Análisis de Tony Hawk's Pro Skater 1+2 - Un remake que actualiza los dos clásicos manteniendo su esencia
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Hay pocas franquicias tan queridas por los jugadores de finales de los 90/principios de los 2000 como Tony Hawk's Pro Skater; el espectacular trabajo de Neversoft nos dejó en menos de una década con una serie de juegos que prácticamente crearon su propio género y lo perfeccionaron hasta un punto en que las nuevas entregas necesitaban gimmicks para justificarse. La saga fue languideciendo con el cambio de desarrolladora a Robomodo; se suele marcar el periférico Ride como el punto más bajo, pero siempre he pensado que tanto el primer intento de rescatar las primeras entregas con THPS HD como el posterior desastre que fue el lanzamiento de THPS5 hicieron más daño. Si no era posible conseguir un buen juego volviendo a las entregas más queridas ni tampoco actualizando la fórmula, ¿qué futuro quedaba para los Tony Hawk? Por suerte, Vicarious Visions se ha encargado de demostrar no solo que la saga no solo tiene hueco en el mercado actual, sino que con las modificaciones adecuadas sus virtudes se mantienen intactas.
Tony Hawk's Pro Skater 1+2 es un remake de las dos primeras entregas de la conocida franquicia de juegos de skate, lanzadas en 1999 y 2000 respectivamente. Dos títulos trascendentales para la historia del medio que a día de hoy siguen teniendo puntuaciones estratosféricas en agregadores de reviews y protagonizan documentales debido a su enorme influencia cultural. El estudio neoyorquino VV ya había trabajado en la saga anteriormente, con versiones portátiles de las primeras entregas, pero el encargo actual está más relacionado con su reciente trabajo en Crash Bandicoot N.Sane Trilogy. Al igual que con los plataformas de Naughty Dog, el encargo era rehacer unos títulos con un par de décadas a sus espaldas de tal manera que se jueguen como los recordábamos, pero sin olvidarse de darle un repaso en numerosos aspectos para no espantar al jugador actual; ya lo lograron con los juegos de Crash y aquí han vuelto a conseguirlo.
La primera sensación al ponerse a los mandos de THPS1+2 es que nada ha cambiado: tras un par de aterrizajes con la cara por delante empezaremos a encadenar combo tras combo con flips, grabs, manuals y demás. Para quien no dedicase en su momento decenas de horas a la demo de Warehouse también hay tutoriales y además se han introducido una serie de opciones de accesibilidad que van desde quitar los indicadores de equilibrio hasta eliminar por completo las caídas, permitiendo bajar la barrera de entrada; las puntuaciones con modificadores activados sirven para avanzar a mayor velocidad en el modo Historia pero no para dejar nuestra marca en los ránkings online.
Los Tony Hawk son juegos eminentemente arcade: fáciles de coger, difíciles de dominar, con una curva de progresión que premia los callos en los dedos. Si la demo de Warehouse nos ha dado tantas horas de juego es porque en el fondo estaba todo el juego ahí, desde nuestro primer ollie hasta nuestro combo más escandaloso, y lo único que se interponía en nuestro camino era el tiempo necesario para cumplir nuestro potencial. Los dos juegos albergan tanta precisión en sus controles como en la disposición de sus escenarios, especialmente en su segunda parte. Quizá si se hubiesen creado hoy en día serían juegos de mundo abierto como los Skate, pero las limitaciones de su época generaron unos lugares de menor tamaño que nos sugieren rutas de combo de inmediato, pero también son capaces de darnos más posibilidades fuera de las opciones obvias para ponernos creativos y no dudan en esconder multitud de secretos para quien dedica tiempo a investigar.
Los controles son tan naturales que tenemos que hacer el esfuerzo de recordar que se han añadido numerosos movimientos extra: el Manual se introdujo en la segunda entrega pero estaba ausente en la primera, mientras que el Revert no apareció hasta THPS3. La autenticidad histórica poco parece importar a la memoria muscular, que tras años y años se ha acostumbrado a cierta cadencia y velocidad de ejecución de trucos que no se corresponde exactamente con la realidad, pero sí con el recuerdo. Vicarious Visions es consciente de que el fan más exigente considerará estos añadidos un sacrilegio, así que tiene opciones para bloquear la cantidad de movimientos a los que tenemos acceso de forma fácil: podemos acceder a todo el moveset, quitar los trucos posteriores al primer THPS o dejar únicamente los que se podían emplear en THPS2.
Esta simple casilla en el menú de opciones es el mejor ejemplo de hasta qué punto este remake se preocupa por ser fiel sin empeñarse en ser igual que los juegos clásicos; no tiene miedo a introducir novedades pero tampoco quiere tocar de más lo que funciona a la perfección. Es una filosofía que se aplica a casi cualquier apartado del juego y que constituye el auténtico éxito del remake: THPS1+2 pretende atraer a jugadores muy diversos y hay opciones diseñadas para que cada uno de ellos tenga su experiencia ideal sin comprometer la de los demás.
