Wario Land: The Shake Dimension
Típico y tópico.
Los 30 niveles que componen el juego no tienen más misterio. Añaden pequeñas variaciones en forma de jefes finales que requieren, como marcan los cánones de lo retro, de cierto ensayo-error para descubrir cómo derrotarlos. El número de niveles puede ser un poco escaso, y la rejugabilidad en este caso depende de los gustos personales: no todo el mundo es amigo de pasarse los mismos niveles dos veces únicamente por recolectar todos los tesoros, pero aquellos a los que les guste encontrarán en Wario Land: The Shake Dimension un buen reto.
Visualmente es lo más parecido a una serie de dibujos interactiva que se puede jugar en Wii. Los personajes están dibujados y animados con mucho mimo, y da verdadero gusto verlos en movimiento. La variedad de escenarios es también importante y va muy en la línea de los clásicos de Nintendo, y todo tiene la misma lógica visual que hace imposible no pensar en estar interactuando, insisto, con una serie de dibujos animados.
Nintendo ha hecho un juego que no es revolucionario, no cambia la forma de ver los videojuegos de nadie, pero es que ni siquiera se lo plantea: han cogido la fórmula de toda la vida, le han añadido unas funcionalidades de movimiento que encajan muy bien dentro del juego sin resultar incómodas o poco naturales, y le han dado un aspecto actual sin salirse de las dos dimensiones que tan bien le sientan al archienemigo de Mario. Peca de un poco corto y una de sus mayores dificultades para llegar a un público más amplio es precisamente su condición de plataformas retro, pero de cualquier forma es un buen juego apto para cualquier tipo de jugador y un retorno muy digno para Wario: ya se echaba de menos verle saltar de perfil como en los viejos tiempos.