Uncharted 2: El Reino de los Ladrones
Uno de aventis.
Yo soy de los que me quedaba embobado escuchando las historias de mi abuelo. Historias de la Guerra, de las que hay en todas las familias. Me transportaba a un mundo extraño, profundamente lejano, en el que uno tenía que esconderse, pasar hambre y utilizar el ingenio si quería tirar adelante. Podía estar horas y horas escuchándolo y siempre me lo imaginaba como un joven intrépido y valiente y con un zurrón lleno de historias y peligros.
Mi infancia, por el contrario, fue bastante convencional, para qué negarlo, y los pocos recuerdos que tengo son de perfectas vacaciones soleadas y de muchos ratos delante de la tele. Por eso envidiaba esas aventis que me explicaba; nunca las podría vivir, nunca podría escribir sobre ellas, y me imaginaba de mayor como un viejo aburrido sin historias emocionantes.
Para paliarlo, me consolaba y sentía una enorme satisfacción viendo películas como Indiana Jones o La Reina de África; era la única forma que tenía de viajar a lugares intrépidos y peligrosos, de conseguir y recopilar datos para inventar, luego, mis historias fabulosas. Y con el paso del tiempo uno se da cuenta de que la aventura fue ver todo eso, y es bonito recordar el entusiasmo y la frescura con la que lo hacía. Con Uncharted 2: El Reino de los Ladrones uno puede volver a jugar a ser explorador, a ser un héroe que salva el mundo, porque hay que tomárselo como lo que es; una diversión pura, universal, de esas con las que fantaseaste en secreto. Y lo que lo convierte en una obra maestra es que está hecho para ser contado y vivido como un videojuego. Un auténtico juego de aventis.
Un viaje por todo el mundo
La historia nos presenta un misterio inquietante. Marco Polo volvió de China en 1292 con 14 naves y 600 pasajeros. Un año y medio después llegó a su destino con un solo barco y 18 tripulantes. Había documentado por escrito prácticamente toda su vida excepto ese viaje; nunca se supo qué pasó.
Nathan Drake, nuestro protagonista, pronto descubre que la expedición fue en busca de Shambala (Shangri-La, la mítica ciudad) y de la piedra Cintamani, un enorme tesoro que podría estar valorado en cientos de millones de dólares. Nos vemos empujados a participar en la aventura por la insistencia de un antiguo compañero de tropelías, Flynn, pero sobre todo por el precioso y encantador trasero de Chloe, una chica que nos traerá de cabeza durante toda la historia.
El argumento, claro está, evoluciona mucho más y da muchas vueltas —algunas de ellas protagonizadas por Lazarevic, el súper malísimo—, y conoceremos a distintos personajes, pero eso es algo que tendréis que descubrir vosotros. Lo que sí que os podemos decir es que la forma en la que se cuenta la historia es fenomenal y que te mantiene en suspense durante las 13-15 horas que dura. Por cierto, olvidaos de aquellos que reniegan de las cinemáticas. A veces, como en este caso, son necesarias, y bajo ninguna circunstancia deben pasarse si uno quiere disfrutar de verdad. Hay que vivir al completo la experiencia que propone Naughty Dog y, además, tomárselo con filosofía, concentración y ganas.
Como decía, el nivel técnico de las cinemáticas tiene un cuidado extraordinario; pensad por ejemplo que el audio se grabó en las mismas sesiones de motion capture para darle más realismo. Eso sí, sólo en el audio en inglés, que por suerte podemos activar con subtítulos en castellano. Es algo que os recomendamos encarecidamente. El doblaje al castellano está bien, sí, pero lo que uno llega a disfrutar con lo bien que lo hacen en el idioma original no se puede ni comparar.