UFC Undisputed 2010
Potencia con control.
El presidente de la UFC, Dana White, me recuerda mucho a Tony Soprano. Y no sólo porque se parecen físicamente; las mismas americanas de corte italiano grises y relucientes que ambos visten apenas ocultan ciertos gestos toscos y esa impresión de violencia contenida. Y no tan contenida, en ciertas ocasiones, como esa en la que se despachó a gusto con Loretta Hunt, una periodista que debió de escribir algo muy malo, y a la que insultó como Tony a la Dra. Melfi cuando le decía algo que no quería escuchar.
Dentro del octágono, sin embargo, ese ex entrenador personal que hizo negocio en Las Vegas y que compró la UFC con ayuda de empresarios de casinos se transforma, ha convertido a sus luchadores en estrellas mediáticas que se casan con modelos —o incluso actrices porno, como Tito Ortiz y Jenna Jameson— y ha comercializado en todas partes cualquier cosa que tenga que ver con su marca.
Y aquí entran los videojuegos. Y al contrario de lo que se podría uno imaginar, y tal y como se demostró el año pasado (también en ventas, con 3,5 millones de juegos vendidos), UFC Undisputed se ha convertido en una franquicia más que digna, hecha con cariño y admiración y que transmite también, aunque probablemente sin querer, todo ese arte del espectáculo decadente y primario, con presentadores cincuentones y con tupé, teatros reconvertidos en foros para la violencia y fascinación por una rabia fraternal.
Este no es un juego fácil ni por asomo. De hecho la curva de dificultad para poder llegar a dominarlo es altísima y a mi, tras haber estado jugando un montón de horas, todavía me cuesta una barbaridad ganar en los niveles de dificultad más elevados —el más alto es prácticamente imposible—.
La primera capa, la que todos vemos, son los puñetazos y las patadas. Los hay de muchos tipos; flojos, fuertes, cercanos, contraataques… y como novedad los golpes tras esquivar. Con el botón superior derecho y dándole toques al stick del mismo lado nos movemos y agachamos. Si con un poco de suerte esquivamos la embestida enemiga podremos alzarnos con doble potencia y asestar golpes críticos y dolorosos. Es una mecánica parecida a la de Fight Night Round y también un añadido necesario y gratificante, que aporta un nivel más de estrategia y te obliga a estar atento.
Si miráis en el menú de pausa la lista de golpes, os asustaréis. Los hay a centenares, y cada luchador —hay más de 100— tiene los suyos. Algunos de los más raros, que incluyen giros con los sticks, tienen que ver con los agarres de pie o en el suelo, con las transiciones. Hay momentos en los que los rivales se juntan —olvidaros que son dos hombres sudados, en calzoncillos y haciendo posturas raras, porque si no la experiencia se arruina, amigos— y luchan por la mejor posición desde la que golpear. Eso implica estrategia y un timing preciso, porque existe también la posibilidad de que contraataquen tus agarres y acabes en malas posiciones.