Los nostálgicos podrán disfrutar de las bandas sonoras de los dos juegos originales casi al completo, pero además el equipo se ha molestado en añadir un buen puñado de canciones nuevas, una selección que incluye grupos que podrían haber estado perfectamente en los originales como Reel Big Fish, bandas más actuales pero con espíritu similar como Fidlar y alguna elección más vanguardista como el rap de CHAII. Más allá del gusto personal, esta selección logra canalizar el espíritu de los originales al convertirse en fuente de descubrimiento de nuevos grupos que escuchar; en cualquier caso, la opción de desactivar temas y dejar solo los originales o quitarse de encima géneros enteros siempre está ahí.
Otro ejemplo de lo que decimos arriba es la forma en que se desbloquean los niveles. Los objetivos siguen siendo los clásicos, como recoger las letras S-K-A-T-E o alcanzar ciertas puntuaciones, pero en THPS se han ampliado las listas para igualar el número de misiones al del 2. A su vez, el juego es consciente de parte de su público se ha hecho mayor, irá justo de tiempo y querrá lanzarse a patinar en su nivel favorito, así que todas las pantallas -menos un par de niveles secretos- están desbloqueadas de inicio en un tercer modo, separado de las campañas de los dos juegos, donde realizar skate libremente o dejar nuestro rastro en las puntuaciones online.
Como no podía ser de otra manera, el multijugador local regresa con pruebas como Graffiti o H-O-R-S-E para picarnos con amigos. Casi todos los modos se pueden jugar también en una playlist online bastante divertida pero más básica de la cuenta. Tras cargar un nivel y juntarnos con media docena de personas se suceden varias pruebas clásicas; podemos pasar horas y horas yendo de una pantalla a otra, pero poco más. El modo Competitivo se añadirá más adelante, no hay más recompensas que el orgullo de pasarle la mano por la cara a unos desconocidos y, aunque es posible formar una party con amigos, si hay huecos libres serán ocupados por otros jugadores. El online es sin duda el aspecto menos cuidado del conjunto, aunque creo que nadie esperaba mucho en este apartado; me gustaría que hubiesen lobbys privados para jugar únicamente con amigos, pero no creo que le vaya a dedicar mucho más tiempo.
En un fin de semana ocioso es posible desbloquear todos los niveles y quizá por ello el juego incorpora sistemas de progresión para añadir un poco de longevidad: desafíos individuales para cada skater, ropas y accesorios para nuestro avatar personalizado, objetos para el editor de niveles... Supongo que los cosméticos serán una buena excusa para más de uno, pero en mi caso son los desafíos extra los que me resultan estimulantes, añadiendo nuevas capas de dificultad una vez se han superado los retos conocidos.
Tony Hawk's Pro Skater 1+2 es un remake que confía en el material original pero también se acerca a él con mirada analítica y sobre todo crítica, introduciendo los retoques necesarios para actualizar ambos juegos sin comprometer la experiencia. No se limita a capturar las bondades de los originales, sino también a ensalzarlas. El resultado es un remake que permite moldear la experiencia a la medida de multitud de públicos: del novato al purista pasando por el nostálgico.
Aunque se habla de un renacimiento de los juegos de skate gracias a títulos como Session, Skater XL o el anuncio de Skate 4, lo cierto es que los Tony Hawk siempre han ido un poco por su lado. El resto de juegos tratan de transmitir hasta cierto punto la experiencia de aprender a manejar un monopatín; igual me quedo completamente solo en esta idea, pero jugando estos días a THPS1+2 veía en la importancia del combo y la puntuación, la memorización de los controles, el dominio de la espacialidad y el énfasis en la espectacularidad algo más emparentado con los hack'n' slash o los beat'em-ups que con los títulos que pretenden emular el deporte real; por este motivo los dos OlliOlli son quizá los juegos que se han acercado más a su espíritu dentro del skate.
El trabajo de Vicarious Visions no solo demuestra que sí era posible hacer justicia a los dos primeros Tony Hawk, sino que su viaje al pasado abre la puerta a recuperar la franquicia manteniendo sus señas de identidad. De la misma manera que los remakes de Crash son los cimientos sobre los que se está construyendo Crash 4, creo que THPS1+2 deja claro que hay hueco para nuevas entregas de la saga - aparte de los inevitables 3+4 - siempre que mantengan este nivel de calidad y respeto por lo que hace grandes a los originales: controles ajustados al milímetro, niveles que ofrecen multitud de posibilidades para ir perfilando nuestras habilidades y, por supuesto, una banda sonora espectacular para aderezar todo.