WET
I bet you look good on the kill floor.
¿Podéis notarlo? El ruido del proyector sobre nuestras cabezas mientras un par de adolescentes se dan el lote en la última fila como si el mundo se fuera a acabar mañana. Las palomitas crujiendo en decenas de bocas, tratando de acallar al protagonista, tratando de decirle que calle y comience a usar ese precioso machete, aunque sepamos que los efectos especiales van a ser de risa y los zombis morirán en un estallido de látex y ketchup mal disimulado. Se oye un ruido extraño en la sala, probablemente el operario esté haciendo cosas que no podría en público, y la película pega un salto cuando comienza una escena caliente: parece ser que algún listillo de Baltimore se ha quedado con la mejor parte para su colección. El olor a filmina quemada inunda el ambiente, y la pantalla muestra cómo el rollo sucumbe al penoso enlace del maldito operario que debía ser cirujano frustrado. Se ha acabado la película, pero no vinimos a un cine grindhouse por su calidad, precisamente. Este es el espíritu que nos transmite WET desde el primer al último minuto.
WET es una clásica historia de venganza, lo que los ingleses llaman un “one-man-army” (ejército de un sólo hombre). Rubi es una atractiva y malhablada mercenaria que puede hacer cualquier trabajo sucio si le pagan la cantidad adecuada de dinero. Sin embargo, en su camino se encuentran dos facciones rivales que luchan por el mercado de la droga en Europa y Asia, una de las cuales le tiende una trampa que acaba provocando que tenga a ambos grupos tratando de borrarla del mapa. Para arreglar el desaguisado contará con unos pocos amigos fieles, una espada y sus dos pistolas.
Si queréis un consejo, cambiad los ajustes del idioma a inglés antes de empezar siquiera la partida. Entre Eliza Dushku (Dollhouse, Buffy Cazavampiros) y la horrible voz de niña cabreada de la versión española, sencillamente no hay color. El resto del reparto de doblaje sigue a la par a sus respectivas protagonistas, con Malcom McDowell (el protagonista de La Naranja Mecánica) entre otros dándole bastante más vidilla a todas las situaciones. .
Este título desarrollado por el estudio canadiense Artificial Mind and Movement recoge el testigo jugable de juegos de acción como Max Payne o Stranglehold, primando el espectáculo en tiempo bala por encima de todo. Rubi es una magnífica acróbata y cada vez que realiza acciones como deslizarse por el suelo, andar por las paredes o saltar entre postes el tiempo se ralentiza permitiéndonos apuntar mejor a los matones que nos encontramos a cada dos pasos. Como decíamos arriba, Rubi lleva dos pistola simultáneamente, pero en lugar de apuntar al mismo sitio hay una que apunta automáticamente y otra que manejamos nosotros, permitiendo encadenar combos espectaculares con los cadáveres amontonándose a pares e incluso resolver algún que otro puzzle ciertamente ingenioso.
Estos combos no sólo quedan registrados en nuestra memoria, sirven también para obtener recompensas. El juego premia las muertes con puntos que se pueden intercambiar para conseguir nuevas habilidades. Así, si eliminamos a nuestros enemigos entre acrobacias y si encima vamos encadenando sus muertes vemos como esto tiene un doble efecto: hacer subir los puntos como la espuma y regenerar nuestra barra de vida. Esta barra no se recupera mágicamente escondiéndonos como en un FPS genérico de moda; las únicas opciones para subirla son aumentar multiplicador o meternos un buen lingotazo de whisky, gracias a las cajas que gentilmente ha dejado el enemigo en localizaciones concretas.