Warhammer 40,000: Dawn of War II
Relic lo ha vuelto a hacer.
La gran sorpresa se produce al probar el modo multijugador y descubrir que éste tiene poco o nada que ver con el modo historia, hasta el punto que pueden considerarse juegos diferentes. El multijugador deja atrás las limitaciones y nos permite tomar el mando de cuatro razas diferentes (Marines espaciales, Orcos, Eldar o Tiránidos) perfectamente balanceadas, y realizar acciones típicas del género como gestionar la base y los recursos o construir un ejército a medida (cada raza posee más de 10 tipos diferentes de unidades). Pese a estar más plegado a las convenciones del género, el modo multijugador también incide en el enfoque a la acción directa, lo que resulta en partidas rápidas que no dejan concesiones a la actitud habitual de perder los primeros minutos de la partida en crear edificios y unidades para despues mandar a todo nuestro ejército en tropel hacia el enemigo. También adquiere una importancia vital la elección de nuestro héroe, puesto que ello determinará las habilidades especiales de nuestra facción.
Existen dos variaciones para el modo multijugador. Por un lado está aniquilación, el más básico, en el que simplemente debemos masacrar al ejercito de nuestro contrincante. Por otro está el Control de Puntos de Victoria, en el que habrá que ir capturando determinados puntos estratégicos del escenario hasta que los puntos del contrario lleguen a cero. La peculiaridad de ambos modos es que si juegan más de dos personas, estas se reparten en equipos que deben cooperar para cumplir los objetivos. Lo cual en un principio es importante más allá de por la propia victoria, puesto que, al igual que en la campaña, el multijugador también posee niveles de experiencia (hasta 60) que permiten desbloquear nuevas opciones de personalización (pintar las unidades es, sin duda, herencia directa de las figuras en miniatura en las que se basa el juego). Y como broche de oro, un modo cooperativo para la campaña principal, una de las opciones más demandadas por los jugadores en los últimos tiempos.
Técnicamente, el salto evolutivo con respecto a su anterior entrega no es radical, pero sí considerable. Utilizando el Essence Engine 2.0, nueva versión del motor creado por la propia Relic para Company of Heroes, Dawn of War II no tiene problemas para mostrar un rico campo de batalla (ya sea urbano, desértico o selvático), plagado de unidades muy detalladas (un aspecto muy importante, si tenemos en cuenta el origen del juego en las miniaturas de Games Workshop). Pese a que el modelado y las texturas son mejorables, sus creadores han preferido priorizar que se pueda mostrar el mayor número de unidades en pantalla sin que el motor gráfico sufra en exceso o tenga unos requisitos técnicos exagerados. A otros factores, como la animación (especialmente la de las muertes), los efectos climáticos, la niebla de guerra, la gran cantidad de gore o efectos visuales como el fuego y las explosiones, no se les puede poner ningún reproche. Quizás uno de los puntos donde más brilla el Essence Engine es en las posibilidades de interacción de los escenarios, puesto que estos son totalmente detructibles. Esto afecta a la jugabilidad, puesto que las coberturas no aguantarán eternamente al fuego enemigo, e incluso añade un alto grado de impredecibilidad a las misiones. A nivel sonoro el juego también ralla un excelente nivel, con unos efectos de sonido cuidados y realistas a los que hay que añadir la excelente banda sonora compuesta por Doyle Donehoo, de marcado tinte épico y que se ajusta como un guante a la ambientación del universo Warhammer 40.000.
Uno de los pocos puntos que no nos ha gustado es que el juego requiere la instalación obligatoria de los clientes Steam y Games for Windows, lo cual hará que quien no posea conexión a Internet no pueda disfrutar el juego. Y lo que es peor, en el hipotético caso de que uno de los dos servicios estuviese caído, el multijugador queda totalmente inutilizado (sin ir más lejos, recordemos el reciente caso de la versión para PC de Gears of War). Entendemos que las compañías quieran proteger la inversión realizada en la creación del juego, pero la implementación de sistemas DRM draconianos es un engorro precisamente para quienes han pasado por caja para hacerse con él.
La apuesta con Dawn of War II ha sido arriesgada, pero una vez más Relic ha superado las expectativas creadas y consigue insuflar algo de aire fresco al saturado género de la estrategia en tiempo real. El modo campaña puede resultar una aberración para los más puristas, pero su original planteamiento resulta tan entretenido como satisfactorio, y el modo multijugador (que bien podría considerarse un juego aparte) se apoya en los sólidos cimientos de la primera entrega para ofrecer una propuesta de tinte más clásico puesta al día. Su único fallo es el limitado número de mapas (cinco en el momento de escribir esta review, dos más con el parche que se publicará el mismo día del lanzamiento), pero si Relic cumple su promesa de ir añadiendo nuevo contenido de forma periódica, tanto de forma gratuita como de pago, nos encontramos ante el que probablemente sea el mejor juego de estrategia para 2009. O por lo menos, hasta que Blizzard muestre todas sus cartas en StarCraft II...