Volviendo a Stardew Valley
Yo voy a hacer un corral.
Volviendo a es una sección en la que recuperamos juegos ya publicados para ver cómo han evolucionado con el paso del tiempo y comprobar si mantienen su vigencia y siguen siendo recomendables a día de hoy.
Aprovechando el lanzamiento a finales de la semana pasada de la edición física para PlayStation 4 y Xbox One, hoy volvemos a Stardew Valley, uno de los juegos independientes de mayor éxito durante 2016 y una de las propuestas más originales y diferentes de los últimos años.
Unas pocas horas después de comenzar nuestra partida, Stardew Valley nos ofrece la posibilidad de tener una mascota: un gato o un perrete que, en caso de aceptar, merodearán tranquilamente por nuestra granja. Si usas una regadera sobre el cuenco que hay en tu patio trasero, puedes llenarlo de agua para que la mascota beba. No tiene ningún tipo de incentivo ni propósito: el bicho no morirá si se nos olvida, ni tampoco ganará ninguna cualidad especial si lo hacemos constantemente. Aun así, relleno el bebedero de mi perro virtual todos los días. La magia de Stardew Valley es que cada uno de sus elementos contribuye un poquito a crear en el jugador sensación de rutina y cariño, y no parecería natural no hacerlo, del mismo modo que no sería capaz de no dar de beber a una mascota real en una pequeña granjita en el campo.
Mientras realizo esta acción por enésima vez en la que ya es mi tercera partida pienso que parece mentira, pero hace ya año y medio desde que los jugadores de PC se dejaron encandilar por este videojuego de simulación y microgestión de una pequeña granjita heredada. Mirando hacia atrás, casi parece evidente que la premisa sentó particularmente bien al público por su extraña forma de ser adictivo, por su clarísima inspiración en Harvest Moon 64 en un momento en el que la franquicia se encuentra en horas bajas, y por la nostalgia retro de sus coloridos gráficos estilo 16-bits. Además de estos factores, merece la pena señalar que Stardew Valley es el fruto del trabajo de una sola persona durante cuatro años: el desarrollador Eric Barone - más conocido por su seudónimo, ConcernedApe - se dedicó durante este tiempo y en solitario a crear un universo rural llamativo pero a la vez creíble y con muchísima alma. Este dato, que quizás parece baladí, da una dimensión especial al juego: es difícil no percibir que está creado desde la admiración y el amor al género, y eso le otorga un carisma especial, como el de un producto artesano.
Quizás porque después de tanto tiempo era complicado para él dejar a Stardew Valley morir, o por la base de fans activa y apasionada que surgió en tan sólo unos meses tras el lanzamiento, el desarrollador, apoyado por el publisher independiente Chucklefish (Starbound, Risk of Rain) publicó a los pocos meses una actualización gratuita con más contenido. El juego de cultivar sandías y cuidar pollitos llegó a PS4 y Xbox One en diciembre del año pasado, y tanto sus lanzamientos digitales como la reciente edición física permitieron a los jugadores de consola disfrutar del juego con estas mejoras.
Stardew Valley es el fruto del trabajo de una sola persona durante cuatro años. El desarrollador Eric Barone se dedicó durante este tiempo y en solitario a crear un universo rural llamativo pero a la vez creíble y con muchísima alma.
Estos añadidos aparecen desde el mismo inicio del juego: si empezamos una partida nueva, la pantalla de creación de personaje nos ofrece una opción que antes de la actualización no existía: podremos elegir entre varias posibles configuraciones de nuestra granja. Este cambio, además de hacer el diseño de nuestro espacio de trabajo más personalizable, nos permite especializarlo en las distintas facetas del juego: pesca, ganadería y cultivo, minería, forrajeo o combate. En una primera aproximación, probablemente ninguna de estas opciones nos diga nada, pues todavía no conocemos los sistemas de juego como para saber cuál se ajusta mejor a nuestras necesidades, pero sí añade un incentivo sustancial para rejugarlo tomando decisiones diferentes. En ese sentido, podríamos decir que es una implementación para jugadores más veteranos, pero que también puede hacer más interesante la experiencia de los novatos, permitiéndoles explorar en profundidad algunas mecánicas más escondidas o más complejas.
Tiene sentido que se haga hincapié en que nuestra granja pueda ser más personalizable que antes porque nuestra granja es, de algún modo, nuestra identidad dentro del videojuego. Es el lugar en el que empieza y acaba cada día, y el único espacio de éste en el que podemos influir con nuestra acción lo suficiente como para construir, crear, mover, derribar o decorar. Allí está nuestra casa, nuestra mascota, y cuando avanzamos quizás incluso residan allí nuestros hijos o nuestra esposa. Para nosotros es el corazón del pueblo, aquel para el que siempre encontraremos el camino aunque no estemos familiarizados con el mapa, y ese sitio en el que invertimos tanto trabajo que, después de decenas de horas, no podemos evitar alzarnos orgullosos ante nuestra cosecha, mirar nuestras preciosas matas de patatas y pensar: ¡yo he hecho esto! Qué guay.
