor.

Donde la nueva entrega de Tomb Raider brilla con especial intensidad es en su apartado gráfico. El trabajo de Crystal Dynamics con los escenarios es particularmente espectacular, con selvas extremadamente detalladas y texturas dignas de la potencia de las consolas de nueva generación. Hay situaciones en las que incluso crees estar ante un fondo dibujado, para poco después darte cuenta de que te vas acercando y todo está creado en tiempo real por el motor 3D. Obviamente el precio a pagar son algunas ralentizaciones en momentos puntuales (como durante la tormenta en México), pero es algo comprensible debido a la elevada carga gráfica de la que hace gala el juego.

También Lara, como no podía ser de otra forma, ha recibido especial mimo por parte de los desarrolladores. Si bien el modelado es similar al visto en las dos últimas entregas (quizás vaya siendo hora de buscar un aspecto más realista), el equipo de diseñadores se ha esmerado en particular con la animación, utilizando técnicas de captura de movimientos usando a la gimnasta Heidi Moneymaker como modelo. El resultado es impresionante, con multitud de animaciones realistas que fluyen de forma perfecta en sincronía con nuestras órdenes en el pad. Y para mantener contentos a los fans, la señorita Croft luce unos cuantos modelitos, a cada cual más revelador de su estilizada figura femenina.

El diseño de los niveles está bien trabajado, y algunos son espectaculares y muy intensos, como el del barco en pleno hundimiento. Y lo mismo se aplica a los puzzles, aunque se alternan algunos bastante apañados con otros que, o bien resultan tediosos, o bien requieren de tal grado de abstracción que para solucionarlos tardaremos muchísimo más tiempo del estrictamente necesario.

Pero, en realidad, Underworld funciona francamente bien, y se le pueden poner pocas pegas en su ejecución. Las quejas van más bien enfocadas a lo frustrante que resulta que tras más de una década haya cosas en las que no se ha puesto ningún interés en mejorar. La cámara, por ejemplo, sigue volviéndose loca en determinados momentos, lo cual puede suponer la diferencia entre superar un obstáculo o caer por un precipicio. Que determinadas caídas, con una altura más bien pequeña, acaben con la muerte de la protagonista es más un fallo de diseño que no un intento de dotar al juego de más realismo. O detalles como que Lara apartase las hierbas con la mano a su paso por la selva, en vez de atravesarlas corriendo sin más. Estamos de acuerdo en que la jugabilidad no mejora por detalles como esos, pero la ambientación sí lo haría. Y las consolas actuales tienen potencia para eso y mucho más.

Tomb Raider Underworld es, en definitiva, una más que digna continuación de una saga mítica dentro del mundo de los videojuegos. No resulta innovador, pero sí que mejora todos y cada uno de los puntos más oscuros de su antecesor. Sin embargo, también se denotan en él ciertos vicios adquiridos con los años, y que en un juego de nueva generación ya deberían estar más que superados. Ese es el principal problema del nuevo juego de Eidos, y lo cual convierte a Underworld en un título notable, pero no en el juego excelente que podría haber sido.

8 / 10

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