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Vandal Hearts: Flames of Judgment

En tierra de nadie.

Por ejemplo, una de las pocas novedades consiste en que los personajes no suben de nivel al vencer un enemigo, sino que son las armas las que van mejorando. ¿El resultado? Todo el reparto es una navaja suiza en potencia, con todo lo que ello conlleva; por un lado, la amplia personalización permite estar preparado para cualquier situación pero otra parte edulcora demasiado la dificultad de los combates. Si toda la tropa aprende el hechizo más simple de curación, la Muerte pasará a ser una dulce quimera; equiparlos con arco y flechas dará por finiquitado el enfrentamiento mucho antes de lo previsto...

Con esta decisión, la desarrolladora ha dejado inconscientemente su título en tierra de nadie. Es posible que los neófitos muestren reticencia a probar una precuela de alguna serie anclada en el pasado, mientras que los expertos huirán despavoridos al descubrir que pueden obtener la victoria con demasiada facilidad. Una auténtica pena si se tiene en cuenta que algunos mapas ocultan momentos sorprendentemente originales.

A grandes rasgos, la mayoría de los niveles son meras eliminaciones sistemáticas de personal. No obstante, algunas batallas tienen condiciones especiales que beben directamente del Vandal Hearts original. Por ejemplo, la muchedumbre de aldeanos poseídos durante 1997 –o al menos así lo registran las crónicas de este particular universo– reciben su actual homenaje cuando los personajes de Flames of Judgement son controlados por fantasmas y el jugador se ve obligado a medir su fuerza para evitar convertirse en su propia destrucción. Para irrumpir en el fuerte de los bandidos de turno, será necesario golpear rocas para que éstas estallen contra el portón hasta romperlo. Un adversario enviará a aliados a celdas subterráneas mediante un hechizo de teletransportación, obligando al protagonista a tomar decisiones peliagudas. Incluso en jefe final tiene su propio giro de tuerca.

El juego desarrollado por Hijinx Studios es muy fácil para los expertos en el género pero algunos mapas esconden sorpresas originales.

Si el ritmo de propuestas divertidas fuera constante, al menos la corta duración y la falta de retos tendrían su compensación, mas estos instantes son efímeros y distantes entre sí. Existen algunos mapas opcionales que quizás atraigan la atención de aquellos con ganas de conseguir objetos especiales, pero aún así la duración no excederá las diez horas. Los dos finales disponibles según las decisiones tomadas durante el juego tendrían un lugar prominente en una hipotética contraportada, pero a la práctica no deja de ser una trampa ilusoria que intenta dar la sensación de que el destino de las dos naciones está realmente en manos del jugador.

Como ya se ha mencionado anteriormente, el aspecto visual de Flames of Judgement es una afrenta al estilo "oscuro" de las dos entregas anteriores; el título parece extraído de una fabula infantil, destruyendo automáticamente cualquier intento de dramatismo que en él se plantee. Los protagonistas no transmiten heroicidad sino ternura, acrecentando las sospechas de que inicialmente el proyecto no tenía relación alguna con Vandal Hearts.

La historia transcurre a partir de imágenes ligeramente animadas, un recurso modesto pero efectivo cuando la trama merece la pena. No es el caso.

No obstante, la música está a la altura de las circunstancias, justificando en parte el tamaño excesivo del título –poco más de 500 megas–. Las batallas adquieren el acompañamiento épico necesario mientras que la sucesión de imágenes que hace las veces de secuencias cinemáticas gana en credibilidad. De tanto en cuando, los textos vienen acompañados por una frase esporádica que sería más efectiva si los personajes hubiesen tenido una personalidad más redonda, o al menos no tan plana.

Parco en novedades, portador de una trama simplona, hereje de la estética visual original; Vandal Hearts: Flames of Judgement es un viaje al pasado sin freno ni marcha atrás, y como tal muchos lo considerarán un producto caduco pese a las pocas semanas tras su lanzamiento. Su objetivo de convertirse en un homenaje a Vandal Hearts es loable y pese a todo se trata de un título corto pero con algunos momentos inspiradores, mas el pasado sólo puede servir de inspiración y nunca como único recurso; una valiosa lección que la desarrolladora ha preferido no aprender, relegando su juego a ser un mero divertimento nostálgico, una débil llama que se apagará ante la brisa fresca de la competencia. Cae la red... pocos peces atrapará.

5 / 10

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