Relacionado con esto, la actualización también añade más variedad en la cantidad de productos que podemos generar en nuestra granja. Ahora además de frutas y hortalizas varias, leche, huevos y carne de nuestro ganado, podremos plantar café y preparar con él diversas bebidas. También tenemos la opción de construir una cabaña, sin más propósito que decorarla y utilizarla a nuestro antojo para almacenar los objetos que queramos, y un molino en el que obtendremos harina y azúcar. Además, nuestra casa pasará a tener ahora una bodega en la que podremos añejar queso y destilar bebidas espirituosas varias. El parche aporta también nuevos objetos que utilizar, como más muebles para personalizar nuestra casa o amuletos y talismanes con diversas utilidades: desde volver automáticamente a nuestra casa sin tener que caminar hasta invocar a los Junimos, pequeños duendecillos mágicos que nos ayudarán a recoger nuestra cosecha.
Eric Barone, apoyado por el publisher independiente Chucklefish (Starbound, Risk of Rain) publicó a los pocos meses del lanzamiento original una actualización gratuita con más contenido. A finales de 2016, además, el juego llegó a consolas.
Tenemos ahora más que nunca un millón de actividades que realizar en este universo que, como ya hemos comentado, toma la mayor parte de sus mecánicas de los títulos Harvest Moon de los años 90. Y a pesar de que algunas actividades, como la pesca o el cultivo, generan beneficios automáticos en forma de dinero de forma más rápida, no hay nada escrito sobre cómo cumplir nuestros objetivos y hacer crecer nuestra granja: el jugador podrá escoger libremente qué actividades considera más interesantes o divertidas y centrarse en ellas para avanzar. Al fin y al cabo, el juego tiene un reloj interno y un medidor de energía que limitará la cantidad de acciones que podremos llevar a cabo a lo largo de un día: organizarnos y establecer nuestras prioridades será clave para poder progresar.
La transición entre los días, los meses y las estaciones dentro del juego y el número limitado de acciones que podemos realizar colaboran a crear una rutina que fácilmente podríamos identificar con las rutinas de nuestra vida diaria. Nos levantamos, trabajamos, aprovechamos para salir a comprar o hablar con los vecinos, y volvemos a casa un poco cansados pero seguros de haber aprovechado el tiempo al máximo. Pero lo que de verdad hace que el juego se sienta vivo y realista es la atención que se presta a los personajes que habitan el pueblo. Con un estilo que tal vez está más inspirado en la saga Animal Crossing, cada uno de los habitantes de Pelican Town tiene unos horarios, unos gustos y una comida favorita; se enfadarán con nosotros si realizamos determinadas acciones o nos querrán más si recordamos su cumpleaños. Conforme vayamos subiendo puntos de amistad, el juego nos desbloqueará escenas nuevas en lugares y tiempos específicos que nos contarán un poco más de la historia de cada uno de ellos. Podremos ayudarles en su trabajo o sus proyectos personales realizando tareas que nos encargarán por carta y que nos otorgarán dinero u objetos como recompensa.
Lo que también nos ofrece el juego es la posibilidad de contraer matrimonio con algunos de ellos: hay doce personajes disponibles para casarnos con ellos, independientemente de cual sea el género de nuestro personaje. Al elenco original se añade la posibilidad de casarnos con dos de los personajes más queridos por la comunidad: Shane y Emily, un joven malhumorado pero con buen corazón y una de las amables empleadas del restaurante de la villa. No obstante, no será tarea fácil: para lograrlo tendremos que prestar mucha atención a los gustos y necesidades de estos personajes, ya que cada una de las interacciones que tengamos con ellos contará en nuestra relación con esa persona. A no ser que logremos un vínculo máximo con ellos, nos rechazarán sistemáticamente. Y al casarnos, nuestra pareja se mudará a nuestra granja y nos ayudará con las tareas de ésta. Pero si en la primera versión todos los conyuges tenían unos patrones similares de movimiento y acción que se generaban de forma semialeatoria, en la actualización se han añadido comportamientos exclusivos para cada uno de ellos, acorde con su personalidad, que hace que la elección de pareja tenga un matiz estratégico y parezca más relevante una vez realizada.
Además de su futuro lanzamiento para Nintendo Switch, se espera que Stardew Valley siga ofreciendo más actualizaciones gratuitas durante los próximos meses. Entre ellas, la más esperada es el modo cooperativo online.
Por último, cabe destacar que uno de los añadidos fundamentales a la versión de PS4 es la compatibilidad con Remote Play en Playstation Vita. Es la primera vez que podemos jugar Stardew Valley en una consola portátil, y el formato le encaja al título como anillo al dedo, casi como si hubiese estado diseñado expresamente para este sistema: el control es fluido y preciso y su ambiente relajado funciona estupendamente para jugar tumbado en la cama durante largas tardes de verano.
Además de su futuro lanzamiento para la consola Nintendo Switch, se espera que Stardew Valley siga ofreciendo más actualizaciones gratuitas durante los próximos meses. Entre ellas, la más esperada es el modo cooperativo online. Una opción que, bien implementada, puede ayudar a hacer el juego todavía más disfrutable. Estamos hablando de, probablemente, uno de los mejores títulos del año pasado pero, cuando juego, no puedo evitar desear que el tiempo dentro del juego pase más despacio. Sé que es contraproducente, porque eso me haría progresar de forma más lenta; pero tras muchas horas jugadas, los mejores momentos en el universo de Stardew Valley son aquellos en los que consigues relajarte, tomar un día para ti y pasear por el pueblo, saludar a tu perro, jugar un poco en el arcade y ver cómo el mundo que has ido creando poco a poco con tu esfuerzo sigue moviéndose él solo, como si tuviese vida propia. Es una sensación mágica, cálida y fantástica, y no puedo esperar a compartirla con mis amigos.